Festival de Cine de Leeds: Las retrospectivas se apoderan del festival
Por 16 noviembre, 2014 18:070


Seguimos con los artículos de la XXVIII edición del festival de cine de Leeds en Reino Unido. Uno de los puntos fuertes de este festival es el poder ver cintas míticas en la gran pantalla gracias a una de las mejores categorías del certamen, las retrospectivas.
Bienvenido, Mr Marshall (1953)
Con este punto de partida, los habitantes de un pequeño pueblo castellano conocido como Villar del Río han de prepararse para recibir a los americanos que traen ese dinero tan deseado como necesitado. Como ya haría Berlanga en su gran obra, El verdugo (1960), en Bienvenido, Mr Marshall las risas de la comedia nacional esconden alfileres de los que se clavan en el alma. La representación sarcástica y supuesta superficial de los personajes encierra una profundidad y complejidad que aún puede verse en nuestra sociedad en pleno 2014.La iconicidad de una España del interior, tan genuina y única como atrasada e inocente, con todos sus miembros básicos y necesarios como el cura del pueblo, el alcalde, las cotillas, la profesora y los trabajadores del campo. Toda una sociedad resumida a piezas de ajedrez.
La cinta tuvo una gran aceptación en el festival de Cannes y cierta polémica debido en parte, a una crítica a la nación americana mordaz y sutil, fugaz, como su paso por el pueblo. Para la historia del cine queda el plano de la bandera americana hundiéndose en la acequia. Pero realmente lo que hace daño en Bievenido, Mr Marshall es la perdida de la identidad nacional por parte de una nación, moldeable ante cualquier fuerza superior. La patológica inferioridad española frente al mundo queda expuesta como pocas veces en el cine, la construcción de una sociedad a raíz de cómo nos ven, y no como realmente somos. Berlanga está jugando con unas cuestiones sobre la identidad tan profundas y complejas que sin apenas darnos cuenta en un abrir y cerrar de ojos las sonrisas se convierten en tristeza. Exactamente como le ocurre a los ciudadanos de Villar del Río. Exactamente lo que le ocurre a este país, que es capaz de caer en picado ante el mundo, capaz de poner en jaque su bienestar por un sueño inalcanzable.
Te gustará: Si te gusta la comedia, adoras a Berlanga y buscas la lágrima dentro de la risa.
No te gustará: Si eres de los que piensa que el cine español solo es tetas y Guerra Civil.
Nota: 9/10
Muerte de un ciclista (1955)
Muerte de un ciclista es probablemente la obra más icónica y recordada de Juan Antonio Bardem. El comienzo de la historia determina el resto de los hechos que veremos a continuación, una pareja atropella a un ciclista y se da a la fuga. Días después este ciclista muere.
Con esta simple premisa le basta a Bardem para describir una sociedad de contrastes a través del realismo dramático. Le basta para hablarnos de la perdida moral del país durante los años 50, de cómo la mentira se instaura en el organismo nacional y la podredumbre de la clase alta de la época. Algo que se extiende a nuestros días, como que tu puesto de trabajo te lo haya conseguido tu cuñado, que justifiques el adulterio con fines idílicos y románticos o que el chantaje sea tu mejor arma de juego. La burguesía del régimen es vapuleada con elegancia pero sin miramientos, no obstante, la censura española la catalogó como “altamente peligrosa” y aunque hay mucho mito acerca de los supuestos 11 finales distintos que Bardem escribió para la historia, parece que el resultado que quedó fue el que realmente buscaba.
La película es impecable técnicamente y en cuanto a la dirección estamos ante una de las obras capitales de la historia del cine nacional, con una elegancia y profundidad en el plano intachable, una fluidez e imaginativa para enlazar escenas en distintos espacios y marcos temporales exquisita y unas actuaciones perfectas donde destaca Carlos Casaravilla, en un papel tan inolvidable como estridente.
