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La sonrisa de Eels

Por Roberto Meroño 0

Teatro Circo Price. Madrid, 14 de julio de 2014.

“¿Cuántos de vosotros vinisteis al concierto del año pasado? Fue divertido, eh. Pues este año nada de eso. No habrá rock, ni tan siquiera roll y tampoco nada de soft-rock”. Así comenzaba el concierto Mark Oliver Everett (o Mr. E, como prefieran), confirmando lo que ya suponíamos al ver un escenario cuidadosamente iluminado y en el que brillaba la presencia del piano, el contrabajo, una sección de vientos y un xilófono que hacía presagiar que lo que íbamos a presenciar era una versión relajada de Eels y su banda. Y esto, teniendo en cuenta que la alegría no es una de las características principales de la discografía del bueno de Mark, hacía temer por un concierto que podía hacerse tedioso y aburrido si la elección de canciones no fuera la adecuada.

Y nada más lejos de la realidad. El setlist se inició con la primera de las canciones que forman el triunvirato existencial que suponen “Where I’m At”, “Where I’m From” y “Where I’m Going”, que fue tocado íntegro, y que están presentes en el último álbum de Eels, The Cautionary Tales of Mark Oliver Everett, el cual venía a presentar a Madrid por primera vez. Tras estas y con un Eels de lo más animado (dentro de su ya mítica timidez) fueron cayendo clásicos como una preciosa “A Line In The Dirt” o “Daisies of The Galaxy”, arreglada para la ocasión y que se llevó los mayores aplausos del primer tercio de un concierto que había colgado el cartel de Sold Out días atrás.

Cortesía de Live Nation
Cortesía de Live Nation

Que era un concierto menos rockero se notaba ya en las vestimentas de los miembros de Eels. Trajeados e impolutos, diferían completamente a aquellos barbudos en chándal que salieron a reventar a guitarrazos La Riviera el año pasado durante la gira de presentación de Wonderful, Glorious. Otra vez, Mr.E se encargó de recordar que éste sería un concierto “de cagadas” y rápidamente se apresuró al piano para interpretar una maravillosa “It’s a Motherfucker” y una de las mejores canciones de su último disco, “Lockdown Hurricane”. Posteriormente llegaría el que, para un servidor, fue el mejor tramo de la velada. La interpretación en modo funky de “Fresh Feeling” y una “I Like Birds” que levantó a varias decenas de asistentes de sus asientos. Maravillosas ambas.

A estas alturas del concierto, a Eels se le notaba encantado y totalmente compenetrado con un público que aplaudía cada gesto e ironía del genio estadounidense. Con la confesión que supone “Mystakes of My Youth” y las ganas de vida que ofrece “Where I’m Going”, ambas de su último LP, se terminaba el concierto con un cierto canto al optimismo de un Eels diferente, más relajado y capaz de decir con una sonrisa algo distinto a lo que antes nos contaba en su libro Cosas que los nietos deberían saber, autobiografía absolutamente recomendable en la que explica su vida de cabo a rabo, repleta de accidentes, decepciones y tragedias que harían caer al más pintado. Y sin embargo, ahí está Mr. E, recibiendo los aplausos y vítores del público madrileño que le exigía un bis que, por supuesto, cayó.

Y además doble, porque si en el primer bis (que terminó con un abrazo masivo de Eels con media platea) cayeron la romanticona “I Like The Way This Is Going” y un clásico como “Last Stop: This Town”, en el segundo Eels se lanzó a versionar, con buenísimo resultado, a Elvis y su “Can’t Help Falling In Love With You”. El concierto, tras poco más de hora y media de duración, finalizó con otra versión, esta vez de Nilsson, “Turn On Your Radio” que terminó de satisfacer a todo el público. Y es que eso es lo que enamora de Mr. E. Te cuenta sus miserias, sus tragedias y dramas pero sales de la sala con una sonrisa de oreja a oreja. Difícil de explicar y difícil de entender. Pero así es Eels y y su música. Geniales.

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