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Festival de cine de Leeds: Europa del este se impone al oeste

Por David Sánchez 0

Leeds International Film Festival

El pasado miércoles arrancó la XXVIII edición del Festival de cine de Leeds en Reino Unido, una cita imperdible para cualquier amante del cine que ande estos días por la gran Bretaña y que pese a no contar con apenas exclusividades, su ecléctica programación a lo largo de los próximos 15 días es un soplo de aire fresco frente a los clásicos festivales europeos. Sin entretenerme más, aquí va un surtido de lo que he podido ver estos tres primeros días.

The Taking (2014)

The-Taking-filmVaya forma de abrir el festival. Sube el director, guionista, director de fotografía y las dos protagonistas de The Taking minutos antes de la proyección. Un coloquio que se hace eterno por lo anodino y vulgar, que recibe aplausos de unos ingleses a los que les pones una zanahoria con chistes de pollas y bastards y se comen hasta la tierra. Siempre que la tierra sea británica, claro.

Por fin arranca el film, fuerte, con un flashforward impactante que lo único que hace es restar la poca tensión del tercer acto a límites irrisorios al conocer lo que va a pasar en todo momento. La historia nos pone en situación a dos amigas o hermanas (no queda en ningún momento clara su relación) que trabajan en una tienda de té y pasteles dentro del típico mercado inglés. Sin ningún sentido aparecen unos cuantos personajes felices que no aportan nada en la historia; bueno, eso parece, hasta que entra en escena un matón con sobrepeso y un aparente retraso mental que va maltratando a esas parejas felices. Un matón que da más risa que miedo y que debería preocuparse más por el colesterol que por dar galletas a mansalva. Este matón aparece cada 5 minutos (las malas lenguas dicen que el director usa el mismo metrónomo que Tito Puente) y vemos las consecuencias que deja a su paso, primeros planos de niños llorando porque han pegado a sus padres, estanterías con los libros por los suelos y muchas más cosas que se supone nos tienen que dar pena. Ahí, dejando margen a la imaginación, pero qué más. Si Lubitch levantase la cabeza…

La historia se va enrevesando cuando estas chicas protagonistas necesitan un préstamo para ampliar su negocio y entran en una red de chantajes. Sin desvelar nada más de la trama, decir que no puede ser más maniquea, manipuladora, facilona y opaca a nivel narrativo, pero es que a nivel audiovisual parece rodada por un alumno de 1º de escuela de cine con una buena cámara. El ritmo es un auténtico desastre, las transiciones con paisajes, aparte de no aportar nada y marcarse un “si cuela cuela y si no me la pela” recuerdan a cualquier plano aéreo de canal autónomo y varios fundidos a negro o difuminados entre imágenes al nivel del movie maker. No hay porqués en ningún plano, la cámara no te cuenta nada y las licencias que se marca la cinta son para nota. Para colmo, se toma en serio a sí misma hasta los últimos diez minutos, que son un festival de gore de cine Z, risas de vergüenza, cámaras lentas, malos maquillajes, prótesis de cartón y ataques con agua hirviendo. Uno acaba que no sabe muy bien si el director le ha tomado el pelo o se ha tomado un ácido al final del rodaje, pero lo cierto es que esta The Taking (telefilm con ínfulas de algo que todavía no sé muy bien qué es) ha sido un despropósito de principio a fin. Estreno mundial en el festival de Leeds, nos ha jodido, esto no lo querían ni en el festival de Cortos de Ceuta.

Te gustará: Si te gusta ver a rubias casi desnudas y no te carga el porno.
No te gustará: Si te quieres un mínimo como persona.
Nota 1/10

Adieu au langage (2014)

Adieu_au_langageViendo la sinopsis de la película uno no sabe muy bien a que aferrarse. Godard tiene cintas memorables y absolutos ladrillos. Tiene momentos de humanidad y momentos de pedantería. Y este Adieu au langage pertenece al segundo grupo pero multiplicado por 78, los minutos que dura la cinta y que se hacen como una penitencia insufrible. El loco francés es muy consciente de lo que hace, es consciente de que quiere romper con todo tipo de concepción fílmica, que no le interesa que haya personajes en esta historia, ni continuidad, ni lógica, ni fluidez visual, ni agradar visualmente, ni que el sonido sea correcto, quiere romper con todo. Pero hay formas de romper, con elegancia o incluso sumergiéndose en la marabunta, pero no puede ser que a costa de querer reinventar este arte lo destruyas de una forma tan desvergonzada. Es absolutamente insoportable el carrusel de imágenes transgénicas que nos ofreces Jean Luc, no hay justificación ni la buscas. Uno se encuentra perdido y desorientado, enfadado y confuso, con dolor de ojos ante una saturación de colores que busca la provocación, pero ¿con que fin? Porque ahí está el gran problema de la cinta: ¿La forma frente al contenido, o el contenido frente a la forma?