La tensión es manejada con pulso de minutero, mención especial a la escena en el tablao flamenco con el cruce de miradas, con espadas cortantes en vez de palabras. De lo mejor de nuestro cine. Pero no es la única, hay un sinfín de planos, un buen gusto en las localizaciones, un trabajo en la fotografía que hacen difícil escapar de la magia perdida que desprende este film. Cada plano es como un cuadro perfecto, un cuadro maldito. Muerte de un ciclista es una película reconocida internacionalmente (premio de la crítica en Cannes) y por los grandes cineastas de nuestro país. Una joya a todos los niveles, un ejemplo de cómo poner de manifiesto los problemas de una nación a la vez que consigues desarrollar una cinta de género. Absolutamente imprescindible.
Te gustará si: Adoras el thriller, la densidad y la tensión, buscas esperanza en el alma humana y condena en las personas.
No te gustará: Si no entras en la dinámica de la época y la consideras superficial en las cuestiones morales del protagonista.
Nota : 9/10
Love Steaks (2013)
La ópera prima del alemán Jakob Lass es una historia de amor en los tiempos que corren. El chico conoce a chica más divertido, impactante y perturbador de los últimos años. Él, un introvertido masajista recién contratado en un spa. Ella, una alocada cocinera de platos impronunciables. Ambos trabajando en un hotel de lujo. No suena especialmente bien ¿verdad? Pero Jakob Lass ha creado a la mujer con la que todos soñamos, magistralmente interpretada por Lana Cooper, alcohólica casi nihilista que busca en la bebida la abstracción necesaria para escapar de la vida. Es una chica en busca de lo dionisiaco, del lado salvaje de la vida, de la chispa que parece morir día a día en el mundo moderno. Es todo lo que amamos y odiamos en una persona.
La historia avanza viendo la complementación de ambos vértices, con un humor difícil de describir pero fácil de querer, con una dirección ecléctica y desvergonzada en el mejor de los sentidos, con cámara en mano, steadicam, y muchísima variedad en el plano. El ritmo es probablemente el punto fuerte de la película, como un videoclip, rapidísimo en el corte y la acción, usando el montaje como creador de ideas y conceptos y ofreciendo en estos 90 minutos de metraje ningún respiro o momento para el aburrimiento.
La película es sexualmente estimulante sin recurrir a escenas explícitas en ningún momento. A su manera es elegante en la insinuación aunque las formas sean directas y chocantes para según qué público. La escena final es la más barroca, honesta y bonita forma de demostrar lo que es una relación entre unos jóvenes en la actualidad. El dolor de querer, la pasión de perder. Hostias de pasión.
Te gustará si: Te gustan las rubias prohibidas, los videoclips, las mujeres de fuego.
No te gustará: Si la encuentras frívola o no empatizas con los personajes
Nota: 7/10
Tusk (2014)
Es difícil no tenerle un mínimo de aprecio a este señor siendo consciente en todo momento del tipo de película que está haciendo, pero es que Tusk es un bodrio de proporciones bíblicas. La historia nos cuenta como dos chicos que dirigen un podcast que se dedica a comentar vídeos de famosillos de Youtube viven en Los Ángeles. Un buen día uno de ellos tiene que ir a Canadá a entrevistar a cierto personaje y a partir de ahí se suceden una serie de acontecimientos que no relataré. Lo que sí que diré es que el humor fresco del Smith de los primeros 90 ya está caduco y huele a rancio. Que la mayoría de gracietas se basan en auténticos topicazos y humor de un americano en Canadá y que bueno, el devenir de la historia es grotesco, inconexo y con altas dosis de grima. Porque ciertas partes de Tusk dan asco, porque tiene un tufazo a serie B pero que no parece serie B y donde todos los personajes son estúpidos, pero no en el buen sentido.
La historia es muy irregular y en muchos puntos es fácil desconectar, la fotografía nada acorde a lo que cuenta y como lo cuenta y el excesivo movimiento circular de la cámara en planos a priori estáticos es realmente molesto. Un desastre a todos los niveles. Pero un desastre del que Kevin Smith es consciente. “La gente feliz no hace un gran arte, y yo soy un hombre feliz”, decía en la conferencia de Skype un Bob el silencioso que apenas calló.
