Bilbao BBK Live 2012: éxito de público, éxito de Radiohead
Por 20 julio, 2012 8:092


El festival Bilbao BBK Live 2012 cierra su séptima edición con un éxito de público que desbordó las previsiones de la acampada, dejando en la retina grandes conciertos como el de Radiohead y la confirmación de Bigott como gran artista nacional.
Y es que fue la actuación de los británicos Radiohead capitaneados por un motivadísimo Thom Yorke la que más público reunió en el festival, casi 40.000 personas que presenciaron un concierto de diez. Cerca de dos horas donde la banda tiró por el difícil callejón de sus dos últimas obras, In Rainbows y The King of Limbs en vez de darse un baño de masas con los singles de toda la vida como en la noche anterior habían hecho The Cure.


Con una puesta en escena nueva tras el accidente de Toronto, compuesta por doce pantallas que mostraban a los músicos y un potente juego de luces, Thom Yorke consiguió transmitir la energía que derrochaba con cada uno de sus bailes al más puro estilo del videoclip de “Lotus Flower”. Un Yorke que dejaba de lado su faceta de músico para entregarse a la de frontman carismático sin ningún tipo de rubor, mostrando su apoyo a nuestro país tras los duros recortes y la mala situación económica, culpando a políticos y banqueros, era la introducción para “Myxomatosis”. Y a medida que iba avanzando la actuación más entregados se mostraban y más recibían del público, una perfecta comunión que se veía refrendada con “Pyramid Song”, “I might be wrong” o “Idioteque”.
Para los que añoraban los viejos tiempos hubo dos guiños al OK Computer con “Karma Police”, momento en el que comenzó una fina pero incesante lluvia que no pararía ya, y “Paranoid Android” que sirvió para cerrar la noche. Algo especial, algo que se quedará guardado para siempre.


Pero todo esto tuvo lugar la noche del viernes al sábado, y el festival había comenzado un día antes con los granadinos Lori Meyers ofreciendo un show totalmente festivo haciendo que gran parte de los asistentes del festival no pudieran dejar de saltar con éxitos como “Viaje de estudios”, “Luces de neón”, “Dilema” o “Alta fidelidad”, así como con las nuevas composiciones. Noni se ha convertido en un auténtico animal sobre el escenario y sabe transmitir esa energía que definitivamente los aleja de las ya añejas comparaciones con Los Planetas.
Band of Skulls pecaron de falta de pegada, de fuerza. Sus temas suenan bien, correctos, pero algo falta. Rock sin emoción, sin alma, sin enganchar y fácilmente prescindible sonaron, en un concierto que sirvió a muchos para coger posiciones para lo que más tarde vendría, The Cure.
De la misma falta de contundencia adoleció el concierto de Snow Patrol que sin duda se han quedado en el camino de llegar a ser unos Coldplay más. Temas facilones no les faltan, es más, tienen de sobra pero el exceso de azúcar no siempre se lleva bien y más cuando no se mezcla con temas de la época más rockera de la banda. Gary Lightbody resultó un frontman anodino como el concierto de los escoceses. Uno se queda lamentando el por qué no fue al tercer escenario a ver a Jon Spencer… en fin…


Con las grandes referencias tras su paso por el Primavera Sound de este año, la parada de Robert Smith y su banda The Cure era una cita imprescindible. La noche no comenzó con buen pie, ya que unos problemas de sonido en los teclados retrasaron casi una hora el comienzo de la velada, pero a esto que el bueno de Robert subió guitarra en mano para deleitarnos con tres grandes clásicos del grupo en versión acústica, “Three imaginary boys”, “Fire in Cairo” y “Boys don’t cry”. A partir de ahí era la hora de que saltaran a escena el resto de miembros, como remarcó el singular cantante, para ofrecer un concierto extenso, tres horas, donde no dejaron hit con cabeza. Sonaron las archiconocidas “Just like heaven”, “A forest”, “In between days”, “Pictures of you”, “Friday I’m in love”, “Closed to me”… encadenando tema tras tema casi sin descanso y sin dejar la sensación de pesadez en el ambiente.
Como en casi todos los conciertos del escenario principal The Cure gozaron de un sonido potente, que se veía ayudado por los monitores colocados tras la torre de sonido que ayudaban que nadie se quejara de falta de volumen.
El retraso de The Cure no afectó al inicio de la actuación de Bloc Party que venían a Bilbao con la intención de limpiar su imagen con nuevo disco, Four. Y fue precisamente el single de adelanto de dicho álbum, “Octopus”, el que servía para comenzar una actuación que en ningún momento dio tiempo a la pausa y el baile que imponía un activo Kele Okereke. Los grandes momentos de la noche fueron los temas de su aclamado primer trabajo como “Banquet”, “This modern love”, “So here we are” o el electrizante cierre con “Helicopter”, aunque la nota divertida la puso el singular vocalista cuando introdujo “Flux” cantando “We found love” de Rihanna.
Con las fuerzas justas la música nos llevaba hacia la salida del recinto donde estaba situado el tercer escenario y sobre el que los dos ex-LCD Soundsystem James Murphy y Pat Mahoney unieron sus fuerzas para hacer bailar a los presentes, no demasiados todo hay que decirlo, a ritmo de buena electrónica con cierto guiño a la música disco.