Es difícil elegir cuál de las dos resulta más irritante en esta película. La ya citada forma es desagradable, pero la pedantería del discurso, filosofía que se escuda en el absurdo para no ahondar y poner en evidencia las carencias del director en este territorio es sencillamente repugnante, una falta de respeto al espectador al que toma por imbécil en varios capítulos de la historia.

Esta joya se llevó el premio del jurado Ex Aequo con Mommy de Xavier Dolan. Por destacar algo positivo, que el director a sus 83 años siga intentando innovar es digno de mención, pero es curioso porque en España hay gente haciendo cosas similares pero con más estilo (como pioneros siglo XXI o incluso Juan Cavestany) haciendo del absurdo la forma, y de la introspección el contenido y son vapuleados por varios medios. Pero claro, esta gente no se llama JEAN LUC GODARD.

Te gustará: Si Godard, Godard, Godard, Godard, Godard, hemos venido a emborracharnos, y el resultado nos da igual.
No te gustará: Si buscas en el cine al menos un punto en el que apoyarte.
Nota: 2/10

Leviathan (2014)

Leviathan film 2014Tuve que sufrir lo incontable (e inconfesable) para conseguir entradas de la única proyección que había agotado todo el papel hasta el momento en este festival de cine de Leeds. A última hora, y contra todo pronóstico, pude conseguir mi ticket para disfrutar de la nueva película de Andrei Zvyagintsev, director de las maravillosas El Regreso (2007) o Elena (2011). Hace unos meses tuve el placer de charlar con algunos de los acreditados en el pasado festival de Cannes y todos la señalaban como la favorita para alzarse con la cotizada Palme d’Or, pero finalmente tuvo que conformarse con el premio a mejor guion. Una lástima.

¿De qué va Leviathan? Leviathan es una feroz crítica a Rusia por parte de un ruso, una carnicería donde los males endémicos de la gran nación del este quedan expuestos a juicio del espectador. Como los grandes documentales, Leviathan nos enseña las entrañas de la Rusia actual, envuelta en una corrupción enfermiza, amparada en unas leyes que escapan a cualquier parecido con la justicia. La injusticia, quizás el gran tema de la película. Una injusticia que se muestra extremadamente real, que hace sumergirnos en los mares de la impotencia rusa, que rompe con cualquier valor familiar, con cualquier concepción de la amistad y donde, por supuesto, no escapa la religión, representada por la poderosísima iglesia ortodoxa y la hipócrita doble moralidad cristiana.

Desde el punto de vista técnico la película es una delicia, la dirección de Zvyagintsev es suave y fluida, apenas corta plano, lo re-ubica y va haciendo pequeños acercamientos de la cámara hacia la acción que nos quiere mostrar, favoreciendo la naturalidad apoyándose en los dos otros puntos fuerte del film, el guion, magistralmente escrito, cerrando cada capa que abre, perfilando cada uno de los personajes con una profundidad y complejidad que escapa a cualquier convención, dotando a la cinta de una espontaneidad y cercanía que rara vez se consigue en el cine y en el que colaboran, por supuesto, las maravillosas interpretaciones de todo el reparto del film, destacando a Aleksey Serebryakov como protagonista y por supuesto, Roman Madyanov un auténtico titán que representa al alcalde de la zona. En apenas media hora consiguen que una simple disputa te cree una macedonia de emociones en la que realmente lo pasas mal. La empatía que nos insufla Zvyagintsev con sus personajes tridimensionales anti maniqueos es sencillamente única.

La puesta en escena colabora a hacer aún más creíble este relato. La fotografía es sobria, acorde a la historia que se nos quiere contar, oscura y fría, donde predominan varios matices de azul y negro, el color de la elegancia con la que Zvyagintsev rueda cada milimétrico plano. La película tiene un humor que se debería calificar como “Ruso”, porque sobrepasa lo que podríamos conocer como humor negro y más de una vez te hace sacar una sonrisa, incluso en escenas puramente dramáticas. Todo un logro mantener el tono sobrio y dejar espacio para el esparcimiento. Siempre hay que coger aire antes de saltar del precipicio.

La banda sonora es inexistente, aparece en un bello principio de la cinta, con unos planos que nos enseñan el mar de Rusia y al final, con idénticos planos, marcando el comienzo y el final de la acción, todo lo que hay entre medias, es la putrefacción de un país que pide ayuda a un Dios que se ríe de él. La putrefacción de un esqueleto de ballena que se deshace en la playa. Rusia sangra y Zvyagintsev lo rueda. Magistral.

