Hosting WordPress

The Whole Love

Por Juanjo Rueda 0

8.0

Nota
8.0
80%

Vayan por delante una serie de cosas. La primera es que mis dos discos favoritos de Wilco son “Being There” (1996) y “A Ghost is Born” (2004), y no sólo por razones calidad sino por, sobre todo, factores personales. Lo cual no quiere decir que no considere “Summerteeth” (1999) y “Yankee Hotel Foxtrot” (2002) como las obras capitales que son. La segunda cosa, es que a mí sí me gustó “Sky Blue Sky” (2007), por mucho regusto a rock setentero que tenga (o precisamente por ello) y por mucho que lo acusaran de autocomplaciente o de tener toques AOR. Y la tercera es que “Wilco (The Album)” (2009) me pareció un disco decepcionante, al menos respecto a esta banda. No digo que sea un disco malo pero este si me sonaba autocomplaciente, fruto de unos músicos a piñón fijo que repiten tics demasiado evidentes o que recuerdan demasiado a discos anteriores pero con menos gracia. Me pareció más una colección de caras B que un gran disco de Wilco (a pesar de eso todavía había perlas como “You and I” o “I’ll Fight”).

¿Por qué toda esta introducción? Pues porque cuando tratas con un nuevo disco de Wilco tratas con toda esta historia anterior, con un bagaje y expectativas a las que nadie, nadie, puede escapar; ni yo mismo. Y porque -vaya ya por delante- “The Whole Love” es, para quién esto escribe, el mejor disco de la banda de Chicago desde “A Ghost is Born”.

Precisamente triunfa en lo que fracasaba el anterior. Se dedica a ser una una gran compilación de todas las etapas de la banda, pero a diferencia de sonar a “esto ya lo he oído” suena a reformulación fresca. Es decir, se trata de una recuperación más de fondo que de forma. Así el disco se abre con los Wilco más experimentales en “The Art of Almost” canción que en su concepción es claramente deudora del espíritu de “A Ghost is Born” pero sin abusar de los clichés de ese disco (como sí pasaba en “Bull Black Nova”). Tenemos también a los Wilco más pop con una serie de canciones que no tienen tanto que envidiar a las del ya lejano “Summerteeth” como serían las instantáneas “I Might”, “Dawned of Me“, o “Born Alone“. También tenemos tiempo para medios tiempos de folk-pop cercanos al ideario de “Yankee Hotel Foxtrot” en unas ocasiones (“Sunloathe” o la grandísima “Black Moon”) o de “Sky Blue Sky” en otras (“Open Mind”). Incluso recuperan su vertiente rock más directa emparentada con “Being There” (¿recordáis “Monday”?) con canciones como “Standing O”, para luego -a mitad de canción- cambiar el paso evitando lo preconcebido. Todo para terminar con esa maravilla de folk-pop pastoral de 12 minutos que igual remiten a The Band como a Tim Hardin que es “One Sunday Morning (Song for Jane Smiley’s Boyfriend)”. Grandísimo broche de disco.

Sin presión, con la seguridad de los veteranos, pero con sangre y no con horchata; Wilco se presenta con un disco que hace balance de sus méritos pero no suena a ejercicio de estilo. Con un disco que demuestra que aún tienen cosas que decir con las mismas ideas pero plasmadas de diferente forma (Nels Cline por fin suena perfectamente encajado con la banda). Con grandes canciones al fin y al cabo, y este disco tiene muchas. Vayan apuntándolo en las consabidas listas de lo mejor del año.

Hosting WordPress