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Pony Bravo campan a sus anchas por Madrid

Por Redacción EER 1

por Ignacio Sánchez
La sala Joy Eslava fue testigo el viernes pasado del crecimiento de la banda sevillana, asentada ya entre los mejores del país.

Una mezcla de sensaciones me vinieron a la cabeza el viernes pasado cuando presencié el concierto de Pony Bravo en la sala Joy Eslava, actuación que servía como fin de la gira de Un Gramo de Fe, aunque fuera el día elegido para comenzar a vender la edición en vinilo del mismo.

por Ignacio Sánchez
Son ya unos pocos de años viendo a Dani, Darío, Pablo y Javier subirse a un escenario de su Sevilla, ya sea el de un pequeño bar de la Alameda de Hércules, el de una sala o el de un teatro. Aunque con el paso del tiempo el público ha ido aumentando en sus conciertos, así como el asentamiento de su propuesta dentro de la música nacional, el verlos fuera de su ciudad, y con unos asistentes tan entregados se me hacía raro. ¿Serían los mismos Pony Bravo que había visto en los últimos años?. Pues sí, eran ellos pero a lo grande, como el escenario de la Joy Eslava y su impresionante juego de luces.

Con una sala completamente llena en su parte baja y ocupada en parte desde la primera planta, los sevillanos se plantaron sobre el escenario con su habitual puesta en escena, donde Dani (vocalista) se escora a un lateral con su teclado dejando el espacio central a Darío, Javier y sobre todo a un Pablo que con el paso del tiempo está adquiriendo mayor protagonismo dentro de la formación tomando el testigo a Dani en las labores de voz principal.

Parece que fue hace poco cuando estábamos en el Teatro Central de Sevilla disfrutando de la presentación de Un Gramo de Fe, pero no, han pasado ya dos años de eso y a los Pony se les veía contentos de estar donde estaban, de esa posición ganada con trabajo y sobre todo con unas canciones que ya todos conocemos, esos pequeños himnos costumbristas que dibujan cuadros de las esquinas de Sevilla (“Pumare-ho!”), de crítica social (“Super-Broker” como siempre dedicada a Teddy Bautista, aunque esta vez a muchos más o la nueva “Eurovegas”), pero sobre todo de fiesta (“Noche de setas”, “La rave de Dios” o la también nueva “Mi DNI”), amén de los guiños a su ya lejano en el tiempo debut del que para desgracia de algún que otro seguidor extasiado no tocaron “El Pony Bravo”. Ese éxtasis y fervor mostrado por gran parte del público me dejaba noqueado y haciéndome pensar en cómo aquel grupo que alguna vez vi ante cuarenta personas hacía disfrutar a una sala, repleta y rendida a sus pies, de Madrid. Como regalo, ya sea por el fin de gira o por lo que realmente les apetezca, dejaron para el recuerdo una versión de “Whip It” de Devo.

El broche de la cita lo puso un primer bis, y único previsto según lo visto en el setlist, con “Mangosta”, “El Rayo” y ese grito tan “simpático” como real de “China da miedo”, cuya guinda fue ver de nuevo a los sevillanos salir y tocar “Trinchera” tras una sonora ovación.

¿Hasta dónde llegarán Pony Bravo?. ¿Seguirán sorprendiéndome?. A la espera de su tercer álbum estoy ya, que huele bien, muy bien, como su concierto del viernes.

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