South Pop Isla Cristina 2011, mucho más que una piscina
Por 21 septiembre, 2011 15:201




El pasado fin de semana del 9 y 10 de Septiembre se celebró el Santa Teresa South Pop Isla Cristina 2011, y allí que fue El enano. El diagnóstico… al final del artículo.
El inicio del festival fue como el de casi todos… un viaje. El nuestro en particular fue un poco más accidentado de lo normal. Casi no nos lo creíamos cuando pisamos suelo onubense, ¡al hotel, por favor!
Después de hacer check-in en el hotel Barceló, fuimos a degustar la gastronomía del lugar. Un par de tapas y de cervezas después nos fuimos a relajarnos a la piscina del hotel. Allí el ambiente era inmejorable: gente bailando en el agua al ritmo del DJ, bebidas dos por uno hasta las siete de la tarde, y muchas ganas de fiesta. Un respiro y una ducha y nos íbamos a ver los conciertos del día, no nos queríamos perder Odio París que abrirían ese día el escenario.
Desde lejos ya se oían las distorsiones de los barceloneses, que ofrecieron un conciertazo gracias a su noise melódico tan conseguido. Canciones como “Nadie pone un disco” o “Donde Traci” aún resuenan en nuestras cabezas. Después de unas cervecitas más fue el turno de Montevideo. Melodías pop inundan los oídos del público y todo parece más colorido cuando suena “Orillas Plutonianas”, uno de los temas más conocidos del grupo. Tras dos grandes conciertos era hora ya de recargar las pilas, y fuimos a comer un bocadillo y a sentarnos en el césped.


En el césped suena la música ofrecida desde la carpa de OBBIO, la gente se tumba a descansar y los padres van a ver a sus hijos a la guardería del festival. Buen ambiente, buena gente y… vámonos, que empieza el siguiente. Mièle, un grupo belga que hizo las delicias de los asistentes haciendo gala de un pop bien construido y variado. Momento álgido cuando versionaron “Laisse Tomber des filles”, una canción escrita por Serge Gainsbourg. Pony Bravo saldrían en seguida a escena. Los sevillanos dieron una buena muestra de su collage rock, muchos registros musicales (blues, rock andaluz, flamenco, reggae…) mezclados y sintetizados para crear grandes temas como “La Rave de Dios” y “Noche de Setas”.
Cervezas más, cervezas menos. El recinto del festival estaba ya lleno de actividad: discusiones musicales, bailes etílicos, e incluso algún amor espontáneo. Los chicos de la barra no daban abasto, y los popeuros (moneda del festival) se agotaban. Cuando se anunció el concierto inminente de Dominique A la gente se lanzó hacia el anfiteatro para coger un buen sitio y disfrutar de la música del francés. El señor A nos ofreció un concierto muy atmosférico, con guitarras densas y experimentales, una voz profunda e intensa. Los fanáticos del músico salieron encantadísimos, aunque una banda de acompañamiento no le habría hecho daño a nadie, ¿no creen?.


Los encargados de cerrar esta noche de conciertos fueron Catpeople, el grupo de Vigo dio un concierto con mucha fuerza, presentando temas de su último trabajo, Love Battle, que sin lugar a dudas ha sido un giro en el estilo del grupo, pero sin olvidar grandes temas como “In Silence” o “Mexican Life” de sus anteriores trabajos.
Una noche de conciertos no debe terminar sin una pinchada de DJ. En este caso fue La Mujer Barbuda DJs los encargados de amenizar el césped convertido en pista de baile. Una lástima cuando la luz del recinto se fue durante media hora, porque muchos decidimos que era el momento de descansar y de reposar el alcohol. ERROR, porque cuando estábamos llegando al Hotel volvió la luz y empezó a sonar el “Time Warp” de The Rocky Horror Picture Show… como dice mi madre, no se puede tener sopa y teta.
El sábado empieza bien, la cara pegada a la sábana y sabor a cenicero en la boca. Para comer: tapitas y cerveza. Con el estómago lleno y los ánimos en alza, es la hora perfecta para ir a la piscina y empezar con la fiesta. Varias personas dijeron al acabar el festival: “Lo mejor del festival es la piscina”. Y es que la verdad, ese ambiente no se ve en ningún otro lado. Niños, padres, borrachos, ancianos de vacaciones, tullidos, y demás, juntos en un caldo de música y buen rollito. Cuando ya el sol se empezaba a ocultar nos fuimos a las habitaciones a prepararnos para lo que nos deparaba la noche.


