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Berlinale 2015: Día 4. El caballero de copas pierde la mano

Por David Sánchez 0

Knight of cups

Hoy era el día marcado en rojo. Hoy Terrence Malick presentaba su Knight of Cups, de la que ya os hablamos hace un mes en este medio. Era la gran atracción del festival y el retorno de Malick a Berlín tras alzarse en 1998 con el Oso de Oro por The Red Thin Line. Así que obviamente, todo estaba subordinado a tan magno evento, pero antes había que calentar.

Mar - película - berlinale 2015Mar (Fórum) – Dominga Sotomayor – Chile y Argentina – 2015

Producción hispana de 1 hora, ¿dónde hay que firmar? Justo lo que necesitaba, un entrante ligerito para llevar mejor las tres horas que dormí la pasada noche, y de paso escuchar algo de castellano y darle un respiro a mi mente de traductor improvisado. Así que ahí me planté a ver Mar, y gracias a dios que solo duraba una hora. Si vas a presentar una mierda, al menos que no se atragante.

Mar no merece la pena. No merece la pena ni comentarla, ni meterse con ella, ella es feliz en su mundo de mediocridad. Es feliz habiendo conseguido una financiación que aún ni sabe de dónde ha venido y cuyo inversor debe haberse quedado a gusto. No me voy a extender más. No la veáis.

Nota: 1/10

Knight-of-cupsKnight of Cups (Sección oficial) – Terrence Malick – USA – 2015

Estaba nervioso, mi pierna estaba bailando a ritmo brasileiro antes del comienzo y mi cerebro parecía poseído por la batuta de Tito Puente. Terrence Malick volvía tras la dudosa To the wonder (2012). Tree of Life (2011) es una de mis películas favoritas de lo que llevábamos de siglo, y con Lynch fuera de combate desde 2006 parece que la figura de Malick ha ganado fans por legiones para convertirlo en una especie de tótem de la vanguardia y el romanticismo cinematográfico. Así que ahí estábamos, esperando en una cola inmensa media hora antes de la hecatombe.

Porque sí amigos, Knight of Cups ha sido una patada en los cojones de las que duelen. Ha sido que te pillen copiando en un examen o incluso peor que ver ver minutos de Ocho Apellidos Vascos. Ha sido de una tristeza inaudita ver como el ejército que Malick ha creado durante los últimos años ha perdido su última batalla, con sus propias armas y en su propio campo de guerra. Pero hagamos un ejercicio de memoria. ¿Recordáis en Tree of Life la parte de Sean Penn en la que va poniendo la mano debajo de cada grifo, sintiendo la pureza del agua y la banalidad del ser humano, mientras apunta su cara al infinito y susurra sus pensamientos al mundo? ¿Recordáis esa parte que no le interesaba a nadie? Pues Knight of Cups es eso. Es todo ese batido que se montó en Tree of Life pero le ha quitado el azúcar, la fruta y la leche. Y ya solo queda hielo. Y a nadie le gusta comer hielo.

La historia nos cuenta (o eso creemos) la vida de Rick (Christian Bale) un actor en busca de su transversalidad, su yo más profundo en un claro ensayo de escapismo dentro un contexto que le oprime. Knight of Cups nos habla de la frivolidad del vacío social, del encierro sensorial como única arma de contrataque ante un ruidoso mundo que ha perdido el hambre. Nos habla de ver los hilos invisibles que comunican el sentido, y que el mundo, ensimismado en su propio espectáculo, ya no es capaz de ver. Y es precisamente ese mundo del espectáculo el vehículo para contarnos este viaje que rápidamente se queda sin gasolina. Una crítica a Los Ángeles y Las Vegas (que parece estar de moda esto de meterse con el cine, o más bien su industria) como no hemos visto nunca, o eso debe creerse Malick, que David Lynch ya dio buena cuenta en 2001 con su Mulholland Drive, en un ejercicio formal elegante y contenido. Sin retóricas que dejen al espectador extasiado de aburrimiento.

Porque la cinta es reiterativa a más no poder. Ya se dijo lo mismo de Tree of Life, algo con lo que no estoy de acuerdo, pero es que lo de Knight of Cups es Malick imitándose a sí mismo pero mal. Es como si intentase hacer la misma película pero en otro entorno que no le conviene. Y joder, tiene las armas. El discurso es magnífico y profundo, acorde a su categoría de filosofo social y católico redomado. Pero es que el cómo de la historia es terrorífico. Aquí no vemos la belleza en cada plano de Tree of Life (y sentimos compararla con ella constantemente, pero es lo que toca) ni entramos en el juego emocional que nos ofrece, o más bien ignora. Da la impresión de que ni nos cuentan una historia, y sí, este efecto está buscado. Malick usa la forma como discurso de la nada, pero es difícil apreciarlo y sobre todo interiorizarlo cuando Christian Bale se pasa toda la película susurrando sus pensamientos y paseándose por el mundo con cara de puerta, mientras se calza a unas tías que no las cata ni el rey de Inglaterra.

Esto conlleva que haya que hacer un salto de fe para meterse en una historia arisca que en ningún momento invita a la proyección intrapersonal de sus personajes, que a veces incluso parece maniquea o bastante simplona para lo que esperamos de Malick amparándose en la ambigüedad como arma del misterio y la condena en lugar de la intuición e interpretación. Parece un ejercicio tramposo de un artista que ha perdido el mojo.

Una tibia acogida con aplausos a medio gas tras el pase de prensa y un clarísimo grito español de “¡Golfo, que eres un golfo!”. Terrence, ya va siendo hora de salirse de esa espiral visual en la que andas metido de lleno. Da la impresión de que con Tree of Life toco techo como director, dió a luz la película que llevaba toda la vida queriendo hacer, y de aquí al final solo queda una cuesta abajo si se le compara con ese trabajo.

