Efterklang, simplemente sublimes
Por 5 mayo, 2013 18:250


Calificar de sublime la actuación de Efterklang, que tuvo lugar en el Teatro Lara el pasado 29 de abril dentro del ciclo Conciertos Sublimes, puede entenderse de poco original y de uso rápido, pero es sinceramente el mejor adjetivo que define lo vivido durante una hora y media aproximadamente. El teatro, lleno hasta la bandera, presenció atónito como Casper Clausen y sus compañeros de escenario ofrecían uno de los recitales del año, lleno de grandes momentos, no solo musicales. Conjugación perfecta de música y espectáculo donde el delgado cantante danés consiguió meterse a todo el mundo en el bolsillo con su cercanía y simplicidad.


La noche se abría con los sevillanos I Am Dive, o lo que es lo mismo, la nueva aventura musical de Esteban Ruiz (ex-The Baltic Sea) y José A. Ruiz (ex-Blacanova). Los paisajes dibujados en Ghostwoods sirvieron como un ideal anticipo a la posterior actuación de la banda danesa. Un trabajo que sigue explorando los caminos comenzados con la larga lista de EPs previos. Capas de guitarras acompañadas de suaves teclados sobre los que sobrevuela la voz de Esteban. Los aires ensoñadores de “Mount Eerv” o “Summer Camp” vienen a resumir el sonido del dúo. Una actuación breve, como suele ocurrir con los teloneros, pero llena de matices y rica para los más atentos.
Tras el correspondiente descanso, pasadas las diez de la noche Efterklang salían a escena. La misión era presentar Piramida, ese atmosférico álbum del año pasado que como bien explicaron fue grabado en mitad de la nieve rodeados de osos polares. Un nuevo paso dentro de la evolución que siguen viviendo los daneses, mutando cada vez más hacia el pop ambiental, un pop que se sobre las tablas del teatro madrileño se hizo grande y consiguió ganar en fuerza, en gran parte gracias a una de las mejores acústica de las que se puede disfrutar en la capital. Un Lara que volvía a acoger una velada con Efterklang como bien nos recordó el propio Casper.
“Hollow Mountain” y “Apples”, temas que abren Piramida, fueron los escogidos para comenzar la actuación. Silencio sepulcral, ojos como platos y un Mads Christian ejerciendo de director de la orquestra arropado por su inabarcable lista de teclados, sintes, portátiles y demás maquinaria. Los aires fríos y menos melódicos del álbum se iban extendiendo por las butacas del teatro, acompañados por la potencia y dulzura de la voz de Katinka Fogh Vindelev, quien se erigía como protagonista acompañando a Casper en las tareas vocales. Con “Step Aside” consiguieron devolvernos a su glorioso pasado, guiño a la “indietrónica” de sus comienzos a lo Lali Puna o Ms John Soda. Fue solo un espejismo, quizá junto a “Frida found a friend”, dentro de un setlist que dio la espalda al pasado para poner hincapié en el presente.


Los asistentes, completamente pegados a los asientos, solo podían romper en aplausos al finalizar cada canción. Respeto admirable dejando que los temas pudieran acabar hasta el último de los sonidos, hasta la última nota, hasta el último supiro de Katinka. Entonces llegó el momento en el que Efterklang, en boca de Casper, quiso abrazar al público, no solo con su música, sino con palabras de agradecimiento, dando notas de color al entregar pequeños regalos que habían recogido de anteriores conciertos, y recogiendo nuevos, o integrándose entre los espectadores cuando el vocalista bajó al patio de butacas para sentarse al lado del técnico de sonido para ver como la banda acaba una de las piezas.
Todo estaba siendo demasiado bonito, no fallaba nada, y “Modern Drift” puso un escalofriante punto y seguido a la velada. Un tema que consigue en directo sobrecogerte aún más con una interpretación mayúscula en la que consiguieron poner en pie a gran parte de los acomodados oyentes. Explosión de júbilo tras la que volvieron a subirse a las tablas para dejarnos totalmente en una nube con la preciosista versión de “Alike” que realizaron con usando distintos objetos metálicos, puestos sobre el suelo, a modo de percusión. Abrazo final entre ellos y con nosotros. Chapó señores.