Te gustará: Si aprecias el cine denso, donde los personajes guían a la acción y la crítica social no es manipuladora o explicita.
No te gustará: Si solo te gusta el cine de entretenimiento.
Nota 9/10

Winter Sleep (2014)

Winter Sleep filmParecía increíble que Leviathan no hubiese ganado en Cannes la Palma de oro. Pero es que aún quedaba por llegar el turco de oro, el destroza palmareses del cine festivalero. Quedaba por llegar la nueva película de Nuri Bilge Ceylan.

El ganador del gran premio del jurado en 2011 por Érase una vez en Anatolia nos tenía preparado un mastodonte de 195 minutos de oro cinematográfico. Las comparaciones con Antonioni por su densidad e incluso plumbeidad son evidentes, pero Ceylan se distancia del italiano conviertiendose en algo así como el Bergman del este y consigue relatar un ensayo sobre el Yo más absoluto usando Turquía como paisaje. Una Turquía pocas veces retratada tan bella como en este Winter Sleep, con unos angulares paisajísticos casi oníricos que nos van acercando al lugar donde se desarrollará toda la acción, un pequeño hotel en Anatolia dirigido por Aydin, un actor jubilado que vive con su joven mujer y su hermana, que acaba de divorciarse.

195 minutos donde no pasa absolutamente nada a nivel temático, no hay ningún fin en la historia, no hay objetivo, no hay nada, vacío. Un vacío que se apodera de la vida de los protagonistas y que va desgranando poco a poco la relación entre ambos. 195 minutos para ahondar en el alma humana y todo lo que conlleva vivir en este mundo. La película de Ceylan es una deprimente historia donde los personajes se escudan en el altruismo, el cinismo o los sueños para escapar de la falta de libertad, del aburrimiento y la incapacidad de hacer algo transversal. El titánico guion de Ceylan nos desnuda cada persona que aparece en escena, unas escenas en las que al turco no le tiembla el pulso y algunas alcanzan los 15 minutos de conversación entre dos personajes con plano contraplano, sin abusar de este recurso. Porque muchas veces no importa lo que dices, si no cómo afecta a la persona que lo escucha, y en esto de las consecuencias, Ceylan sabe como pocos directores cuándo hay que enseñar y cuándo no. La naturalidad de los diálogos es impresionante, más aún cuando en muchos de ellos se tratan temas con una complejidad y profundidad donde sería fácil caer en la artificialidad, pero de nuevo, una grandiosa dirección de actores (soberbios Haluk Bilginer y Melisa Sözen) consigue que no nos aburramos en ningún momento si vemos la película con predisposición a que nos atraviese el alma, porque en esta cinta hay parte de nosotros en cada personaje.

Y es que aunque Winter Sleep esté ambientada en Turquía (y no en cualquier región de Turquía, sino en un pequeño poblado) y esto marque de manera decisiva el contenido y la temática de la cinta, todo a lo que hace alusión son conflictos internos globales y universales. Estamos ante una cinta atemporal. Estamos ante un clásico del cine donde cada apartado es sobresaliente.

Desde la bellísima fotografía exterior al cuidadísimo juego de luces de interiores, muchas veces iluminados por el fuego de las austeras casas o con focos de poquísima intensidad dándole a la imagen un aspecto pictórico. El diseño de arte es impresionante, cada escenario juega con los colores y la colocación de elementos de una forma que sin darnos cuenta percibimos que todo tiene un orden, un por qué. Pero a la vez es bellísimo. Y no nos olvidemos de la dirección, autentico control del ritmo y el tono durante recordemos casi 200 minutos, un juego con la profundidad de campo pocas veces vista en el cine y metáforas visuales que nos dan información sobre los personajes antes de que abran la boca. Un auténtico festín para los amantes de lo visual.

La película también cuenta con un fuerte carácter meta fílmico, a partir del personaje de Aydin, el actor jubilado y escritor en ciernes de una novela de teatro, nos habla del proceso de creación de una historia, el atascamiento y como mirarse dentro de uno mismo para sacar esa historia adelante. Es imposible no pensar que esta historia tiene bastante de autobiográfica. Es imposible no pensar que Ceylan está desnudando su alma en su gran obra.

