Virtuoso Yann Tiersen
Por 31 julio, 2015 10:170


El pasado viernes 24 de julio tuvo lugar en los Jardines de Viveros de Valencia uno de los conciertos a priori más interesantes de la Feria de Julio de 2015: el del multiinstrumentista y compositor francés Yann Tiersen, como parte de la gira de presentación de su último disco ? Infinity (mayo 2014).
Los asistentes pudimos disfrutar de un espectáculo repleto de virtuosismo, de gran variedad de sonidos y atmósferas cautivadoras, y de unas composiciones que crecen poderosamente en directo, aunque pueden llegar a desconcertar a quien no sepa de antemano con qué se puede encontrar.
El espectáculo comenzó con los versos iniciales de Meteorites, la canción que cierra su último álbum, aunque sobre el escenario, ya iluminado, nadie había hecho acto de presencia aún. De los casi 7 minutos que dura en el disco, apenas reprodujeron los 2 primeros minutos, hasta que aparecieron por fin Yann Tiersen y los 4 músicos que le acompañaban. Empezaron entonces con Slippery Stones, perteneciente también a Infinity, y es que en él se centró buena parte del concierto, aunque por supuesto también hubo tiempo para disfrutar de distintas etapas de su larga trayectoria.
Las canciones iban cayendo mientras los cinco músicos cambiaban de sitio para tocar diferentes instrumentos, incluso dentro de un mismo tema. A lo largo de la noche, Tiersen llegó a tocar guitarra, piano, violín, xilófono, melódica, varios teclados, sintetizador, una flautita e incluso lo que parecía un piano de juguete de varios colores.


Tras varias canciones de Infinity y de Dust Lane (2010), el primer recuerdo a sus trabajos más tempranos llegó con La Dispute, tema incluido en su tercer disco (Le Phare, 1998), además de en la magnífica banda sonora de Amélie (2001), que fue recibida con la admiración y posterior ovación que merece.
A pesar de que las concesiones al “minimalismo” instrumental del estilo de Amélie fueron contadas y que el concierto estuvo más enfocado a la variante más tupida y experimental de su obra, una parte del público pensó que quizás habría sido mejor plan disfrutar del espectáculo sentados. Cierto es que el sofocante calor que hacía no invitaba a mover demasiado el esqueleto, y esto, unido al hecho de que las puertas del recinto abrían a las ocho y hasta las diez no empezó el concierto (y no había teloneros), quizás provocó que el cansancio pudiera con algunos espectadores. Tras observar varios bostezos entre el público, alguien debió de descubrir unas sillas de plástico apiladas en los laterales de la explanada y decidió darles uso. Esta idea cuajó en más gente y la zona a la izquierda de la torre de sonido se convirtió en un patio de butacas improvisado.
A La Dispute le siguió una versión de La Crise suavizada respecto a la grabación del disco (también Le Phare), y otro de los instantes más intimistas le correspondió más adelante a Rue des Cascades, de su álbum homónimo (1996). Ambas fueron muy bien recibidas.
La recta final la abrieron unas frases del Che Guevara de su discurso en la ONU de 1964, incluidas en The Gutter, del disco Skyline (2011), y que resultó muy emocionante con un aumento de intensidad a mitad de canción, apoyado en una batería potente y dos guitarras que acompañaban al violín de Tiersen.
Después de The Crossing y Vanishing Point vino la luminosa –valga el juego de palabras– Lights, en la que el bretón empieza al sintetizador y acaba a la guitarra, y tras la cual desaparecieron del escenario después de saludar y dar las gracias en español. Había sido un concierto muy corto y parecía obvio que iban a volver a salir para tocar alguna canción más, así que la gente se quedó pidiéndolo a base de aplausos y silbidos hasta que reapareció Yann Tiersen en solitario para interpretar al piano La Longue Route, tema contenido en la banda sonora de la película Tabarly (2008).
A continuación llegó el momento probablemente más esperado y sin duda más intenso de la noche: Sur le fil. Todos los focos iluminando solamente al maestro y su violín, para poder contemplar cómo saltan las cerdas de su arco al frotar con agresividad las cuerdas del instrumento, en una representación que pone el vello de punta.


El broche final lo puso Till the End, ya con toda la banda de nuevo sobre el escenario, cerrando una velada en la que transitamos desde el pop al post-rock pasando por la electrónica. O más bien un mix de todo ello, interpretado a la perfección por Yann Tiersen y sus cuatro compañeros. Un repertorio que no alcanzó la hora y media de duración y del cual quedó fuera la trepidante Le Quartier, a pesar de venir inicialmente incluida en los bises del setlist, como se puede comprobar a continuación. Una pena, pues habría quedado un final de concierto de Matrícula de Honor. En cualquier caso, no le quita mérito al gran espectáculo que se pudo disfrutar en los Viveros.
Redacción y fotografía: Javier Bolea