La jornada del sábado comenzaba a desperezarse con los británicos Noah & The Whale y su pop con toques folk. El fuerte viento que sopló durante gran parte del día arrancó una de las pantallas laterales y nos llevó hacia el tercer escenario para ver a Warpaint, una propuesta más interesante y menos anodina.
El cuarteto femenino sedujo con su propuesta de rock aderezado con slow-core, donde la bajista sobresalió por encima de sus compañeras dotando de gran base rítmica. Una pena de disponer de tan poco tiempo para degustar este directo, donde desgranaron su debut The Fool.
Tras dos años seguidos haciendo saltar al público británico en el FIB, Mumford and Sons recalaban en el BBK Live con la intención de repetir jugada y de paso mostrar algún tema del segundo disco que saldrá después del verano. Sea porque la hora, ocho de la tarde, no era la propicia para “animar”, sea porque aquí los ingleses no son mayoría, el show se quedó en un quiero y no puedo. Su música tendrá gran aceptación en las islas pero por aquí no terminar de romper, y el que aquí escribe no termine le verles la gracia.


Gracia y descaro que sin embargo desborda el aragonés Bigott y su banda. A pesar de comenzar con la carpa Vodafone a medias de público aquello terminó por ser una de las mayores fiestas de todo el festival, tanto como para hacer salir de nuevo al grupo tras una sonada ovación y que interpretaran de nuevo “Cannibal Dinner”. Borja y sus compañeros de viaje no se amilanaron y desde el primer minuto pisaron el acelerador para ofrecer una actuación festiva con su pop-folk tan pegadizo.
Puede que Four Tet nunca haya actuado ante tanta gente, pero lamentablemente pocos de los allí presentes estaban por él. Es lo que tiene actuar justo delante de Radiohead, que la gente está más pendiente de coger un buen sitio que de prestar atención. El bueno de Kieran aguantó el chaparrón mostrando su versión más bailable con las miras puestas en el próximo lanzamiento de Pink, su nuevo trabajo.
Tras el orgasmo musical de Radiohead la propuesta ruidista y canalla de Triángulo de Amor Bizarro se mostraba como la mejor alternativa para ir cerrando la noche. Concierto demasiado breve que además se vio perjudicado por un sonido bastante malo (dejaremos en interrogante al culpable, si bien el grupo, los técnicos, la carpa…), donde los gallegos aparte de mostrarnos las ganas de fiesta que llevaban en lo alto, tocaron un tema nuevo, “Follar”, dedicado con bastante poco cariño al Partido Popular.
La última jornada se mostraba bastante más relajada en cuanto a público, hecho que se notaba ya en las colas de los autobuses para subir al festival, en los accesos del festival y dentro del recinto. Esta menor asistencia sirvió para poder disfrutar de un recinto que en las dos anteriores jornadas se veía por momentos desbordados.
Corizonas eran los encargados de arrancar en un escenario principal aún semivacío pero con muchas ganas de recibir a la “nueva” formación que consiguió despertar los primeros bailes del monte Kobeta.
Senda la del baile que Eli Paperboy Reed continuó con su soul y blues. Por más que sea un casi asiduo de nuestra geografía el personal no se cansa de verlo y la comunión con el público fue total.


Los escoceses The View gozaron de mayor público a sus pies, y ofrecieron un show bastante similar al ofrecido esa misma mañana en la Alhóndiga de la ciudad bilbaína, aunque por suerte con mucha mejor acústica. Se agradece el detalle de ofrecer actuaciones gratuitas al público general, pero la acústica de la Alhóndiga no puede ser más lamentable. Ya por la tarde Kyle Falconer y los suyos hicieron un recorrido por sus cuatro álbumes, picoteando de aquí y de allá, aunque siempre con la sensación de que el escenario les venía grande, muy grande. Guiño del guitarrista que saltó al escenario con la camiseta del Athletic de Bilbao.
Tras ellos Glasvegas dieron el peor concierto de los vividos durante tres días de festival. Falta de presencia sobre las tablas y concatenación de temas que parecían iguales entre sí con exceso de “uuuuooooohhhhh” y grandilocuencia y pomposidad que aunque compartan con Keane no supieron canalizar bien. Y es que aunque uno no sea fan de Tom Chaplin y su melancolía edulcorada hay que reconocer que ofrecieron un concierto más que correcto, sabiendo repartir de manera perfecta sus éxitos a lo largo de la noche entre los nuevos temas. Puesta en escena sencilla y un Tom que no paró de moverse de un lado a otro intentando ser dramático en sus gestos.
Una de las sorpresas del festival es la mega-agrupación argentina Onda Vaga que aprovechó su gira por nuestro país para ofrecer una parada en Bilbao. Con cajón flamenco, trompetas y demás instrumentos de viento consiguieron animar la carpa Vodafone con su sonido y letras mezcla de Manu Chao o Los Delinqüentes.


El “cabeza de cartel” del sábado acabó siendo el “cabezón” con todos los honores. Garbage dieron una actuación soberbia llena de intensidad y carisma por parte de una Shirley Manson que no nota el paso de los años, al igual que sus compañeros de viaje con Butch Vig pegando como nunca a la batería. Not Your Kind of People pasó de puntillas aún teniendo grandes temas. Desde el primer minuto Shirley se hizo con el escenario, bailando, con movimientos sugerentes y agradeciendo el calor del público. Las más aclamadas “I think I’m paranoid” al comienzo, “Queer”, “Special” o “Push it” ya en los bises y donde sufrieron la pérdida de sonido hacia el público aunque ellos siguieran tocando como si nada. El cierre con “Only happy when it rains” era el broche perfecto a un festival que daba sus últimos coletazos con un público que continuaba con Sum 41 y su punk para adolescentes, mientras Jonquil acaparaban la atención de unos cuantos rezagados con ganas de bailar sus ritmos tropicales.