Día de la Música Heineken 2011: Madrid reivindica su lado indie
Por 6 julio, 2011 6:460




La sexta edición del festival madrileño, clausura de la temporada de conciertos del Heineken Music Selector, cierra su edición más multitudinaria reclamando un festival independiente de primer orden para la capital.
El sábado, a media mañana, comenzaban a acercarse los más madrugadores por el recinto. La mínima entrada a la zona de intercambio de pulseras era ya escenario de pequeñas aglomeraciones, haciendo previsible el colapso del sistema con la llegada en masa del público de la tarde. Fallo de la organización, que debió habilitar un acceso no sólo mayor, sino más eficiente.
Dejamos atrás la puerta, atravesando los puestos del Mercado de la Música. Nos cruzamos con Litoral en nuestro camino hacia el escenario UFI. El grupo, una reunión de rostros conocidos de la escena independiente bajo la dirección de Pau Roca (La Habitación Roja), se esforzaba por atraer público al escenario para poder continuar, literalmente, con el concierto. La razón, una iniciativa sostenible cuestionable, consistente en utilizar energía renovable como fuente de alimentación del escenario, con bicicletas para los asistentes, a pleno sol. Una instalación más cercana a la propaganda de la nueva moda de la sostenibilidad, que a un abordaje serio del problema.


Por detenernos, íbamos con la hora justa para llegar a Odio París, sin embargo, el primer retraso del festival,y no el único, hizo que los catalanes no aparecieran por el escenario hasta rozar la hora del almuerzo. Con recortes en su repertorio, demostraron que la brevedad puede ser un buen aliado para un grupo que anda todavía en la búsqueda de un sonido propio. Ajustándose al nuevo horario, Disco Las Palmeras! no se hicieron esperar, ofreciendo un intenso concierto, dirigido al público como un golpe de rabia. Un prometedor grupo que cumple expectativas tras repetir por segundo año consecutivo en el cartel del Primavera Sound. Con el buen sabor dejado por el trío gallego, nos retiramos a almorzar y refugiarnos bajo algún aire acondicionado.
La primera cita en el horario nos llevaba al escenario RTVE.es, donde presentaba su disco de debut la londinense Anna Calvi. Base de despliegue vocal, con insinuaciones a PJ Harvey, sobre una mezcla de referencias que abarcan desde las bandas sonoras del espagueti-western a los estilos del melodrama victoriano, quizás una apuesta de alto riesgo que necesita madurar para adquirir la cohesión necesaria. Antes de terminar, en el escenario Madrid!, situado en una de las naves del antiguo matadero, ya había comenzado Lüger con su revisión española de la psicodelia de los sesenta. A pesar de la interesante la propuesta de los madrileños, las condiciones en el interior no ayudaban y el acondicionamiento deficiente del recinto nos hizo salir antes de que terminaran la actuación.
Aprovechamos la pausa para refrescarnos en la sala de prensa y consultar las reseñas del festival, concienciándonos para aguantar a pleno sol el concierto de Toro Y Moi, encargados de abrir el escenario Entradas.com. La electrónica refinada de la banda liderada por Chazwick Bundick ofertó un repertorio, centrado en su nuevo disco “Underneath The Pine” (Carpark, 2011), donde las raíces del synth-pop quedan difuminadas por una capa de instrumentación que aporta frescura en el escenario. Libertad y ausencia de rigideces que lleveron a los músicos a conectar de inmediato con los presentes que aguantaba el tirón a pesar del calor.


Al finalizar, el ambiente se hacía más llevadero y ya se podía disfrutar de alguna sombra en el recinto. Con un breve intermedio para el cambio de escenario del público, los Pains of Being Pure at Heart subían al RTVE.es. La joven banda procedente de Brooklyn, se presentaba, después del éxito de crítica de su primer álbum, con un nuevo disco que sólo recibe alabanzas. Su revisión del noise, mezcladas con ritmos rápidos y los estribillos pegadizos del pop, funciona, consiguiendo la accesibilidad a su sonido de los asistentes, los coros en el “Heart In Your Heartbreak” dan cuenta de ello, mientras Kip Berman demostraba un carisma ascendente en una actuación más allá del papel de vocalista.
La buena impresión dejada por los Pains que, a pesar de su juventud, adquieren madurez por momentos, nos acompañó hasta otra propuesta de la que queríamos comprobar sus virtudes en directo, el rock intimista de Wild Beast. Despegado de cualquier cliché británico convencional, atrae por una simplicidad, evitando pretensiones, sobre la que discurre la versatilidad de la voz de Hayden Thorpe, capaz de abarcar desde el falsete hasta el gruñido, con un tempo algo más lento de lo habitual para un festival, pero con un cuidado en la interpretación que nos deja más que satisfechos.
Acercándonos ya al final de la primera jornada, esperaba el propuesto desde la organización como plato fuerte de la noche. Vetusta Morla volvía como cabeza de cartel del día y colapsando la entrada al recinto minutos antes de su concierto, lo que hizo atrasar el inicio y causar malestar en el público que esperaba puntualidad. El lleno total demuestra que precisamente no les faltan apoyos en su tierra a los de Tres Cantos, quizás ahora que se han convertido en el nuevo hype nacional ya han dejado atrás la precariedad de otras épocas. Abriendo el concierto con el primer corte del disco, “Los Días Raros“, continúan en su obcecada búsqueda de momentos heroicos, continuas llamadas de atención que, aunque el esfuerzo es claro por dar un directo de calidad, hacen que pierda interés cuando sobrepasamos el tercero de los temas. Sin embargo, la multitud, en general, parecía entrar en estado de éxtasis. Una actitud excesiva ante lo visto sobre el escenario.
La noche echaba el cierre con los Crystal Fighters, heterogéneo grupo fundado en Londres, cuyo primertrabajo aúna electrónica y folk, recuperando instrumentos de la tradición vasca. Una vuelta de tuerca más, no sabemos si realmente necesaria, a la obsesión por la fusión de estilos. Funciona a medias, pecando de repetitiva y algo vulgar en ciertos momentos, unida a una excesiva teatralidad de Sebastian, el vocalista. A favor, decimos que les tocó lidiar con el escenario peor cualificado en instalaciones de sonido.