Una vez que estábamos bien limpitos y aseados nos fuimos a ver lo que nos esperaban a la vuelta de la esquina. Cuando llegábamos Laetitia Velma terminaba su concierto, así que nos fuimos directos a por bebida y comida para no perdernos a las LCMDF. Todavía con el bocata en la mano, nos sentamos en el anfiteatro a ver a las hermanas finlandesas dar uno de los conciertos más bailables del festival. Electro pop rapeado y con estribillos pegadizos. Un éxito.
Micah P. Hinson con cabestrillo para el brazo incluido, era el siguiente. Sin ser muy fan de la carrera de este muchacho de Memphis corrimos para su concierto, porque iba a interpretar el Trompe Le Monde de los Pixies junto a Tachenko, convertidos en The Pioneer Saboteurs para la ocasión. Grunge hasta la médula.
Tras el desfile de gritos y distorsión, vino una propuesta más acorde con el festival. Exsonvaldes son un grupo de Pop Rock francés que canta en inglés. Un concierto con todo lo necesario: canciones aceleradas, bailoteo y subidones pop. Uno de los platos fuertes del día, y escuchando “Lali”, uno de sus temas más famosos, sabemos el porqué.


Saint Etienne son los cabezas de cartel absolutos, y como tales, la gente iba deseando verlos y con grandes expectativas. Electro pop veterano anglosajón con una puesta en escena muy simple, dos voces femeninas y dos catedrales de sonidos electrónicos. No fue un mal concierto, pero no alcanzó el nivel que la gente, con la expectación, habría deseado. Aunque esto no permitió que la fiesta decayese, porque ahora tocaba Hidrogenesse DJ set en la carpa de OBBIO. ¡A bailar!
Canciones chorras, casposidad, pop del de siempre y experimentos bizarros fue lo que pudimos ver en la pinchada de estos seres que van dejando huella allá por donde pasan. Un fin de fiesta excepcional…Un momento, que esto no termina, todavía faltaba, ¡¡la barbacoa!! Fotos aquí.
Y eso sí que es poner la guinda al pastel. El domingo a las 13:30 ya nos acercábamos a las puertas del recinto del festival como zombis. La falta de sueño (check-out a las 12:00 obligatorio), el hambre de los que no habían desayunado y la pena por dejar este magnífico lugar se mezclaban en lo que es uno de los atractivos principales del South Pop Isla Cristina, la barbacoa de despedida. En el césped la gente se esparcía, se tumbaba, gafas de sol y sombreros en la cara, cervezas frías, y cientos de historias que se compartían entre los asistentes. Sonaba música desde la carpa mientras la gente hacía ya cola para ir recogiendo los platos de sardinas, atún, papas aliñadas y demás cosas que nos ofrecían “por la patilla”. Tras saciar nuestra gula, despedirnos de la gente que habíamos conocido, echar los últimos cigarros y apurar las cervezas, soltamos una lagrimita y nos fuimos hacía la calurosa y terrible Sevilla.
El diagnóstico final: No hay un festival mejor para acabar el verano, el Santa Teresa South Pop 2011 nos ha brindado la más preciosa de las maneras de decir adiós a las vacaciones. Lo único malo, es que haya que esperar un año más para disfrutar de tan buen ambiente, tan magnífico festival y, cómo no, de la piscina. Gracias por todo.