Swans: el desgarro definitivo
Por 22 agosto, 2012 13:441


Poco a poco se acerca la hora de “The Seer”, el nuevo Lp de los Swans. Para irnos preparando ante la salvajada que nos tienen preparada Michael Gira y los suyos nos situamos en perspectiva y comenzamos la cuenta atrás.
¡Mi madre! Aún me tiembla el pulso después de revisitar el último trayecto de la discografía de los Swans. Tras tamaña experiencia, salgo a la calle y doy un paseo entre la multitud mientras el cerebro aún me bulle por los espasmos que me recorren el espinazo. Sensación próxima a hacer puenting sobre una cama de faquir, consigo relajarme cuando ya han pasado dos largas horas con el estómago cerrado como un percebe en el Mediterráneo. Vuelvo a casa en el momento en que el que empiezo a recobrar la normalidad, pero aún con las manos haciendo el baile de San Vito, enciendo el portátil y me dispongo a intentar descifrar en códigos lingüísticos, si realmente se puede, lo que representa enfrentarse a este combo de poder avasallador, y ante el que solo puedo sacar en limpio cuatro palabras: Un jodido agujero negro. Allí es donde te metes al darle al play, desatando la ceremonia de amor puro, éxtasis e irreverencia dirigida con mala saña por Michael Gira y sus acólitos, y adonde no han cejado de arrastrarnos vilmente desde su vuelta al epicentro de la tormenta con el abrumador “My Father Will Guide me a Rope to the Sky” (2010).
Comenzando por este testimonio sonoro de su última gira, cuando ya hace tiempo que este formato ha pasado a mejor vida, surge la excusa de utilizarlo como método de financiación para poder grabar como se merece “The Seer” (2012) y, de paso, poder mostrarnos una prueba, lo más cercanamente posible, al poder sobrecogedor que destilaban durante este inolvidable tour.
El disco en directo más justificable de las últimas décadas, “We Rose From Your Bed With The Sun In Our Heads” trasciende su carácter primerizo de disco de apoyo económico para acabar convirtiéndose en uno de los grandes triunfos por parte de nuestro oficiador favorito de misas negras.
Por si no fuera suficiente, esta es una obra en la que Gira anticipa parte del material de “The Seer” mediante siete demos a pelo, secas y acústicas – previa introducción hablada de cada una -, acabando por certificar su inmenso valor, a la altura sus grandes discos en estudio.
Anteriormente a éste, tenemos “My Father Will Guide me a Rope to The Sky”, uno de los mejores discos en lo que llevamos de década, representando además una de las resurrecciones más espectaculares que un servidor recuerda.
Tomando buena nota de su trayectoria con The Angels of Light, Gira se empapa en aguas solemnes de folk intimidante y, junto a su círculo cerrado de ejecutores, va llenando la matriz primigenia de los primeros Swans con vientos salidos del infierno y una atmósfera medieval que recuerda al incomprendido “Love of Life” (1992). Volviendo a hacer un inequívoco uso de los desarrollos repetitivos – “No Words/No Thoughts” -, que guían los latidos del corazón de unas canciones desbocadas, los Swans van añadiendo diferentes niveles de percusión y de notas acopladas a la piel de la bestia con un trozo de hierro candente. Moviéndose como el ciego que ya no necesita bastón para guiarse en la oscuridad más profunda, tanto te dejan cicatriz con el drone más afilado – “Inside Madeline” – como desde el góspel hecho a las orillas del fin del mundo – “Little Mouth” -.
Para acabar de magnificar zarpazos de esta contundencia, el bendito que consiga hacerse con la edición especial en Cd del Lp se encontrará con “Look at me go”: Una sinfonía instrumental de tres cuartos de hora de duración, perpetrada desde los substratos más recónditos del Averno y construida a partir de las pistas pertenecientes a los temas del disco original, más un plus sustancial de fragmentos no conocidos, que son utilizados para ensamblar una pieza única a la que considerarla “bonus” o “extra” debería estar penado con el “garrote vil”.
Con todo lo que acabo de relatar anteriormente, cualquiera se hubiera dado por satisfecho ante un festín de tales proporciones. Sin embargo, y aunque parezca imposible, “My Father Will Guide me a Rope to The Sky” es la antesala de lo que promete ser la obra definitiva de los Swans: “The Seer”. El 28 de Agosto es el día señalado, una fecha en la que seguro que el cielo tornará de color hacia tonos de un negro infinito. Y es que, solo con un apocalipsis total, es posible que se pueda escribir un nuevo capítulo a la altura de esta historia de dimensiones faraónicas. He dicho.