Crónica concierto Rise Against en Madrid
Por 9 octubre, 2015 17:320
España, ese país que últimamente ve grandes giras pasar de largo, se ha dado esta semana una pequeña alegría con la llegada de Rise Against, una de esas bandas que han sabido ocupar un lugar importante dentro de la escena hardcore melódico. Los de Chicago volvieron a Madrid este pasado martes después de cuatro años, y lo hacían con unos teloneros de auténtico lujo: los suecos Refused y los navarros Berri Txarrak. Un evento con el que la promotora Doctor Music daba por inauguradas las B.A.D. Nights, su ciclo de conciertos dedicados al rock.
Una gran noche en la que al contrario de lo que muchos podían pensar no los más grandes sobre el papel fueron los vencedores; y es que la vitola de gran banda de Rise Against finalmente no sirvió para dejar un gran recuerdo a su paso por el Barclaycard Center. Gran parte de culpa la tuvo su vocalista Tim McIlrath, más bien su voz; y es que a un sonido falto de empaque, más si lo comparamos con las dos actuaciones previas, hubo que añadirle una insuficiente fuerza en la voz de Tim, la cual a duras penas conseguía relucir ante la pesada carga instrumental, lo cual provocó que en demasiadas ocasiones tirara del recurso de dejar que la legión de fans que inundaba el pabellón madrileño se echara la canción a los hombros para levantarla.
Lo que no se le pudo echar en cara a los de Chicago fue el ímpetu por agradar a sus jóvenes seguidores, gran parte de ellos por debajo de los veintipocos y que pudieron verlos por primera vez si tenemos en cuenta la gran cantidad de brazos que se levantaron cuando Tim preguntó cuántos de los presentes los veían por primera vez. Hora y media para vibrar con viejos y nuevos temas, aunque prefirieran más quedarse en discos de la década pasada que en presentarnos en condiciones The Black Market, ¿por qué será? Lo que sí estaba claro era su idea de no dejar que el público tomase aire. Letras comprometidas para levantar el puño y dejarse la voz, infalibles con “Give it all”, “Survive”, “Ready to fall”, “Black masks & gasoline” con Gorka de Berri Txarrak, o una “Prayer of the refugee” que volvió loco a más de uno. La sensación agridulce de ver que aquello podía ser mucho mejor no se borró, ni cuando en los bises decidieron enseñarnos su cara acústica, donde el lesionado de la mano Tim sí se animó con la guitarra acústica, ni con el frenético cierre de “Savior”. Una pena.
El calentamiento previo al menos sí que nos dejó grandes momentos, no solo con unos Berri Txarrak capaces de congregar a una buena legión de fieles seguidores y montar unos pogos que ya hubiesen querido para sí Rise Against, o con unos Refused furiosos y crudos que consiguieron que sus nuevos temas entrasen mejor en directo que en disco.
Los de Lekumberri puntuales abrieron a las 19:30 con más de la mitad del aforo esperando. Lo suyo no fue el típico concierto de banda telonera donde el público pasa olímpicamente, aquello fue todo un torbellino de fuerza y entrega marca de la casa. Aprovechando cada segundo, provocaron las primeras gotas de sudor saltando de sus temas más hardcore de antaño (“Gure dekadentziaren onenean”, “Isiltzen banaiz” o “Jaio.Musika.Hil”) a otros más tamizados de su último triple álbum (“Lemak, Aingurak”, “Zerbait Asmatuko Dugu” o “Etsia”). En esta ocasión nos quedamos sin versión de “Kids” de MGMT incrustada en “Oreka” como ocurriera en el Sonorama de este verano o como al parecer ocurrió el domingo en Bilbao, lo que sí tuvimos por segundo fue una intro de “My name is Jonas” de Weezer… Poca broma, y menos aún con un cierre brutal… “Denak ez du balio” con Tim McIlrath maltratando su pobre garganta, y la colosal “Oihu” dejaron el pabellón en llamas, un regalo que Refused recogieron encantandos.
La fría recepción de Freedom hizo estar alerta a más de uno, y es que tras 17 años en silencio esperábamos otra cosa. Por suerte el bueno de Dennis Lyxzén y sus secuaces no nos dejaron pensar mucho y ofrecieron un show intenso, sudoroso, sin respiro, contagiándonos de la fuerza que desprendía su líder en cada baile, en cada patada voladora, en cada voltereta, y más aún cuando se bajó al foso para tirarse sobre el público. Una pena que gran parte del joven público estuviera medio petrificado ante tal avalancha sin saber muy bien cómo reaccionar.
Los suecos barrieron con su puesta en escena sobria e hicieron vibrar nuestros pechos con una base rítmica gigantesca. “The Shape of Punk To Come”, “The Deadly Rhythm” o “Rather Be Dead”, su nuevo single “Elektra” justo al inicio, el cierre de “Tannhäuser/Derive”, y sobre todo la mítica “New Noise” nos dejaron exhaustos.
Ojalá tuviéramos más a menudo citas como ésta. Serán sin duda bienvenidas.
