Crónica del concierto de The Hives en Madrid (sala La Riviera)

Por Ignacio Sánchez 1

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La banda sueca sale por la puerta grande de una sala La Riviera completamente abarrotada.

La sala La Riviera vivió anoche una de sus mejores noches en los últimos meses. Los culpables, unos suecos que se hacen llamar The Hives y que pusieron la sala patas arriba desde el primer segundo con su rock festivo. Y aunque sé que no voy a venir ahora a descubrir que la banda de Howlin’ Pelle Almqvist es un tiro en directo, la verdad es que da gusto ver cómo un grupo se entrega de esa manera en directo, consiguiendo una perfecta comunión con sus fans, a los que poco hubo que animar para que no dejaran de saltar y corear todos los temas.

por Ignacio Sánchez

Con una cuidada estética tanto en las ropas, vestidos con frac, pajarita y bombín, como por la escenografía con unas letras a modo de luces que formaban el nombre del grupo saltaron los cinco miembros al ritmo acelerado de “Come On!”, era el principio de una velada inolvidable, llena de singles frenéticos, pogos, gritos y sudor, mucho sudor, lo que provocaría que con el trascurrir de la noche los músicos se fueran poco a poco desprendiendo de sus trajes de gala para quedarse con las camisetas completamente chorreando.

El bueno de Pelle lleva todo el peso escénico sin estar quieto ni un solo instante, de aquí para allá, que si tiro el micro al público, que si me subo a la batería y doy un salto acrobático, vamos lo que viene siendo un showman como la copa de un pino. Comienzan fuertes desgranando su vuelta con Lex Hives, un trabajo nos devuelve a una banda con temas redondos como “Take back the toys” o “1000 answers” que se entremezclan con los viejos hits que consiguen que el público explote, como es el caso de “Walk idiot walk” y una “Main offender” totalmente descontrolada, alegría contagiosa entre un público que casi al principio ya se encuentra extasiado.

Los suecos se las saben todos y para arropar la euforia descontrolada y el show frenético de su cantante en los momentos que tenía que coger aire ahí estaba su hermano Niklas, que también reparte lo suyo a los fans, posturitas, guiños y besos como si fuera miembro de una boys-band. Además saben como ir dosificando las fuerzas, las suyas y las del público, con pequeñas paradas donde Pelle, con un castellano de bolsillo se dedicó a jalear tanto a las “ladies” como a los “gentlemen” que seguían gozando de una noche apoteósica que nos regalaba una “Wait a minute” muy coreable, nos pedía más con “I want more” y hacía saltar al personal con la mítica “Die, all right!”.

por Ignacio Sánchez

Poco más se podía pedir a un concierto que iba como un tiro y donde era imposible estar quieto o aburrirse, y donde llegó el momento que todo fan espera de su grupo, que te suban al escenario, y eso le pasó a Álvaro que en primera fila toda la noche con una pancarta consiguió la atención de la banda que lo subió para tocar el bajo en la parte final de “Hate to say I told you so”, que sumada a “Abra Cadaver” hicieron que la sala se viniera abajo. Esto no hay quien lo pare. Bueno sí, “Patrolling days”, esa canción con aires taberneros y 100% festiva, que puso punto y final a la primera parte de la noche, aunque todos supiéramos que aún quedara más.

La guinda de los bises donde la banda dio todo lo que le quedaba, estaba adornada con su último single “Go right ahead” que sonó potente, sumada a “Insane”, tema de The Dragtones (banda de Vigilante Carlstroem, el otro guitarrista de la formación) y con el broche final de la efectiva y efectista “Tick Tick Boom” que, con su show típico de petrificación, sumado a la presentación de nuevo de los componentes y el show de agachar al público para que exploten con la subida de la canción, no hizo sino dejar constancia de que acabábamos de asistir a un concierto soberbio, como hacía tiempo. No había sino escuchar a Pelle dando las gracias diciendo que había sido el mejor concierto de la gira.

Pero como en toda gran noche siempre hay un buen comienzo, que en este caso vino de la mano de los norteamericanos The Bronx y su punk duro. Menos efectista que el de los suecos pero igualmente contagioso, cuentan como toda buena banda de punk con un vocalista carismático, como es el caso de Matt Caughthran, que no paraba de jalear y calentar al público. Poco menos de 45 minutos para hacer un rápido repaso a su carrera y enseñarnos por dónde irán los tiros de (IV), su próximo trabajo que saldrá el año que viene.

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