El increíble uso de los silencios o el infrauso de la banda sonora le dan a la cinta un tono sobrio, solemne, que nos enseña, al igual que pasaba con Leviathan, un documental social antes que una historia dramática. Bien es cierto que Winter Sleep va más allá y no se limita a enseñar los problemas, señala los culpables y consigue que el espectador se sienta como uno de ellos. Porque al fin y al cabo, este sueño de invierno es la idealización que tenemos nosotros de la verdad, de nuestro mundo, de nosotros mismos. La mejor película de 2014 y de las mejores de este siglo.

Te gustará si: Te gusta sumergirte en el cine como un medio de abstracción de la realidad, para, paradójicamente, saber que es el mundo. Si valoras cada aspecto fílmico como un arte perdido. Si eres un cínico soñador.
No te gustará: Si detestas las cintas densas que carecen de estructura y no persiguen ningún fin.
Nota: 10/10

Paris of the North (2014)

Pari?s of the north filmSi vas detrás de Ceylan date por jodido, pero para inri nos ponen de postre una patada en los huevos. Paris of the North es lo que eufemísticamente se conoce como una “película simpática”. Y seguiré con los eufemismos porque no quiero que me echen. Resulta que un profesor islandés está dando clase a unos niños sobre Cristóbal Colón (del cual no tiene puta idea) y de repente, plano secuencia de él corriendo durante 3 minutos con un grupo local islandés de fondo. Muy bonito. El sujeto islandés está estudiando portugués (ya me dirás quién en su sano juicio lo haría) cuando un día viene su padre de visita, el más gamberro de todos, que lo mismo te hace un chiste de cervezas como te da un discurso pseudo-filosófico a lo Willy fog : “Hijo, yo he viajado mucho y todo toda la gente es igual”. Gracias papá del rock, gracias por tu sabiduría, qué pena que al señor sabio le dé un chungo porque anda mal de las arterias y a partir de ahí su hijo tenga que ocuparse de él. Esto les unirá más que nunca, hasta el punto de que el padre intenta levantarle la ex novia al hijo, de la cual anda detrás como un perro islandés.

Creo que no merece más la pena seguir, personajes estereotipados y vacíos, realización justita, actores sin carisma, pero sobre todo, ¿Qué me queréis contar?¿ En serio, de qué va Paris To The North aparte de ser la típica corteza rancia que te sacan tus colegas un domingo de resaca? Desastrosa.

Te gustará si: Yo que sé, en la sala había gente que se reía, preguntadle a ellos.
No te gustará si: Si te gustó Winter Sleep.
Nota: 1/10

Björk Presents: Biophilia Live (2014)

bjork_press_smile_lores_originalPor cosas como estas mola este festival. No solo se limita a dar películas al uso o experimentos nocivos como la nueva de Godard, también hay una serie de producciones especiales (ya iré comentando en futuros artículos) que le dan un eclecticismo y variedad muy rica al catálogo.

Björk es tan mamarracha que hasta la proyección de un concierto suyo se retrasa hora y media. No le basta con salir tarde a los conciertos, cancelar en el Primavera, que hasta en el cine tiene que tocar las pelotas. Pero bueno, a uno se le olvida cuando por fin alguien le da al play y te dejas llevar.

Sobre esta proyección, el titulo lo describe bastante claro, un concierto grabado en directo de la pasada gira de Björk presentando su álbum Biophilia. No es nada nuevo que los shows de esta mujer son excéntricos pero ante todo un espectáculo musical y acústico sin parangón. Björk es excesiva para la música, no a través de la música como otras divas del pop. El espectáculo visual usando la vida, la naturaleza y la creación es una delicia para los sentidos, necesario verlo en un cine para abstraerse del todo y conseguir la experiencia más cercana posible a un concierto en directo.

Las innovaciones técnicas a la hora de interpretar sus temas, desde el uso de Ipads, manivelas programadas o incluso péndulos milimétricamente cronometrados con púas que tocan cuerdas son sencillamente sublimes. Las canciones suenan con una potencia impresionante y el coro de bellas islandesas es como disfrutar de ninfas en el paraíso bailando al son del pecado. Porque estas chicas no se limitan a cantar, desarrollan papeles coreográficos y escenográficos. Y bueno, hay que hablar de la auténtica protagonista, Björk, una devora escenarios con vozarrón incomparable y talento en la producción por quintales. Consigue que esta hora y cuarenta que dura el concierto se pase volando e incluso nos hace bailar con sus temas electrónicos más tralleros, ovación principal a “Declare Independance”, su tema más alocado y rompedor, un auténtico huracán en el que perderse y autodestruirse por cuatro minutos. Fantástico.

Te gustará: Si eres fan de Björk o aprecias la vanguardia musical.
No te gustará: Si eres fan de Pereza.
Nota: 7/10

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