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Territorios 2014, al borde del abismo

Por Jose Eduardo Medina 0

Público Territorios 2014 / María Barba

El festival Territorios, bastión en la capital de Andalucía entre los eventos dedicados a la música en directo de gran formato con representación nacional e internacional, cierra su vigésimo séptima edición en las arenas movedizas de la indefinición, corriendo el riesgo de quedarse estancado en una decadente estrategia basada en cubrir gastos y expediente.

Caía el sol del atardecer sobre la pradera del Monasterio de la Cartuja y las puertas se abrían para los más madrugadores. A primera hora podía recorrerse sin aglomeraciones, con la novedad un año más en la colocación de los escenarios exteriores, problema que lleva sin resolverse desde que se decidió redistribuir el recinto para evitar las estrecheces del interior. Después del error del pasado año provocando el solape de la música entre ellos, este año se acertó en la orientación perpendicular, aunque el espacio frente al escenario Territorios resultó estrecho en algunos conciertos.

Agorazein / María Barba
Agorazein / María Barba

Con más público concentrado en beber a la sombra del rascacielos de César Pelli que ocupando la delantera de los escenarios, Chocolata versionaba el Padam, padam, padam… de Edith Piaf adaptado a la lengua de Cervantes y a ritmo de palma y guitarras, concierto de distancias cortas perdido en un escenario demasiado grande. Primera parada en serio para las rimas de Agorazein. Con C. Tangana al frente y un último disco, LO?E’S (Agorazeim, 2012), en el que el rap se mezcla con una base electrónica tan suave que roza el pop, reunían una buena parte del público frente a ellos. Pidiendo ruido para sus letras cargadas de críticas a una fría sociedad cuya vitalidad es tan irreal como sus apariencias, sorprende la soltura sobre el escenario de esta panda de chicos sin ningún prejuicio para renovar al hip-hop en español siguiendo la línea de los nuevos raperos al alza en América.

El cartel internacional quedaba inaugurado por Anna Calvi, apareciendo sobre el escenario rozando las diez de la noche. Con la guitarra al cuello, prometía un inicio arrollador acompañada por dos nombres de mujer, Suzzane y Elizza, sin embargo, problemas en el micro deshicieron su voz entre el sonido de la banda. Una vez solventado, decidió contrarrestar moviendo sus dedos al ritmo del popular riff de Dick Dale, gusto a spaghetti western aminorado de revoluciones con la sutil Rider To The Sea. Cuando todo parecía arrancar, inexplicablemente agotó su lista de canciones en menos de una hora.

Anna Calvi / María Barba
Anna Calvi / María Barba

Perdida la cuenta de las revisiones en la carrera de Loquillo al rock de pintas macarras e importación inglesa, la balanza se decantaba por otro revival más exótico. Desde la bahía de San Francisco, California, Shannon, corpulenta mujer enfundada en vestido y peinado rescatados de un drive-in de los 50, se hacía acompañar por dos enclenques muchachos, The Clams. Servido en vaso de color pastel, las guitarras lo-fi pulsadas a ritmo de surf se batían con coreables estribillos de raíz rockabilly acompañados de letras delirantes, como si un vinilo de Jefferson Airplane hubiera caído accidentalmente de la rockola a la mezcla. Tan refrescante que acabamos bailando swing al compás de las palmas de Shannon.

Mala Rodríguez / María Barba
Mala Rodríguez / María Barba

La primera noche agotaba sus nombres, Mala Rodríguez subía al escenario Territorios, que parecía acarrear el gafe. A los problemas del concierto de Anna Calvi, se sumaba la pérdida de las bases en mitad de la actuación de la rapera del Jerez, sin dejarse amedrentar por el silencio de fondo supo reponerse con la soltura de quien ha tenido muchos escenarios bajo sus pies. Bruja (Universal, 2013) era la última carta en la baraja de La Mala, pero jugó sobre seguro lanzando una escalera desde Lujo ibérico (Universal, 2000) al trío de apertura de Malamarismo (Universal, 2007) para llevarse al público a su terreno, éxito de masas calculado.

Franja al filo de la madrugada disputada entre las bandas catalanas, en el duelo entre Manel y Love of Lesbian apostamos por los segundos. Con una despedida de Santi Balmes  — ‘¡Nos vemos en 2016!’’ — bromeando sobre la frecuencia de su banda en el cartel del festival, dejaba tras de sí una actuación con un gran interrogante, ¿dónde habían quedado esas composiciones cargadas de matices? Al comparar el divertido juego de piano de Marlene, la vecina del ártico, con letra dadaísta y espectáculo circense incluido en directo, nos parece mejor manifiesto que una letra plana y snob adherida a un fácil estribillo monosilábico, carne de anuncio publicitario de segunda fila. Sven Väth recorría el techno de los noventa al mando los platos y Chicha Libre daba rienda suelta a la cumbia peruana, arrastrándonos a la madrugada.

