Guadalupe Plata: Carretera, manta,… y pantano
Por 14 abril, 2011 18:142


Con tan solo un EP de seis canciones, Guadalupe Plata agitaron el ambiente alternativo durante 2010. Hace apenas dos meses, lanzaron Guadalupe Plata (Folc Records): 13 canciones de puro rock blues hecho en Úbeda. El Enano Rabioso les robó unos minutos en el estreno de la gira de presentación de su nuevo álbum.
Quedamos con Guadalupe Plata en el bar La Cueva, de Almería. Un garito que ellos conocen bien y que, casualidad o no, es el primero en recibir a los de Úbeda tras su paso por el festival South By South West de los mismísimos Estados Unidos de América. Toni Anguiano (el mánager) espera con la furgoneta aparcada sobre la acera mientras que Pedro De Dios, Carlos Jimena y Paco Luis Martos prueban sonido sin ningún técnico que les ayude. Estos son los pequeños detalles que nos muestran el underground patrio en su máxima expresión.
Y no solo se trata de “alternativeo” nacional, sino también de espíritu independiente contemporáneo. De hecho, Guadalupe Plata continuan con la autogestión como modo de supervivencia y acaban de lanzar al mercado su primer larga duración. Un disco de título homónimo publicado por Folc Records que bien se puede descargar gratuitamente desde su web, o bien comprar en formato vinilo. ¡Qué contradicciones las de esta era de la crisis!
En busca de una frase que defina el debut del trío jienense, Paco Luis nos aporta su visión: “Es un álbum nada conceptual. Son canciones que hemos hecho sin añadirle ningún tipo de historia de las que hoy en día se añaden”. Por “historia” entendemos arreglos a posteriori y retoques digitales de sonido. Esto es: rock’n’roll primigenio y visceral. Pedro matiza: “es un álbum de pantano. De mucho sentimiento”.
Porque de allí, del pantano que tienen al lado de su pueblo, les viene las raíces blues. Y es que, Guadalupe Plata no hacen referencia directa al sonido Austin ni a influencias evidentes como HounDog Taylor, Skip James o Screamin Jay Howkins. Ellos mitifican a una persona llamada Fran y a la villa vecina: “Torreperogil siempre ha estado muy contaminado de esto. Y Fran, un coleccionista de discos que vivía allí, nos envenenó” (Pedro). “Tampoco es muy normal que en los pueblos puedas escuchar rock’n’roll en los bares. Y Torreperogil, en ese aspecto, es un bastión de blues y todo gracias a este hombre: Fran, el maestro” (Carlos).


En la línea de canciones como “Baby, baby”, “Cementerio” o “Jesús está llorando” (todas ellas incluidas en el primer EP) son las “nuevas” (entrecomillo, puesto que habían solido ser carne de sus directos antes de la publicación del disco) “Gatito”, “Boogie de la muerte” y “Pollo podrío”. El sonido es indiscutiblemente “yanqui”, como se palpa en las instrumentales “Serpiente negra”, “Rai” y en la perfecta “Habichuelas del oeste”. Pero en la mayoría de las canciones, la voz de Pedro se deja oir mediante unas letras en castellano reducidas al mínimo. ¿No tiene importancia la parte lírica? “Todo lo contrario. Claro que la tiene. Lo que pasa es que como Little Richard decía ‘a-wop-bop-a-loon-bop-a-boom-bam-boom’, pues entonces se trata de hacer lo mismo. Tampoco hace falta contar un ‘historión’ para que sea una buena letra, creo que con una frase breve es suficiente” (Pedro). Pero, eso sí: “¡Qué no sea de amor!”, aclara Paco Luis. Sin embargo, si no es de amor, ¿de qué tratan entonces “Estoy roto” o “Como una serpiente”? ¡Y qué decir de “Lorena”! Genial corte de los ubetenses en la que Pedro clama al viento “¿disparas tú o disparo yo?”.
Y es que, escuchar a Guadalupe Plata es imaginarse en una película de John Wayne, pero rodeado de olivos. Jaén está presente: “No intentamos copiar la misma forma americana de hacer música, sino que también somos conscientes de donde venimos y lo adaptamos a nuestro entorno, a nuestra manera” (Pedro). ¿Podemos hablar entonces de blues “aflamencado”? Carlos lo tiene claro: “El flamenco y el blues son dos cosas que van de la mano. Al fin y al cabo estamos hablando de zonas del sur de dos países y, aunque parezca que puedan estar muy lejos, hay muchas similitudes en cuanto a la manera de sentir la música”.
De todas maneras, la búsqueda del sonido blues más primitivo es descarada. La guitarra añeja de Pedro y el contrabajo autofabricado de Paco Luis conforman un sonido que huele a madera vieja. “Al ser una guitarra de caja, da un sonido grave con un toquecillo particular, pero bueno… La historia está en la manera de tocar los instrumentos y no en los años que puedan tener” (Pedro). Paco Luis lleva un palo apoyado a un barreño de zinc. Lo llaman “barreño-bass” y se toca con una cuerda de arrancar motosierras. Lejos de ser una invención propia, Paco Luis nos explica su origen: “Lo usaban antes los negros y viene de la tradición de instrumentos de gente humilde que tocaba blues. Era un instrumento muy barato, muy accesible”. Y parece ser que en estos tiempos de crisis, un grupo tan independiente y tan autogestionado como Guadalupe Plata también precisa de recortes en el presupuesto: “En principio, quería comprarme un contrabajo, pero ahora el barreño va bien y hace gracia. La verdad es que es un instrumento un poco extraño, pero cuando le pillas el punto puedes sacar unos sonidos curiosos. Nos hemos acostumbrado y pienso que le da un sonido característico a la banda”.
Sin lugar a dudas, otra de las características que ha podido definir el sonido de Guadalupe Plata es el hecho de haber grabado su LP en tres estudios diferentes: Paco Loco en Cádiz, Producciones Peligrosas en La Alpujarra granadina y el estudio Hollers de Málaga. Tres lugares distintos y tres épocas bien diferenciadas:“Cada sitio donde hemos grabado ha hecho que el disco no sea tan homogéneo. Encuentras diferentes texturas, diferentes sonidos” (Carlos).
Si 2010 fue un gran año para Guadalupe Plata y tan solo contaban con un EP, lo que queda de 2011 debe de presentarse interesante. Los de Úbeda reconocen tener bolos confirmados hasta septiembre, pero si algo le piden a 2011 es “que no le vuelvan a meter fuego a los olivos del padre de Paco Luis”. Suena a guasa sureña, pero aquel suceso no fue para tomárselo en broma: “Fue un gran disgusto. Nos pilló en la carretera y nos tuvimos que volver”. Pues lo dicho: que nada frene la furgoneta de Guadalupe Plata. Más carretera, más manta… y más pantano.