Hay belleza en el mundo, pero sin ese algo que el protagonista busca en la película (llámalo Dios o llámalo amor) solo queda vacío. Algo así es mi interpretación final. Prefiero digerirla antes de adentrarme a valorarla en profundidad.

Nota: ¿/10

Rueda de prensa de Knight of Cups

berlinale 2015 rueda de prensa Knight of cupsQue Malick no va nunca a las ruedas de prensa ya lo sabíamos. Apenas hay fotos de este enigmático personaje, como para que le linchen en público por la eutanasia cerebral que le practicó a más de uno. Así que delegó la responsabilidad a su productora y actor protagonista, Christian Bale, en una rueda de prensa en la que también le acompañó la bellísima Natalie Portman. Ya os podéis imaginar. La sala petada y no por gente que sea fan del cine de Terrence. Aunque ya llegaremos a eso más adelante.

Nada más acabar la producción había que pegarse la carrera del siglo. Marcarse la vuelta rápida en el circuito de Potsdamer Platz, algo relativamente fácil cuando tus rivales tienen que preocuparse más por la próstata que por aprobar los finales de junio. Una vez posicionados en una sala hasta los topes, con streaming en directo y más cámaras que en la Superbowl, le lanzan la primera a Bale en la frente – “Oye, ¿sabéis de qué va la película, o cómo debemos interpretarla o algo?” Bale sonríe con cara de estás que sí. –”No, Terrence no nos dijo nada, y prefiere jugar con la falta de información con los actores.” La gente se reía pero todos sabíamos ya la respuesta.

Se han dado casos de actores que no sabían ni en qué película de él salían. Mítico el cabreo monumental de Sean Penn cuando le cortaron más de la mitad de su personaje en Tree of Life (2011). Al no estar el director, toda la conferencia giro alrededor de la vida de los actores y su relación con Malick “es un ser humano maravilloso” decía Natalie Portman. “Ha hecho alguna de mis películas preferidas y fue un honor trabajar con él, soy muy afortunada” Las pajas a Malick no cesaron por parte de unos actores tan agradecidos como confusos con sus propios papeles.

Hasta que llegó lo mejor de la conferencia. Un periodista si no recuerdo mal indio se dirige a hacerle una pregunta al director. La sala no daba crédito. –”Ehhm, el director no está dijo la adorable Natalie ante una sala por los suelos.” Le estaba haciendo la pregunta a Christian Bale, pensando que él era el director de la película. Así está el nivel en la prensa. Ya le dan una acreditación a cualquiera. Incluso a mí. Y así prosiguió la rueda de prensa. Con preguntas que giraban en círculos, como la vida del protagonista de un film que no ha dejado a nadie indiferente. Si cae Oso, prometemos ahondar la semana que viene. Y si no, también.

el-boton-de-nacarEl botón de nácar (Sección Oficial) – Patricio Guzmán – Chile, Espana y Francia (2015)

El único documental de la Sección oficial. Ya llevamos unos años en los que prácticamente cualquier documental con solera le da sopas con honda a la mayoría de películas que se producen a lo largo del año. Una forma absolutamente libre e innovadora que el espectador recibe con buena acogida y con pocos complejos, que encierran siempre puñales ocultos en las dagas de la realidad, y que dan resultados digestivos de los que no te dejan dormir. Y más si se gira en torno al concepto de la identidad, uno de los grandes temas humanos representado en el arte alrededor de miles de años. El concepto de una identidad desgarrada por las fuerzas superiores a nivel físico pero infinitamente inferiores en el plano espiritual.

El Botón de nácar nos plantea un ejercicio metafísico de introspección moral a través de los últimos supervivientes de una tribu indígena chilena. Nos habla del amor a la naturaleza y su Dios último, el agua. El Mar. Un mar que convierte la inmensa costa chilena en un muro inquebrantable; tejido durante años de genocidios y masacres nacionales. Cuando te das cuenta que el enemigo está en casa, surge el terror. Y es este juego del terror y las diferencias artificiales, de barreras autoimpuestas y rara vez contrastadas, donde este Botón de Nácar señala con firmeza, denuncia y condena, como condenada queda el alma humana desde el inicio de los tiempos.

Te gustará: Si a parte de realidad quieres cerebro.
No te gustará: Si el principio te descoloca. No te preocupes, el proceso es cíclico y al final todo se encuentra a sí mismo.
Nota: 7/10

Mariposa película berlinale 2015Mariposa (Panorama) – Marco Berger – Argentina – 2015

Gratísima sorpresa argentina. Un juego de espejos de doble realidad y moral transvasada al placer y autoengaño onírico de unos personajes que escoden en sus cambios de vestuario y peinados alterados todo su complejo proceso de auto reafirmación como individuos.

La película parte del famoso concepto del efecto mariposa y como un hecho al inicio del film totalmente aislado determina el paradero de unos personajes que desde ese punto de eje verán lo que pasa, lo que pasaba, lo que pasaría y lo que pasará. Desde la fugacidad de los últimos coletazos de un adolescencia veraniega, a partir de la inocencia del amor a primera vista y la atracción física fatal, se plantean cuestiones como el azar y lo efímero y frágil de que éste, que se presenta sin llamar a la puerta para cambiar tu vida con una sutileza como el aleteo de una mariposa.

Te gustará: Si te gusta el cine adolescente, sincero y planteamientos distintos. Panorama en estado puro.
No te gustará: Si te parece frívola y superficial. A veces el cerebro necesita un respiro.
Nota: 7/10

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