Sugar: caramelos de sangre ardiente
Por 11 agosto, 2012 17:470


Aprovechando la excelente reedición que acaba de salir a la calle con la obra completa de Sugar, la banda del enorme Bob Mould, no está de más hacer un pequeño recorrido por su corta, pero fabulosa, trayectoria.
Esta vez acompañándose de David Barbe – ex Mercyland – al bajo y Malcolm Travis – ex Human Sexual Response – a las baquetas, Mould pone la semilla de su proyecto más exitoso, y reconocido, a nivel masivo.
Tomando como base de operaciones sus dos últimos discos al frente de Hüsker Dü, “Candy Apple Grey” (1986) y “Warehouse: Songs and Stories” (1987), Mould se decide a prolongar el pop energético de corazón cada vez menos hardcore que tan maravillosos resultados le había dado en este binomio de obras maestras, añadiendo, a diferencia de estos, una nueva base rítmica mucho más potente y dinámica , a lo Pixies, y aumentando el uso de pedales para dar con un sonido más matizado y poderoso desde las seis cuerdas. A partir de este modélico “recorta y pega”, se abre un esplendoroso camino por el que Mould y compañía alumbrarán uno de esos debuts con los que a cualquiera en su sano juicio le gustaría aterrizar en el mundo indie. Bajo el nombre de “Copper Blue” (1992) Sugar se ganan las alabanzas de la crítica y un inesperado éxito de ventas provocado por uno de los temarios más inspirados de los ’90. Que se puede decir de un disco compuesto de joyas como “The act we act”, “Changes”, “A good idea” o “If i can’t change your mind que no sea el de calificarlo de “obra maestra”, pues poco más, la verdad. Mejor escucharlo y dejarse llevar por este torrente de furia edulcorada y besarle el culo a un Mould inmenso.
Grabado durante las mismas sesiones de su primer Lp, “Beaster” es su feroz reverso oscuro y el verdadero clásico de Sugar: Un disco inmortal comprimido en media hora atronadora de cabalgadas pantagruélicas donde el espíritu del “New Day Rising” (1984) de Hüsker Dü se vuelve negro como el carbón, tomando velocidad de crucero, para dar vida a seis canciones de pegada mortífera, intensidad inabarcable y un continuo estado de erupción a través del que trasluce una poderosa aura pagana de religión en temas como “JC Auto” y “Judas cradle”.
Como postrero dato, no puedo finalizar esta retrospectiva sin mencionar la gira que está llevando este año Bob Mould, en la que está reinterpretando completamente el “Copper Blue” para celebrar su veinte aniversario, y con la que esperemos poder disfrutarlo por tierras ibéricas.