Competencia ardua para la segunda jornada, enfrentándose a la final de la Copa de Europa. Una noche con otro de los nombres ya conocidos por visitas anteriores al festival. Lori Meyers, que ya actuaron en 2009 y 2012, coincidía con la actuación de los locales Reincidentes. La balanza se inclinó del lado de la banda de rock sevillana. Surgida durante la ocupación de la Universidad de Sevilla en las protestas estudiantiles de 1987, el repertorio para celebrar su treinta aniversario llegó hasta unos inicios que nunca han perdido vigencia. Una buena multitud reunida en torno a ellos, aclamaba con entusiasmo — ‘¡Andalucía entera, como Marinaleda! ‘—, volviendo a corear canciones donde se narra parte de la historia del activismo político andaluz.

The Jon Spencer Blues Explosion / María Barba
The Jon Spencer Blues Explosion / María Barba

Se iban agotando las escalas para llegar al dj set de TEED. Venido desde las profundidades del underground neoyorquino, Jon Spencer, ex componente de Pussy Galore, acompañado de la Blues Explosion se dedicaba a rasgar a conciencia su guitarra, aunque el sonido del escenario parecía indicar todo lo contrario. La jam organizada por la banda al mismo tiempo que Jon se desgañitaba ante el micro versionando el single de Chain Gang — ‘Son of a bitch! Son of Sam! Son of a Bitch!‘ — se quedó corta de potencia a los pies del escenario.

Él mató a un policía motorizado / María Barba
Él mató a un policía motorizado / María Barba

La intervención de Jota en Más o menos bien de Él mató a un policía motorizado, grupo que inexplicablemente levantó suspicacias en el sindicato policial sevillano, mostró que no andaba demasiado fino a esas horas de la noche. Todavía tenía la fiesta de Ska-P por delante para recuperarse. El grupo nacido en Vallecas sigue la misma línea de sus inicios, agitación política a caballo entre el rocksteady y el punk. Pogos a gran escala y un abrazo para los compañeros y amigos de Reincidentes para dejar el camino libre al nombre más esperado de la noche.

Madrugada ya bien entrada, quizás demasiado, y las letras de cera verde encendida brillaban sobre el fondo negro en la pantalla. Se ha hablado mucho sobre el primer directo del homenaje a la banda de Jesús de la Rosa a través de las redes sociales, desde aquí, lo primero, reconocemos la valentía de Miguel, Antonio, Javi y César a la hora de lanzarse a una empresa tan difícil como volver a dar vida a canciones que son leyenda para los melómanos andaluces. Cuando una idea es llevada a la práctica, siempre es necesaria una fase ensayo-error para pulirla y el primer paso del estudio de grabación al escenario no es fácil cuando intervienen tantas variables. En un baile de caras continuo, el público hubiera agradecido breves presentaciones de los colaboradores, porque más de una vez se preguntaba a nuestro alrededor sobre quién acababa de subir al escenario.

Dejando atrás cuestiones de forma, era esperado que letras grabadas en la memoria de muchos no recuperarían su sonido original, contando versiones tan distantes como el torrente de voz de Francisco Contreras, Niño de Elche, puede estar del recital pop de Juan Alberto, líder de Niños mutantes. Y ahí radica el valor de una versión, homenajear desde el campo propio, quedando fuera de este compás la falta de profesionalidad a la hora de afrontar una actuación que más hubiera valido una retirada a tiempo. Desde aquí, preferimos deleitarnos con un emotivo de Hijos del agobio en boca del cantaor valenciano o el juego entre la guitarra de Miguel Rivera y el cante de Argentina rogándole al amor, luces que mantienen fulgor intacto de Triana por encima de las sombras.

Anni B Sweet / María Barba
Anni B. Sweet / María Barba

Agotando las horas de la última noche, la pinchada correcta de Totally Enormous Extinct Dinosaurs pero carente del efecto evocador que su música, no consiguió que dejara de rondar nuestra cabeza el interrogante sobre el camino a seguir por un festival cuyo cartel pierde gas año a año y parece incapaz de asumir el liderazgo acorde con su escala a la hora de plantear una propuesta musical renovada y fresca en la ciudad, donde varias iniciativas menores le han tomado ya la delantera.

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