Nocturama 2015, ciclón Carminha
Por 4 agosto, 2015 10:110


Las noches de Sevilla se activan con la llegada de las altas temperaturas. Consolidado en la programación de la capital de Andalucía, Nocturama abre un año más los jardines del Monasterio de la Cartuja con una programación de música en directo que suma ya más de diez y es uno de los pocos refugios a los rigores del verano para quienes no pueden exiliarse a la costa.
En los meses donde los termómetros baten récords, la ciudad se detiene hasta la caída del sol. Cuando sus rayos se pierden tras el horizonte, es el momento de abandonar la silla, butaca o sofá bajo la rejilla del aire acondicionado y poner pies en polvorosa del refugio diario. Entonces cobran vida calles y plazas, empezando a funcionar un programa que permite, además de escuchar un concierto, ver cine o sentarte en un teatro al aire libre, descubrir otra red de espacios que sorprende al transeúnte descuidado en su paseo nocturno. Abriendo parques, patios y jardines en horarios donde no suelen ser visitados se ha recuperado para los que vivimos aquí las bondades climáticas del oasis oculto. Entre los frutales del antiguo monasterio cartujo, ahora sede del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, brota estas noches la música moderna, complemento a su programación expositiva del verano. GreenUfos es quien inaugura la temporada veraniega al otro lado del río y ha confeccionado un mes de julio dedicado a recorrer los movimientos de la industria independiente nacional en el último año, una muestra variada donde se ha escuchado desde la cuarta edición de guitarras afiladas publicada por Toundra al regreso, tras diez años de silencio, del pop melancólico de Mercromina.


La primera noche se colaron unos gallegos que ya van siendo conocidos por el sur. Después de dislocar a los veraneantes el pasado South Pop en las arenas de Isla Cristina, llegaban ahora al interior para retarse con unas temperaturas nada habituales en su Vigo natal. ¿Quién diría que una pequeña mercería de barrio iba a desatar la lujuria a orillas del Guadalquivir? De ahí viene Novedades Carminha, el nombre que Xavi, batería y voz, Carlangas, guitarra y voz principal, y Jarri, bajo y voz, decidieron buscarse para presentarse de antro en antro con sus primeras canciones. Pero antes de empezar el desmadre, la calma se respiraba en el recinto. Abría escenario la chilena Soledad Vélez, de vuelta a la ciudad que la vio empezar al otro lado del Atlántico. Ahora se ha embarcado en una aventura folk que atraviesa América como la Panamericana, recogiendo influencias desde los Andes a las Rocosas. Su apertura fue fría como las cumbres de aquellas cordilleras y ni siquiera esa imagen tan similar a la de Victoria Legrand agitando su melena sobre el teclado hizo quebrar el témpano de hielo que era el público frente a su desgarrada voz.
Porque la noche requería otros ingredientes y Nocturama, como cualquier encuentro de gente en una calurosa noche de verano, acaba invocando al poder de la verbena popular. Después de los rigores diurnos, se agradece un remanso distendido donde refrescar y despejar cuerpo y mente y, de paso, mover las caderas sin sufrir un golpe de calor. Y para mover las caderas nada mejor que la fiesta que han llevado de pueblo en pueblo los deslenguados vigueses. Aunque crecieron en la escuela punk de las rías gallegas, se les da bien hacer letras tan pegadizas como sueltas son sus lenguas y acabas desgañitándote a gritos — ‘ …menos bolas chinas y más rezar… ‘ o ‘ …suena Julio Iglesias y enseñas las tetas… ’ — en medio de la multitud.


Venían con ganas de dar guerra, pero el calor frenó el primer asalto de estos perdidos chavales del norte que sólo traían ropa de invierno. Al levantar el pie del acelerador, y de los pedales, nada mejor que una ración de repertorio sensible para secarse el sudor y bajar las pulsaciones. Los paseos a la orilla del mar o las tardes pasadas en el centro comercial hicieron ponerse tonto a más de uno, retirándose a la verde vegetación para seguir profundizando en el tema, pero la primera línea seguía demandando juerga tropical, esa que prometen en Juventud Infinita (Ernie, 2014). Aunque ahora lucen buena presencia, la percusión bailable, los punteos surferos y el sonido a baja fidelidad camuflado en el revival garage californiano les hace aparentar menos peligro, no hay que perderlos de vista o te verás sorprendido recibiendo desde el escenario. Lo que peor se les da es ser políticamente correctos y les sobra mala leche para repartir a todos por igual en el micrófono, desde el hipster con cara de asco hasta el bakala en chándal. Se ríen de ellos mismos, punks de pueblo emigrados a la capital, sacando punta a todo el baile de apariencias y clichés en el que nos envolvemos diariamente.
Pero aquí lo que quería el público era bailar de verdad y, conociendo el punto débil, decidieron apuntar directamente a las suelas de los zapatos. Vuelta a la carga rescatando sus primeras canciones, sonaron ‘Te vas con cualquiera’ o ‘Santiago Apóstol‘, un himno Xacobeo para hacer el camino con mejor ánimo, hasta que llegó el estribillo que todo el mundo esperaba. Jódete y baila (LIXO URBANO, 2011) fue el disco que los sacó de salas anónimas para llevarlos a los carteles de todos los festivales, y la canción homónima es ese hit que llevas esperando todo el concierto como traca final de fiesta. No importaba el calor, los grados de más en el termómetro o el sudor que empapaba las frentes, porque cuando gritaron desde el escenario: ‘ahora joderos y bailad’, nadie retrocedió y acabamos participando en esa corriente de cuerpos que se agitaba frente a la guitarra de Carlangas. Llegado el punto de no retorno, estaban dispuestos a arrasar hasta los cimientos del antiguo monasterio. Cayó una versión de Los Saicos, grupo peruano padres del punk y el garage, ‘Demolición‘, enlazada con una despedida dedicada a todos los que tienen su corazón dividido entre lo antiguo y lo moderno.


Así arrancó la banda sonora para las noches del mes de julio en las huertas de la Cartuja. Nocturama continúa este año hasta septiembre, mes donde espera la mejor despedida a temporada de conciertos estivales en el sur. La próxima edición del South Pop Isla Cristina promete levantar tantas pasiones como estos rebeldes gallegos a quienes ya les hemos hecho un hueco en nuestro corazón. Esperamos que volváis pronto a pagar todas las sandalias que rompimos por vuestra culpa.