Crónica: un mago llamado Steve Vai en el Auditorio Víctor Villegas de Murcia
Por 21 diciembre, 2012 22:230




El pasado diecisiete de diciembre asistí al concierto que cerraba la gira mundial de Steve Vai, lugar, Auditorio Víctor Villegas de Murcia, que presentaba una entrada muy buena, cercana al lleno absoluto.
La verdad es tuve la sensación de estar viviendo algo más que un concierto propiamente dicho, un espectáculo en toda regla. Luces, sonido, chistes y complicidad con el público. Un show en el que lo imposible, en lugar de sacar conejos de la chistera, era tocar la guitarra en la manera en que él lo hacía, con esos dedos moviéndose más rápido de lo que el ojo humano puede captar. Y todo empezando desde el minuto uno, en el que, acompañado de una presentación sonora a cargo de la banda que le acompañaba, Vai apareció con levita, sombrero y unos pantalones negros con llamas rojas, bailando de forma muy llamativa, casi deslizándose, fluyendo, mientras tocaba las seis cuerdas con maestría.


Fueron un total de tres horas, de las que podría describir mil detalles, trucos con los que Steve Vai nos fue sorprendiendo a lo largo de la velada, pero saldría una crónica extensísima y poco práctica, así que iré resumiendo por partes;
El juego de luces totalmente impactante. Visuales de todos los colores, contrastes en los momentos apropiados, como los cambios de ritmo, y destacando al artista que llevara en ese momento la voz cantante, realzando toda la velada. Sonido, de diez, en los niveles que en Murcia sólo el Auditorio es capaz de ofrecer. Nada que objetar.
Los músicos de acompañamiento, un lujo, tuvieron su momento de gloria, con sólos individuales; primero Dave Weiner a la guitarra acústica, impresionante la facilidad con la que conseguía mantener varias voces en la misma melodía, no es de extrañar que su CD en solitario, Collections of Short Stories se agotara a lo largo de la gira; Deborah Henson tocando el arpa, era la encargada de proporcionar los momentos y elementos más ambientales, y su sólo sonó bastante bien, aunque palideció al lado del de Dave; Jeremy Colson, baterista del que Vai dijo que no le llevaba a California porque era capaz de provocar un terremoto, dió toda una lección, tanto a la percusión como a la batería, otro virtuoso del instrumento; y para terminar Philip Bynoe al bajo, que no tuvo oportunidad para lucirse en solitario como sus compañeros, salvo en algún momento puntual, pero que sin embargo mantuvo el tipo sobrado a lo largo de todo el evento.
Y ahora al turrón; el desarrollo del concierto. Comenzó con temas del disco que venía presentando, The Story of Light, concretamente Racing the World y Velorum, con las que dió sus primeros toques de varita, en forma de sólos de guitarra, tappings y para mi sorpresa, bailes, posturas y muchos guiños al público, al cual se dirigiría al término, explicando que acababa la gira esa noche y que quizá pudiéramos tener un tema extra que los demás no disfrutaron. Pensé en Bad Horsie, que no la estaba tocando a lo largo de la gira, pero ese momento no llegó.


Prosiguió entonces con Building the Church, y tras presentar al resto del grupo, Tender Surrender, que con sus cambios de sonido consiguió, por primera vez en la noche, que el público se levantara arrancando a aplaudir, y ya quitándose la chistera, perdón, el sombrero, terminó la primera parte del concierto con Gravity Storm, antes del sólo de acústica de Dave.
Volvió al término con Weeping China Doll, emotiva, en la cual me pareció especialmente llamativo los efectos atmosféricos con los que el arpa impregnaba toda la canción, acompañando la evolución de los solos de Vai, pasajes épicos que recuerdan al power metal pero sin el doble bombo o las voces características. Pasó a la movida Answers, retrotrayéndonos unos años al pasado, para luego explicarnos cómo se inspiró para componer The Moon and I, canción en la que además de tocar, canta, aceptablemente, y que quiso dedicar a todos aquellos que saben encontrar y disfrutar de “la quietud en la naturaleza”.
Fue entonces el momento en que Vai y Dave hicieran su particular duelo de guitarras mientras interpretaban The Animal, otra vuelta de tuerca que el mago se sacó de la manga logrando otra ovación, aunque aún se dejaba los mejores trucos para el final. Sería el turno entonces para Whispering a Prayer, pieza absolutamente conmovedora en sus partes lentas, con sus teclados atmosféricos y la textura del sonido de la guitarra y el desarrollo que recuerda, lejanamente, a la que pudiera utilizar Mike Oldfield. Momento de piel de gallina, y para sacarnos de él, a base de movimiento, nada mejor que The Audience is Listening, como dijo él, ¡¡Boogey!! Toda una visión verle animar a todo el mundo mientras tocaba girando sobre sí mismo.
Tocó entonces un interludio en el que Deborah tomó el mando, mostrando muchos recursos al arpa, con una primera parte más latina, la segunda más clásica, acompañada al contrabajo que tocaba en esos momentos Philip. Ya de vuelta con Vai y Dave a la guitarra acústica, tocó otro momento de los más calmados, con Rescue Me or Bury Me, que tuvo continuidad con Sisters, en lo que sería la parte menos aguerrida del concierto.


Momento el cual aprovechó para hacer su siguiente número; hacer aparecer a Jeremy con una percusión portátil que llevaba a la cintura y que incluía una calavera parlante, como si hubieran encontrado a Murray y le hubieran dado un empleo haciendo un número cómico. Bueno, con esta percusión tocaron Treasure Island (qué apropiado), Salamanders in the Sun y Pusa Road, con Dave acompañando en esta ocasión con lo que si no me equivoco era una especie de laúd, dotando a la composición de ese aire arábigo que posee la grabación, acabando este tramo con el sólo de batería a cargo de Mr. Colson.
Turno del penúltimo truco de magia, quizá el más espectacular; a la vuelta del sólo de batería, humo y aparición de Vai con un traje y casco futurista, y una guitarra a juego con su nuevo aspecto para darle una ambientación marciana a The Ultra Zone. ¡Sabía que no podía ser terrestre este hombre! Luego, tras volver a la tierra abandonando esos pasajes casi sacados de una carrera del F-Zero, tocó Frank, canción de homenaje al legendario Frank Zappa, con el que compartió grupo hace años.
Pero faltaba el truco final de magia, aquel en el que el prestidigitador escapa de una muerte segura. En este caso, consistía en subir a gente del público y que dieran instrucciones para montar una canción in situ, imitando los músicos los ruidos o ritmos que proponían los voluntarios. Propuesta que para otros quizá sería arriesgada y casi imposible, pero esta gente son músicos con todas las letras, convirtiendo en un trámite aparentemente sencillo este experimento.


Setlist: Racing the World, Velorum, Building the Church, Tender Surrender, Gravity Storm, sólo de guitarra de Dave Weinter, Weeping China Doll, Answers, The Moon and I, The Animal, Whispering a Prayer, The Audience is Listening, sólo de arpa de Deborah Henson, Rescue Me or Bury Me, Sisters, Treasure Island, Salamanders in the Sun, Pulsa Road, sólo de bateria de Jeremy Colson, The Ultra Zone, Frank, canción del público, For the Love of God, Taurus Bulba.
Por último, agradecer a Serious Fan Music habernos facilitado la oportunidad de cubrir este concierto, y a Hard Rock Music 80 por las fotografías del concierto.