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Jonston – Veo Visones

Por Juanjo Rueda 1

8.5

Nota
8.5
85%

Jonston es el alias artístico que tomó José Ignacio Martorell cuando decidió un día emprender la aventura en solitario tras Detergente. Su primer disco homónimo era un catálogo de canciones inmediatas de sonido algo deshilachado y que apuntaban en su núcleo un gran corazón pop. Algo que se confirmó en su segundo disco, “Taller de Memoria” (2010, Pez Plátano), donde pulía la producción y las canciones, confeccionando un acertado y vital cancionero pop que giraba en torno a recuerdos infantiles, la melancolía respecto al pasado, y la superación del desamor. Ahora vuelve con su tercer disco, “Veo Visones” donde suma nuevos matices a su paleta musical demostrando que estamos ante un músico inquieto y con ganas de no repetirse.

En las notas de prensa previas de Primeros Pasitos, el sello en el que edita este tercer disco, se hablaba de una serie de influencias que iban desde Vainica Doble o Jaume Sisa hasta Tom Zé y Os Mutantes. Ciertamente de todos ellos algo hay (“Bat-Chulapo” sería en su título un guiño a Os Mutantes) aclarando que Jonston tiene su personalidad propia pero el aire ecléctico del disco -ecléctico pero no disperso- y su espíritu de pop mucho más libre, sin perder nunca del todo de vista la melodía, remite a esos referentes nombrados.

El disco se abre con “Yo quiero ser astronauta” que comienza con un ritmo algo vacilón para después dar paso a un optimista tema pop marcado por vientos y palmas, en el que su letra parece un aviso al oyente de lo que va a ser el disco: “Yo quiero ser astronauta y tú te vas a venir conmigo”, nos exhorta a que le acompañemos en esta aventura musical. Todo un acierto que hace presagiar lo mejor, y así es.

Después llega el que ha sido el single de presentación del disco, “Caballo de Troya 25”, donde Jonston hace alarde de su facilidad para hacer temas pegadizos de pop-rock. Aquí la letra se vuelve un poco más críptica y juega con metáforas ingeniosas. Esto último va ser una constante de las letras del disco, que miran más hacía el exterior y son menos evidentes que las de su anterior trabajo. Utilizando en los textos muchísimas más imágenes surrealistas y metáforas algo más complejas.

Ambos temas, “Yo quiero ser astronauta” y “Caballo de Troya 25”, son dos de los temas más instantáneos del disco. Igual que “Apaga y enciende” donde muestra una inmediatez pop que puede remitir fácilmente a grupos como R.E.M. o Teenage Fanclub y que en su letra revela otro aspecto más de Jonston, su capacidad para reírse de si mismo: “A veces me pongo triste/A veces me siento tonto/y hacer el tonto a diario/a mí me ocupa mucho tiempo”. Pero fundamentalmente, como ya he comentado, en este tercer disco Jonston se lanza a explorar su sonido -ayudado de nuevo por la producción de Paco Loco- y así el pop más directo deja algo de paso a la experimentación o la psicodelia. Tenemos “Veo Visones” con ese órgano que guía el tema; “Bat-chulapo” donde mezcla el toque punk con lo cañí; “Calamar con Sombrero” con ese bajo y esas guitarras de ritmos guasones; “Presentimiento de culpa” donde aparecen disonancias y distorsiones en el que es el tema más experimental del disco; “La bruja piruja” con sus arreglos luminosos y juguetones; “Termotanque (Nada como el hogar)” una de las canciones más marcadas por el tono The Kinks (influencia siempre presente en la discografía de Jonston); “Canción de Fotosíntesis” con esos toques de jazzísticos; cerrando con ese gran medio tiempo que es “Viviendo la vida de los demás”.

En conjunto conforma un disco rico, variado, nada acomodado, y a la vez altamente accesible. Un disco que confirma lo que muchos ya sabíamos o intuíamos: Jonston es ya uno de los nombres importantes de nuestro pop.

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