Despertamos el domingo rozando el mediodía, organizándonos para ver la apertura de la jornada vespertina por Pony Bravo en el escenario UFI. Los sevillanos dejaraon claro el por qué su de su rápida escalada a la primera línea del panorama independiente. Una visión del rock, pasada por los filtros de folk americano y andaluz, que, a pesar de levantar pasiones y odios, muestra un discurso sólido y un directo arrollador, en el que incluso participaron los catalanes Za!.
Desalojando con cuentagotas el caldeado ambiente del interior del UFI, nuestro camino se dirigía hacia la nave 16, para echar un vistazo a Yuck. Su revival del rock de los 90, moviéndose entre influencias de Sonic Youth y Dinosaur Jr., plagado de ruido y distorsiones, los mantiene en una posición cómoda. Un trabajo de calidad, donde se echa en falta cierta dosis de riesgo. Para descansar un poco del calor asfixiante de la nave, cambiamos al escenario Rockdelux. Allí, John Grant presentaba su propuesta en solitario “Queen of Denmark” (Bella Union, 2010). La calidad compositiva y su personal voz suavizan un exceso, en ciertos momentos, de melodrama.
Después de una carrera por ver el inicio puntual de Lykke Li, la sueca se hizo de rogar. Un problema de retrasos, a erradicar para futuras ediciones, que unido al calor hizo al público aumentar su impaciencia. El concierto fue relajando los ánimos, y mejoró una vez nos centramos en su personal electrónica, con una alternancia de instrumentaciones con percusiones rítmicas suficientemente compensadas para hacer moverse al público. A nuestro pesar, en el punto álgido, nos retiramos para poder llegar a uno de los más esperados del festival.


Al sol del escenario Entradas.com se encontraba ya Dan Bejar, al frente de Destroyer. Acompañado de la banda reunida para su último proyecto “Kaputt” (Merge, 2011), sonaba el final de “Chinatown” cuando llegamos a las primeras filas del escenario. La recuperación del sonido de los ochenta por el canadiense supera al simple revival, ofreciendo un concierto cargado de originalidad y virtuosismo técnico. Una consecuencia de rodearse de los músicos adecuados, con una aportación tan indispensable como la del propio líder. Escuchar “Kaputt” en directo nos lo confirma como uno de los discos indispensables de este año.
Durante los aplausos del público, nos hicimos hueco para llegar cuanto antes al escenario principal. Tras su triunfo en el Sónar, Janelle Monáe, con su primera actuación en la capital española, demostraría porque está considerada, a pesar de su corta edad, como una de las grandes promesas de la música negra. “The ArchAndroid” (Bad Boy/Wondaland Arts Society, 2010), su primer trabajo, muestra una total falta de prejuicios. Estableciendo las bases en el soul, huye de purismos, atreviéndose a combinar el hip hop con los riffs de guitarra, sumándole una puesta en escena capaz de arrollar por momentos. Una confirmación de una promesa a la que, intuimos, le queda mucho por decir.
Era difícil subirse al escenario después de la altura a la que había quedado el listón. Lourdes Hernández (Russian Red), se colgó la guitarra al cuello y afrontó como mejor udo la situación. Explotando una vez más su imagen de cantautora introvertida y hedonista, nos preguntamos hasta cuando será capaz de mantenerse sin ofertar novedad. Una pausa para cenar y con tranquilidad nos acercamos al concierto de Glasvegas. La banda de Glasgow presentaba “EUPHORIC /// HEARTBREAK \\\“ (Columbia. 2011), con un discurso sobre las emociones que, en realidad, nos deja algo fríos sobre el escenario.


Esperábamos el final del día con avidez, después del doble éxito cosechado en el Primavera Sound por los canadienses Caribou, alcanzando las primeras filas del escenario Entradas.com mientras Dan Snaith y su banda entraban al escenario. Ya desde el comienzo notamos un problema de sonido que no lograba hacer sonar al grupo con la potencia necesaria, en un escenario con menor equipamiento que el principal. Opinamos que hubiera sido mejor el traslado del concierto, ya que, aunque se esforzaron por complacer al público, de agradecer una intensa versión de Sun, no alcanzó a la impresionante sesión dada el pasado mes de mayo en Barcelona.
El festival continuaría el martes siguiente, dividido entre conferencias en Matadero y la presentación en el Teatro Circo Price de la película sobre el Día de la Música, un documental de seguimiento a diez de los grupos participantes, acompañada por los conciertos de Russian Red y Supersubmarina. El fin de semana siguiente recogería el testigo el DCode en el campus de la Complutense. Una semana sin tregua para una ciudad que reclama una apuesta seria por la música independiente.