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LoneLady: llamando a la puerta de las grandes ligas

Por Alberto Castro 0

LoneLady @ sala El Sol por Cris Castellanos

Con un discazo bajo el brazo como Hinterland (2015) se plantó LoneLady en la Sala Sol de Madrid como parte del ciclo Son Estrella Galicia 981 Heritage, y tras haber triunfado un día antes en el BAM de Barcelona.

El aforo apenas superó la media entrada, pero poca duda nos cabe de que la próxima vez que la británica Julie Campbell vuelva a España el público será mucho más numeroso. Y es que su propuesta, a medio camino entre los ritmos sincopados de Talking Heads, las líneas de bajo minimalistas de ESG, el post-punk de Gang of Four y una especie de revisión a fuego lento del sonido característico de DFA Records, solo puede llevar a LoneLady al alza.

LoneLady @ sala El Sol por Cris Castellanos
LoneLady por Cris Castellanos

Tras ella sobre el escenario se situaba un batería, y a cada lado sendos músicos, cada uno de ellos con un sintetizador y un kit de pads de batería electrónica (uno dedicado exclusivamente a estos instrumentos y el otro alternándolos con el bajo). Y aunque casi todo el concierto lo pasó Campbell a cargo de la guitarra, en un par de ocasiones intercambió el instrumento con el bajista, con desparpajo de sobra en ambas facetas.

El concierto empezó a lo grande con “Into The Cave”, el mismo tema que abre el disco, y tuvo su esperado punto álgido en la enorme “Groove It Out”, su mejor baza hasta la fecha. Y es que si bien su setlist tuvo ciertos altibajos con momentos algo más lineales, en cambio consiguió acabar calando como lluvia fina hasta hacer imposible quedarse quieto sin bailar. El mejor ejemplo fue el estupendo final con “Hinterland”, estirada hasta los casi diez minutos (el doble que su versión en disco) y que nos dejó aún más tiempo en la mente su riff de teclado de camino a casa.

Una hora que, si bien no fue perfecta, sí demostró que estamos ante alguien a punto de subir de liga. A poco que consiga más desparpajo escénico y deshacerse de la cierta timidez (¿o mera introspección?) con la que actúa, podemos estar hablando de algo grande. Sirva como ejemplo de esta actitud anti-frontwoman el hecho de que durante todo el concierto la única luz presente fue la de la pantalla trasera, prescindiendo de la iluminación de los focos y dejando todo en manos de un par de proyecciones prácticamente estáticas.

Como teloneros, los madrileños Gatos Negros fueron los encargados de abrir la noche, aunque con más voluntariedad que efectividad y sin conseguir pasar de mero trámite. Su propuesta resultó mucho más interesante cuando tiraron más hacia el krautrock (en un par de canciones) que hacia la electrónica típica de mediados de la década pasada (con dos ordenadores a cargo de las bases y una guitarra eléctrica acompañando).

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