Primavera Sound 2009: La crónica
Por 10 junio, 2009 15:290


El Enano Rabioso viajó hasta Barcelona para disfrutar del Primavera Sound, y aquí os lo contamos.
Acabó hace una semana, pero aún resuenan en mi cabeza las melodías de algunos de los conciertos que pude ver en una nueva edición del Primavera Sound.
En cuanto al tema numérico, esta edición será recordada como la más numerosa hasta el momento, con unas 76.000 personas entre los tres días, siendo el sábado el de mayor afluencia, gran culpa la tuvo Neil Young, el gran reclamo del festival este año. El festival sigue creciendo, contando con invitados de lujo entre el público como el mismísimo Thom Yorke, pero tuvo un pequeño punto negro en la última jornada cuando el festival se quedó sin bebidas alrededor de las tres de la noche, ocasionando quejas y malestar entre el público. Pero centrémosnos en lo puramente musical:
JUEVES


Con el sol por todo lo alto y un recinto casi vacío, los catalanes Veracruz tenían el honor de abrir el festival, cautivando a los allí presentes con su propuesta de rock sureño que bebe de gente como Calexico. Continuando en el escenario Pitchfork, le tocaba el turno a una joven banda canadiense, Women, cuyo concierto no pasará a la historia del festival. Buenos en ejecución pero con ideas demasiado vistas y sin carisma, haciendo que su concierto se fuera deshinchando poco a poco.
De Ana Fernández-Villaverde, véase La Bien Querida, poco se puede comentar tras lo visto. Los horarios de esta edición planteaban múltiples coincidencias y ella fue una de las sacrificadas, aunque sí pudimos disfrutar de la última parte del concierto, donde se vio el gran número de fans que está consiguiendo con su primer disco y su innegable lado “chinarresco”.
Volviendo al Pitchfork pudimos ver una de las actuaciones más interesantes del día, la de los californianos Girls, que bascularon entre un pop delicioso como en “Lust for life” o “Hellhole ratrace” con momentos más ruidistas “Morning Light” de genial interpretación. Grupo a tener en cuenta y a esperar su primer trabajo.


Rápidamente bajar al escenario ATP, porque la expectación por ver a Lightning Bolt era máxima. Muchos habían sido los comentarios, y buenos, que me habían llegado, así que difícilmente podía perderme su concierto. Y así fue, su actuación de poco más de una hora fue un auténtico torbellino, y es que ya con la primera canción, “2 morrow morrow land”, ya habían tenido que cambiar de juego de baquetas. Sinceramente Brian Chippendale no es de este mundo, con esa manera hiper acelerada de tocar. Encima para terminar se atreven a hacer un guiño cantando “Veo veo”, ¿o seríamos unos pocos que teníamos ya los oídos destrozados y no escuchábamos bien?
Aún con los oídos mal heridos me encuentro a unos Yo La Tengo más guitarreros que nunca sobre el escenario principal, Estrella Damm. Mención especial para la fase final del concierto con “Big day coming”, “Tom Courtenay” o “Blue Line Swinger”, con bis incluido.


Tras un pequeño parón para reponer fuerzas y cuidar los oídos, nada mejor que My Bloody Valentine para terminar de destrozarlos, y es que la banda volvió a sonar atronadora, como el verano pasado en su visita. Con un concierto prácticamente similar donde seguimos sin descubrir temas nuevos, pero dejando nuevamente su sello inconfundible, cuando todo el cuerpo te vibra por dentro, en especial con su versión extra larga de “You made me realise”.
Wooden Shjips son un atípico grupo. Los de San Francisco practican una mezcla de rock psicodélico que los acerca bastante a The Doors, pero con un aspecto de grupo heavy. Su concierto a esas horas de la noche fue un perfecto viaje al pasado, los años 70, los ácidos… Además consiguieron ser de los que mejor sonido sacaron al escenario ATP en todo el festival, luchando contra el sonido que provenía desde el Rockdelux, donde Aphex Twin estaba repartiendo techno a diestro y siniestro.


Tras el buen sabor de boca de Wooden Shjips, nos vamos al lado opuesto, al desenfreno y fiesta que proponen Ebony Bones. Música cuya finalidad es hacerlo pasar bien, y vaya si lo consiguieron, en una actuación breve pero contundente, incluyendo una simpática versión del “Seven nation army” de The White Stripes.
Dentro también de la música de baile, pero en una vertiente más experimental nos encontramos a Squarepusher presentando “Just a souvenir”, rodeado de sus aparatejos y un bajo y acompañado por un batería, hizo las delicias de los amantes del drum and bass con toques jazzísticos. Como muestra bien vale “Delta-V”.
VIERNES


Salen al escenario Pitchfork Crystal Stilts, banda de Nueva York que bebe de The Jesus and Mary Chain, ofreciendo una actuación correcta, pero por momentos plana, falta de motivación. Demasiados tiempos muertos entre canciones lastraron su concierto, cosa que no pasó seguidamente con Vivian Girls que se ganaron al público con sus breves temas punk/rock, y su actitud “teenager”.
Aún con el sol dando guerra salía al escenario Rockdelux Jason Pierce con su banda, Spiritualized, sin saber que estábamos a punto de ver uno de los conciertos del festival, donde Jason hizo un pequeño recorrido por su carrera musical, acompañado por un pequeño coro góspel. Un inicio arrollador con “You lie you cheat”, la emotividad de “Soul on fire” o “Ladies and gentlemen we’re floating in space”, y el espectacular cierre con “Come together” y “Take me to the other side”. Esperemos que Jason y los suyos sigan inspirados muchos más años.


