Beirut: Algo diferente
Por 4 octubre, 2010 11:280
Hermano pequeño y hermano mayor. Nobleza, intención, inocencia y buen hacer frente a seguridad, experiencia, presencia y éxito asegurado. Parece que esta noche, bajo el techo y entre las paredes del “venue” Tripod en Dublín se ha visto escenificada esta relación. Notable grupo telonero, predecesor de un inconmensurable grupo principal.
Adrian Crowley saltó al escenario para empezar la noche de música como grupo telonero de Beirut. Grupo que huye de melodías insípidas y ejecutores de una música cuyo estilo tiene a ratos tintes de la realizada por “Nick Cave & The Bad Seeds”. Buena base y buen resultado, pero todavía mejorable. Tres primeras canciones que pecaron de faltas de intensidad, interpretadas únicamente por el vocalista en el papel de teclista (cuya voz es extrañamente familiar a la del cantante de “The National”) que provocaron que el público empezara a disfrutar demasiado tarde, cuando ya el grupo contaba con poco tiempo para encandilar a unos espectadores que realmente asistían a la sala para ver en acción al grupo principal. Aún así, grata experiencia escucharlos en directo. Como nota curiosa, resaltar que el batería tocó cuasi sentado en el suelo con una batería que parecía estar sacada a escala de la del grupo principal, clara metáfora del hermano menor frente al mayor.
Concierto de Adrian Crowley acabado y tiempo para Beirut. Sólo hicieron falta los primeros acordes y en concreto las primeras notas del acordeón (qué genialidad de instrumento) para transmitir a cada una de las neuronas de los allí presentes impulsos y órdenes de excitación y vibración. Pistoletazo de salida y “Nantes” como canción de bienvenida. Para qué hacerse de rogar frente a un público sediento de su música, después de que el último concierto ofrecido por esta banda en Dublín (Junio 2007) transcurriera con más pena que gloria (problemas de sonido y claros síntomas de embriaguez de alguno de sus miembros).
Inusual composición la de este grupo si la comparamos con lo que normalmente nos encontramos en el panorama musical, algo que por otro lado les otorga una seña de identidad inequívoca. Juego de trompetas, trombón y bombardino que hace que el peso de la música recaiga en instrumentos de viento (y no en guitarras o instrumentos de cuerda) y que junto al ya elevado a las alturas acordeón, un contrabajo que multiplica por tres la presencia del grupo, un teclado que le da cuerpo a las melodías que invaden todas las canciones de este grupo y un batería que, aunque bajo mi parecer es lo menos bueno del grupo y simplemente se encarga de cumplir con sus funciones (con ritmos y bases de mucha menos complejidad de lo que nos acostumbra el resto de componentes del grupo) hacen que el resultado sea una música con un equilibrio y originalidad loable.
Trompeta solista (Kelly Pratt) para quitarse el sombrero. Cada flujo de aire que emanaba de su estómago, subía por su tórax, recorría su esófago, inundaba su boca y penetraba en la trompeta, generaba un torrente de sonidos manejados a su antojo (genialidad) y que forzosamente eran respondidos con saltos, gritos y palmas por la multitud allí reunida. Realmente excitante los momentos en los que los instrumentos de viento se hacían notar e inundaban la sala.
La responsabilidad de tener a cientos de miradas expectantes de los sonidos que creas, de las palabras que dices o cantas, esa responsabilidad que provoca que a muchos grupos se le contraigan los dedos y no deje expresar su música es la que, bajo mi punto de vista, engrandece a un grupo (lo consagra como hermano mayor) o lo empequeñece (hermano menor), diferencia al grupo que tiene presencia del que no la tiene. De esto, Beirut es indefectiblemente consciente. Conocedor de como hay que empezar el trabajo, comenzó su hora y tres minutos de concierto por todo lo alto. Se subieron al escalón de la exigencia y empezaron, como ya comenté con anterioridad, con “Nantes”, uno de sus mayores hits (uno de tantos). De este nivel de compromiso (escalón) nunca se bajaron, y recorrieron una tras otra todas sus mejores canciones, además de presentar algún nuevo proyecto. “Postcards from Italy”, “Scenic World”, “The Gulag Orkestar”, “Minimizan”, “The elephant Gun”, … fueron algunas de las joyas con las que fuimos obsequiados los allí presentes.
Excelente oportunidad de disfrutar de y con la música de Beirut, al no estar presentando lanzamiento de nuevo disco y poder recorrer a su antojo las canciones que conforman su discografía. “Servidor” es el tipo de concierto que siempre más disfruta.
Sin más, se despide un nuevo asiduo de este espacio.