Deleste Festival, único en su especie

El Deleste Festival se consolida en su hábitat natural: La Rambleta.

¿Qué sería el Deleste Festival sin la Rambleta? La respuesta: sería otro festival. El espacio de la Rambleta de Valencia hace único a este festival que se ha consolidado en cuatro ediciones. Cierto es que la línea del cartel hace muchísimo pero conguja con el estilo propio del edificio. Este año se perdió el loft y la electrónica, en cambio se ha ganado en conciertos de auditorio, además los más especiales, como fueron el mágico concierto de La Habitación Roja y el sútil y delicado espectáculo de Low.

Antes de LHR, la jornada del viernes la abríamos tarde, pero muy bien con las jóvenes Mourn. Desgarradas y atrevidas. Suenan genial. Frescas y contundentes. Tocaron sus temazos (tienen un discazo “Mourn” de 2014) y nos dejaron tintas de sus nuevos temas como “Gertrudis” “Angines” o “Fry Me”. Concierto corto que nos dejaron con ganas de más.

Y de unas que acaban de empezar nos fuimos a unos que celebraban sus 20 años encima de los escenarios. La Habitación Roja desplegó un concierto muy emotivo en el abarrotado auditorio con audiovisuales incluidos. Fue algo especial que a uno se le puso los pelos de punta. Es difícil ser profeta en tu tierra y ellos lo han conseguido. Un concierto de temazos y temas viejos, de saltar, cantar, gritar y llorar… Fue épico cerrar con su hit “Ayer” con un público que lo dio todo pero, personalmente, me quedó con “La Segunda Oportunidad” (pincha vídeo)

Tras los valencianos, La Rambleta disminuyó de público considerablemente. Además Mike Kroll no lograron enganchar a los asistentes dudosos de quedarse o irse a casa. Concierto sin conexión de los uniformados por mucho que saltaron del escenario para estar con el público. Igual es que estábamos extasiádos con los anteriores. Después llegó el turno de la electrónica ochentera de El Último Vecino que nos sumergió en una especie de “bola de cristal“. Aceptables.

Y sin duda, el conciertazo en el escenario “jager” lo dieron Perro. Energía pura. Pogos, saltos. Hasta el de seguridad quisó bajar a poner orden pero no lo consiguió. Gran concierto presentación de su nuevo álbum “Estudias, Navajas” que se publicó esta semana. Los murcianos están en el mejor estado de forma y su nuevo álbum ha encajado perfectamente entre sus fans.

Para cerrar el viernes, Ley Dj preparó una sesión adaptada al festival pero sin perder la personalidad de sus pinchadas y que dejó a los más incansables bailar hasta las cinco de la mañana.

Al día siguiente, no estábamos para ir al #DelesteKids. El concierto sorpresa fue La Habitación Roja tocando himnos y temazos como ya hicieron en el Sonorama Ribera y que os contábamos aquí. McEnroe, se encargó de abrirnos el sábado con un tranquilo y mimoso concierto. Volvían al festival tras su paso en la primera edición. Buen conciertos de los vascos. Seguimos con El Paramo, en el propio auditorio, quienes lo llenaron de post-rock y atmósferas sonoras. Un concierto con mucha carga, progresivo y con momentos explosivos. Notables. En cambio Exsonvaldes, no llegaron a conectar con su sonido pop-surf y con buenos temas como es el pegadizo “Days” con la que cerraron.

Low volvió a llenar el auditorio. Concierto que nos amansó y nos dejó con una paz interior con un concierto cuidado y profundo. Se nos hizo corto y echamos de menos bises y algunos temas. Pero el saber-hacer de la banda, las proyecciones naturales y minimalistas consiguieron el sobresaliente.

Para terminar, The Tiki Phantoms volvieron a poner patas arribas el sótano con su surf y rock instrumental con un concierto divertido lleno de anécdotas: Tirar a una chica con colchoneta al público, pogos, conga con los asistentes mientras tocaban, versiones como la “María” de Blondie que coreó todo el personal o que el cantante de Ocellot se pisó como una cabra y acabará con el público mientras cantaba otra versión, lanzamiento de mascaras (que nos han venido muy bien para Halloween)….

Y ya a dormir con la sensación de haber disfrutado en uno de los últimos festivales del año. Comodidad, buen precio, conciertos cercanos, intimidad en el auditorio… Un festival para volver.