Inspiración que tampoco le falta a Jason Lytle para continuar con su carrera tras disolver Grandaddy. Su actuación era una de esas joyas ocultas del cartel de este año, pero por desgracia se quedó a medio camino, principalmente por los escasos 35 minutos de los que dispuso, y después por unos problemas de sonido que apenas le dejaban tocar dos canciones sin tener que ajustar algo. Eso sí, para el recuerdo poder volver a escuchar temas como “Stray Dog And The Chocolate Shake” o “A.M. 180” con la que cerró.
Con Sunn O))) llega la hora del debate, sobre si lo que hacen es música, es un timo, o qué es. Su propuesta doom sólo es apta para un público testarudo que disfruta con nubes de humo, notas de guitarra alargadas hasta la extenuidad y la pose apocalíptica.


Otra de las sorpresas de este año veía de la mano de The Mae Shi, que en un breve concierto casi hacen saltar por los aires el Pitchfork. Su pop anfetaminado no dejó a nadie quieto, como muestra “Run to your grave”, “Lamb and the lion” o “The melody”. Por ponerles un “pero”, el uso abusivo de instrumentos pregrabados.
Si el año pasado tuvimos con Les Savy Fav la cuota de banda punk-rock con frontman arrollador y showman, en esta edición teníamos a Fucked Up, aunque claro está salvando las distancias. Ambos acabaron sus conciertos con poca ropa, sudados, haciendo sudar con buenos riffs y sobre todo fomentando pogos.


Bloc Party eran el nombre más mainstream de todo el cartel. Se plantaban con un poco reconocido tercer trabajo, “Intimacy”, sobre el escenario principal, y con muchos miedos por parte del público tras sus últimas actuaciones por nuestro país, pero por suerte disfrutamos de la cara buena de Kele Okereke y los suyos, que arropados por un espectacular sonido fueron soltando hits tras hits, consiguiendo dejar una estupenda sensación, y es que tener temas como “Banquet”, “Mercury”, o “Helicopter” ayuda bastante.
SÁBADO


Última jornada. Día grande que se respira con un Fórum hasta la bandera de gente. Colas en el escenario principal para coger el mejor sitio ante lo que estaba por llegar. Mientras tanto Jeremy Jay tiene que luchar en el VICE contra un sol de justicia y unos problemas de sonido que impiden que su actuación coja ritmo.
Cosa que afortunadamente no ocurrió con los jovenzuelos Kitty, Daisy & Lewis, que acompañados en el escenario por sus padres ofrecieron todo un recital de blues y swing de los 50. Mucha expectación y nervios, y para empezar un tema a capella, así, como si llevaran media vida en esto. Para después ir desmenuzando con descaro y elegancia los temas de su sorprendente disco homónimo, terminando con su gran single “Going up the country”. Para tenerlos muy en cuenta.
En el cercano escenario ATP salían a escena Th’ Faith Healers, otra banda de los 90 que volvían. Por suerte ofrecieron todo un directo contundente con ese inconfundible sonido del rock noventero, que tan buenos recuerdos nos trae, dejándose la piel por agradar al poco público que allí se congregaba. “Heart fog” o “Reptile smile” sirven de muestra de su buen hacer.


Seguidamente él, Neil Young, el gran nombre de esta edición, todo un dinosaurio de la música que iniciaba su nueva gira en Barcelona tras más de veinte años sin pisar la ciudad. Por él se paralizó todo el festival, siendo el único artista que tocaba a esa hora, y su hora y cuarenta y cinco minutos de concierto bien merecieron la pena. Desde su lado más guitarrero comenzando con “Mansion on the hill” y “Hey hey, my my (Into the black)”, o “Cinnamon girl”, pasando por su faceta más intimista y acústica, “Down by the river”, y ese broche final, “Rockin’ in the free world” y “A day in the life”. Nada más que comentar.


En el ATP, Liars casi destrozan el escenario, con un Angus totalmente desbocado que a las primeras de cambio ya había contagiado a todo el mundo con su carisma. Un concierto enérgico como su propuesta, y que sirvió a la banda para ir presentando los temas de su nuevo trabajo, junto con temas de sus anteriores álbumes.
Continuando con el cartel de lujo, les llegaba el turno a unos Sonic Youth rejuvenecidos presentando “The eternal”, álbum que sería el leitmotiv del concierto, y que nos vuelve a traer a los neoyorquinos con más pegada y una Kim Gordon expléndida. Un nuevo trabajado donde temas como “Anti orgams”, “Sacred trickster” o “Antenna” se pueden convertir tras lo visto en singles en potencia. Para las miradas al pasado hubo tiempo de recordar “Brother James”, “Cross the Breeze”, o “Expressway to Yr. Skull” por citar unas cuantas. Junto a la banda, un nuevo miembro, el ex bajista de Pavement, Mark Ibold. ¿Calentando motores para una posible reunión en 2010?.


Una de las raciones de hip hop de este año venía de la mano de El-P, el rapero de Brooklyn, sólo acompañado del dj y un mc se bastó para poner los puntos sobre las íes. Concierto oscuro y musculoso, repaso de su carrera, incluyendo guiños a Company Flow (grupo que tenía antes de aventurarse en solitario).
Sin embargo su actuación tuvo que luchar contra un sonido por momentos desesperante, donde las bases se comían las rimas, y contra cierto “personaje” que apareció en medio del escenario. Como remedio “Tasmanian pain coaster”, “Deep space 9 mm”, o “The overly dramatic truth”.
Y como viene siendo habitual, la sesión de Dj Coco para poner punto y final a una edición más del festival que año tras año va creciendo, y se consolida como una de las citas importantes dentro del panorama europeo de la música más independiente. Una cita indispensable en todo buen amante de la música.