Tanned Tin 2013, crónica de un festival sobresaliente
Por 17 febrero, 2013 21:471


La temporada de festivales 2013 se abría para un servidor más temprano de lo habitual ante mi primer Tanned Tin, del cual siempre había escuchado buenas palabras.
Desde el coqueto Teatro principal de la ciudad de Castellón tiene cabida este evento que fue arrancado, personalmente por, un solitario y hablador Antonio Luque o Sr Chinarro, incorporación de última hora, ante la caída de Jota (Los planetas), y que venía redondo porque coincidía con el 20 aniversario del Sello Acuarela, organizadores, tocando para la ocasión una inusual “Cero en gimnasia”. Un acústico excelente donde tuvieron también cabida “Babieca”, “El gran Poder” o “Los angeles” que sirvió de cierre y dar paso a Neil Hastead acompañado de contrabajo y un gran piano de cola para envolvernos en una gran atmosfera musical y desgranar en un breve concierto su “Palindrome Hunches”. Llegó el turno de la primera actuación de Lee Ranaldo (Sonic Youth) que en formato acústico presentó “Between The Times and Tides” acompañado ocasionalmente, por un cajón flamenco (algo se le quedó de su encuentro con el Señor Morente). Gran concierto. Y el punto más exótico de la jornada vino con Tamikrest, banda Tuareg, que invadió el teatro de sonidos orientales mezclados con rock y blues. Como estar soñando en medio del Sahara. Y de lo exótico pasamos a lo bizarro, y es que unos atrevidos Triangulo de Amor Bizarro haciendo gala de su nombre, pusieron banda sonora psicodélica a extractos de “El Topo” y “La montaña Sagrada” de Alejandro Jodorowosky. Experimental. Y el cierre de la jornada inaugural, lo pusieron el duo “SchnAAk” con sus sintetizadores y bateria a ritmo de golpes o dando muestra el baterista de su excelente practica hasta con cubo.


La segunda jornada se abrió en el vestíbulo con cancelación del bravo Keiji Haino, y musicalmente con un solitario Ben and Bruno y su guitarra eléctrica, una dulce, suave voz y un sonido puro (que bien suena este teatro) dando un apetecible concierto de folk. Después le tocó el turno a Nacho Umbert sin su compañía pero con Raúl Refree en guitarra, banjo, coros y hasta piano, contándonos sus histriónicas letras sobre personajes cotidianos de su “No os creáis ni la mitad” y adelantándonos el affair de su madre con una estrella de Hollywood para su siguiente trabajo. Gran aplauso del público ante este agradable bolo.


Después llego el turno de 7 japoneses y un belga o lo que es Maher Shalal Hash Baz, historia de improvisación, puntos bizarros, cómicos o sonidos entre el pop hasta lo folklórico. Entre lo inexplicable y lo diferente, entre inentendible o inanceptable. En cambio lo poco inentendible de Lisabö, fue que cantan en euskera (habrían pocos que supieran el idioma), pero su concierto fue de los de mayor aceptación del teatro, poniendo incluso en pie a casi todos los presentes. Puesta en escena dual, dos baterías, dos bajos, dos guitarras. Los de Irún fueron un estruendo de post-rock duro y de calidad, fuerza e intensidad. Impresionante. Y de la voz desgarrada de Karlos Osinaga pasamos a la dulce de la expresiva Julie Dorion. Concierto rápido y corto que le impidió comunicarse con el público más de lo que le gustaría. Julie nos deleitó con un exquisito e intimo concierto de puro folk. Una maravilla y más en un escenario así.


Aunque más corto fue la presencia de Grupo Salvaje. Fue una pena. El amplio y largo montaje de esta banda ( siete músicos con amplia instrumentación) les impidió tocar a su tiempo. Empezaron a sonar bien cuando les dijeron que les quedaban 10 minutos decidiendo tocar Vigilia de Pentecostés, fuera de setlist. Y para cerrar la jornada del viernes, el sustituto Matt Elliot con la técnica de construir las canciones a partir de loops que va grabando en directo y modificándolo con pedales ofreció un directo un tanto inconexo y deslucido.
El sábado comenzaba con las matinales del recuperado Casino, otro lugar envidiable, aunque pequeño para el aforo que impidió el disfrute de todo los presentes. Pudimos medio presenciar las actuaciones de Paul Valle que nos causó buena sensación y Simone White acompañada de bateria y teclados dandole más ritmo a su gran voz.
Por la tarde, la organización nos ofreció otra de las propuestas más diferentes del festival de la mano de Yuri Landman, diseñador de instrumentos, y que a modo de obra final, tras un taller de fabricación de instrumentos para asistentes apuntados, ofrecieron una perfomance sonora y experimental de unos 30 minutos muy atractiva. Con el instrumento elaborado durante el taller, los 16 inscritos bajo la batuta de Yuri ofrecieron un concierto de lo más psicodélico. Interesante de presenciar.


Ya en el teatro, Toti Soler, virtuoso de la guitarra, abrió la última jornada vespertina dando muestras de sus habilidades con la guitarra española. Composiciones largas y mudas que desnudaron la destreza de este elegante y agradecido músico. Notable. Y del músico de mayor edad se pasó a la más joven, la guapa Amanda Mair, de tan sólo 18 años. El formato del bolo iba a ser diferente pero la perdida de instrumentos en el aeropuerto hizo presentarse sola y de perfil ante el piano de cola para hipnotizarnos con su candida y dulce voz y su homónimo disco con “Doubt”, “Sense” o “You’ve Been Here Before”, canciones hermosas, o mostrarnos inéditas como “I don´t remember”.


Gran proyección la de esta sueca como también la de los sucesores Tigercats. Quinteto de las islas británicas, con gran potencial. Sonaron frescos y divertidos. Recuerdan a Vampire Weekend por ese sonido pop característico de toque “africano” o Los campesinos por, además, la voz femenina a los teclados. Hicieron levantar a más de uno de su butaca y pasarlo genial. Creo que darán que hablar. Acabamos exhaustos y no vimos a Chris Brokaw. Retomamos con Lee Ranaldo, esta vez con banda. Posiblemente el bolo con mayor público y uno de los mejores conciertos. Repaso a su álbum y un par de versiones de The Byrds y Neil Young. Rock en estado puro, lleno de sonoridad y distorsiones. Una maravilla presenciarlo en lugares como un teatro.


Después paso el turno a los nacionales Scharwz, que igual debieron cerrar el festival por su propuesta de electrónica industrial alemana. Toques progressive y rock experimental. Y para terminar llegamos a los conciertos que menos cuajaron, por un lado el de Massimo Volume, una de las gran apuestas del Tanned Tin, una especie de Dominique A en italiano y por otro lado los portugueses Tropa Macaca que con sus sonidos inconexos y estridentes por momentos, obligó a más de uno a quedarse en el vestíbulo. Pero bueno, entremedio nos dejo mejor sabor de boca Fasenuova; más electrónica experimental con sonidos y ritmos envolventes.
Para terminar, me gustaría hacer un resumen del festival en sí. Muy buena organización, muy buen público y un cartel llenó de variedad y propuestas musicales diferentes e interesantes. Comodidad y una acústica excelente. Sobresaliente.