Te gustará si: Te gustan las marcianadas, el ciempiés humano o eres fan incondicional de Smith.
No te gustará si: Te tomas el cine mínimamente en serio y buscas algo de estilo en el absurdo.
Nota : 2/10
El último (1924)
Otra de las retrospectivas del festival nos brindaba la oportunidad de ver una de las obras más importantes del expresionismo alemán y del cine europeo en general, El Último de Murnau. Todo un placer disfrutar de una nueva banda sonora interpretada en directo para la ocasión, con un teclista emulando a unos Boards of Canada que le daban un tono imperial a la cinta.
Una cinta que por otro lado, nos carga (al igual que el resto del expresionismo) de conceptos e ideas el subconsciente mientras avanza la filmación. Una crítica a la sociedad del consumo (hecha hace 90 años no nos olvidemos) donde algo tan banal como tu indumentaria delimita tu aceptación social, te convierte en héroe o te rebaja a villano. Una sociedad que espera a la mínima devorarte sin piedad, controlada por una mano invisible lista para la manipulación. Un polémico epilogo es lo único que marchita una producción impecable. Y digo polémico porque aún no se sabe cuál es la razón del mismo, si fue una imposición de la producción, un juego de Murnau o una crítica al cine feliz de Hollywood de Carl Meyer (guionista). Lo cierto es que el resultado es desconcertante y empaña el resultado final.
Pero realmente El Último es una obra capital del cine mudo por su lenguaje cinematográfico. Una increíble variedad en la planificación, elegancia, virguerías audiovisuales (mención especial a la escena de la cogorza o los contraplanos de la puerta giratoria) fluidez en las transiciones o la total ausencia de rótulos salvo al inicio y final de la cinta, dejando que la acción te cuente una historia que en todo momento comprendemos.
Murnau nos regala en esta película una de las primeras joyas del cine, necesaria para dar a conocer el cine alemán al exterior y arrastrar a otros cineastas germano, como un tal Fritz Lang que años después haría una peliculita llamada Metrópolis.
Te gustará: Si te gusta el cine.
No te gustará: Si odias la extremada exageración en las interpretaciones o detestas ese glucoso epilogo.
Nota : 8,5/10
La tumba de las luciérnagas (1988)
¿Por qué las luciérnagas tienen que morir tan jóvenes? La última película de la jornada del domingo fue un recorrido por el histórico anime japonés. La tumba de las luciérnagas es traicionera, es tramposa y no se avergüenza de ello. Pero también es preciosa y se te cuela entre las venas hasta tocarte muy dentro.
La cinta comienza con la muerte del protagonista de la historia que a modo de flashback nos cuenta los hechos que acontecen a su muerte. En plena segunda Guerra Mundial en Japón, y tras un feroz bombardeo, la madre de Seita y Setsuko queda malherida, muriendo a las pocas horas y dejando a sus dos hijos solos y sin recursos. Seita, el hermano mayor, deberá cuidar a Setsuko, su hermana pequeña.
La tumba de las luciérnagas no solo es un retrato de la guerra y sus consecuencias, es un viaje a través de la muerte, de la pérdida de la infancia, del paso de la madurez a una adolescencia forzada, de la familia sanguínea y la auténtica familia , del subjetivismo personal hacia un contexto catastrófico. Es una cinta magnética, llena de magia (a la japonesa, eso sí) donde el espectador queda atrapado desde el inicio hasta el final.
El inolvidable viaje de Seita y Setsuko (o mejor dicho, su supervivencia) no se limita a contarnos lo ocurrido a modo de crítica bélica. Es en el plano de las emociones, donde juega sus mejores cartas, donde el valor de la vida como elemento único prevalece ante la miseria, donde las condiciones emocionales e incluso ideológicas superan a las físicas, y en definitiva, donde vemos que realmente, las auténticas luciérnagas de la historia no tienen alas.
Te gustará: Si tienes un mínimo de corazón.
No te gustara: Si detestas algunas de las japonesadas de la cinta o su excesiva fatalidad.
Nota: 8,5