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Viet Cong: guerrilla musical

Por Juanjo Rueda 0

9.0

Nota
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La banda canadiense Viet Cong debuta en forma de LP con un disco de título homónimo y rock mutante que toma forma y fondo de la mejor tradición del post-punk. Debuta como Viet Cong pero esta banda nace, en parte, de las cenizas de otro grupo anterior -Women- de donde provienen Matt Flegel (bajista y vocalista) y Mike Wallace (batería). A ellos se unen Scott Munro (guitarra y sintetizadores) y Daniel Christiansen (guitarra).

El disco, como ya he dicho, sabe tomar lo mejor de las enseñanzas de la tradición post-punk que bandas como Wire, Gang of Four o Bauhaus han ido legando y de las cuales se pueden apreciar rastros en su música. Pero a diferencia de otras propuestas que se quedan más en la forma, este disco va más allá de las etiquetas y las comparaciones apuntando al fondo de lo que pretendían estas bandas nombradas, buscar una ampliación del campo musical de los esquemas rockistas. Una propuesta mutante que busca por medio de guitarras abrasivas, percusiones que van de lo atronador a lo adrenalítico y ritmos sintéticos, elementos con los que quebrar o jugar con las estructuras de las canciones, buscan sorprender como una emboscada de la guerrilla vietnamita. La apertura del disco con “Newspapers Spoons” ya es toda una declaración de intenciones con esas percusiones retumbantes, esas guitarras chirriantes de onda “psychoncandica” y una voz oscura que puede recordar a Peter Murphy, elementos a los que luego se abren sintetizadores, que asoman en otros momentos del disco, y que son otro plus en su búsqueda de pasajes menos reconocibles. En “Pointless Experience” siguen jugando con elementos semejantes, trazando ritmos casi sincopados y circulares. Entonces llega “March of Progress” con ese inicio sintético y percusivo que no está para nada alejado de lo presentado por Ben Frost en su último disco, un inicio tras el cual realizan un quiebro, como el mejor Neymar, a una cascada de cuerdas casi arpísticas y después a guitarras con sección rítmica casi new-wave. Tras este ataque, uno ya ha caído rendido a su propuesta y a partir de ahí sólo espera que lo que sigue siga dando en la diana, como así sucede. “Bunker Buster” ya se encontraba en su EP previo, “Cassette” (2014), y aunque más canónica con los patrones del post-punk sigue siendo un nuevo acierto. “Continental Shelf” parece nacer de la copula sucia entre Bauhaus y Jesus and Mary Chain, mientras que en “Silhouettes” aparece la sombra de Joy Division en el tema más próximo a un hit que se puede oír en todo el disco y por el cual deberían suspirar bandas como Interpol o Bloc Party. El disco termina con los once minutos de “Death” donde, en una especie de montaña rusa, se pasa de la caricia inicial a la laceración guitarrística y la voz desgañitada; un tema tras el cual los fans de bandas como Cloud Nothings o Savages deberían haber caído rehenes de su propuesta.

Este primer LP de Viet Cong es el ejemplo de lo que se le debe pedir a un disco de hechuras rock en estos días, con un pie en el pasado y otro en el riesgo del presente. Este primer LP de Viet Cong es una de las propuestas más jugosas que han surgido en estos últimos meses y una de las experiencias musicales más adictivas e intensas de lo que llevamos de año.

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