Centro-matic enamora Sevilla
Por 15 noviembre, 2010 10:550


Dentro de una de las semanas con más actuaciones que uno recuerda en Sevilla, con The Bellrays, Greg Dulli, Julio de la Rosa, entre otros, el bueno de Will Johnson quiso dejar su impronta de genialidad con quizás el proyecto que más alegrías le ha dado, Centro-matic.
Es de agradecer el esfuerzo de la gente de La Hecatombe para hacernos llegar, a una ciudad tan falta de giras internacionales, una banda como ésta. Difícil de expresar las sensaciones de un concierto casi perfecto, un viaje por la historia de Centro-matic, un viaje por los sonidos clásicos de indie-rock americano, al igual que Clem Snide o Wilco.


Comenzó enchufada la banda, no así el público que se mostró por momentos frío. Sonido limpio con “Supercar” para comenzar el viaje, un viaje de hora y cuarto y 16 paradas. Cada una de ellas es una pequeña cápsula donde la banda abre su corazón para mostrar sus sentimientos.
Will Johnson puede considerarse ya un veterano en esto del rock y supo escoger una mezcla de temas para que todos sus fans vieran reflejado las distintas etapas de la banda, aunque se centraran más en sus últimos discos, donde “Fort Recovery” hizo más presencia al tratarse de su último LP. La veteranía es un grado y la máquina de Centro-matic sigue su curso con paso firme, encadenando tema tras temas para no bajar el ritmo. “The Mighty Midshipman” y “Covered up in mines” y el público ya por fin se une a la banda, Johnson educado lo agradece. Con temas como “Flashes and cables” es difícil no emocionarse y el grupo consigue que los presentes coreen el tema y acompañen con palmas.
Como suele ser habitual en este estilo, los temas adquieren una piel más directa y salvaje que en el disco, “Most everyone will find out” o “Blisters may come” dan buena prueba de ello. Es el momento que Johnson aprovecha para rememorar los primeros tiempos de su proyecto con “Rock and Roll Eyes”. Con “In such crooked time” acabó de repente el viaje cuando mejor lo estábamos pasando sin que nos concedieran la posibilidad de un bis que hiciera más plácida la despedida.


La broma de la noche corrió a cargo de un miembro de Lavadora que subió al escenario para tocar con la banda a mitad de actuación, pero previamente contando un chiste, para lo cuál tuvo todo el escenario para él solito y su “arte”.
Sobre Lavadora mencionar lo emotivo y nostálgico de su reunión, pero que ciertamente quedó empañada en un segundo plano. Estaría bien poder verlos un poco más rodados y con mayor tiempo para ellos sin depender de quién viene por detrás.