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Fasenuova – A la quinta hoguera: Más oscuros que el carbón

Por Juanjo Rueda 0

8.0

Nota
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Como decía -entre otras cosas- uno de mis compañeros hace bastantes semanas en un reportaje de este magazine, vivimos una muy interesante y fértil época creativa en la música de nuestro país que quizá no es lo suficientemente valorada o que tiene que vivir a la sombra de otras etapas también interesantes pero elevadas exponencialmente por ese factor que se llama nostalgia.

Todo esto viene en relación con este disco, en el que se pueden encontrar referencias que van desde lo patrio (Esplendor Geométrico) hasta lo externo (Suicide o Throbbing Gristle). Ahí se esconde la grandeza de esta época que vivimos, debido al rico bagaje musical de nuestro país y una perspectiva histórica amplia, los grupos consiguen sintetizar influencias de aquí y de allí consiguiendo resultados notables y, a la vez, muy personales.

Fasenuova son Roberto Lobo (sintetizadores, samplers y voz) y Ernesto Avelino (ritmos y voz principal), un dúo que proviene de Mieres (Asturias) y quizá marcados por la tradición minera de la zona nos presentan un disco cargado de electrónica industrial. “A la quinta hoguera” (Discos Humeantes) es un disco en el que demuestran que lo que les gusta es trabajar el ritmo a través del ruido controlado y cierta improvisación. El ritmo es marcado por sintetizadores que por momentos parecen drones y que juegan con el techno industrial. Todo esto queda claro en uno de sus temas más redondos y más destacados del disco, “Vamos a bailar a la noche” donde su letra nos remite a imágenes de celebración pagana y a un paisaje natural misterioso que bordea con el terror, salvando las distancias, al estilo de los románticos alemanes del siglo XIX. Estas características –el aire de celebración pagana, el misterio y la naturaleza- se mantienen en gran parte de todo el disco en las letras (“A la quinta hoguera”, “Cuando venga el Halcón”) y en lo musical. Letras que en ocasiones también recurren a lo surrealista como en la infecciosa “Cachito Turulo” o la oscurísima “Amar es bailar”. El disco como he dicho antes es una celebración del ritmo sintético e industrial, celebración que se convierte en una especie de aquelarre sonoro oscuro al que resulta muy difícil no resistirse en algún momento. Un disco raro, áspero, pero con un punto accesible, un disco notable y necesario que demuestra –como comentaba al inicio- el magnífico momento que disfruta nuestra música.

El disco está editado por el sello Discos Humeantes que lo ofrece en descarga gratuita, si se desea, a través de Bandcamp.

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