Creamurcia 2015: Canción de Autor + Zahara. ¿La originalidad se come?

El pasado jueves 29 vivimos la final del concurso Creamurcia en la modalidad de canción de autor. Por ella pasaron los artistas: Estúpido Flanders, Los Gigalicos y Yessy Rivera.

Comienza fuerte Estúpido Flanders con “Artefactos de Luz”, efectos especiales de fondo y creando muchas expectativas. Expectativas que se estrellaron en la segunda canción y levantaron tímidas en el comienzo de la última. La voz de Carmen Alarcón salía intensamente de su cuerpo y entraba por escalofríos al mío. Tras 20 minutos que parecieron 5 se dio paso al segundo grupo; Los Cigalicos.

Mientras este grupo intenta demostrar por qué deben ser los ganadores del certamen mi cerebro sigue reuniendo piezas para entender lo que está pasando. Alguien a mi lado estornuda “achús”, “Delafé” les contesto, que diga “Cigalicos”. La imagen está un poco más nítida después de esto, y es que a pesar de la originalidad que evocan a mí me da la impresión de estar escuchando a unas flores azules. Acaba el concierto y la única cosa que me queda clara es el nombre del cantante, bien se encargó él de recordármelo durante el 90% de sus canciones.

Aparece en el escenario una Yessy Rivera extravagante que me intriga. La única valiente de presentarse ante nosotros con su desnuda voz y exclusivamente una guitarra acompañándola. Subida en sus altísimos tacones, Yessy interpreta fenomenal su papel despreocupado y jovial ensayado varias veces en el espejo de casa, nos canta sus canciones entre gestos faciales y movimientos de culo, y nos anima a que la queramos un poquito.

Tras estos tres conciertos de 20 minutos cada uno, los jueces se van a deliberar. Otros 40 después aparece el presentador del evento con un sobre calentito en las manos y 2800 euros a repartir entre estos finalistas. Abrimos el sobre para descubrir que Estúpido Flanders se hace con un primer premio de 1500 euros, seguido por los 800 de Yessy Rivera y unos últimos 500 para Los Cigalicos.

Así, ponemos fin a un evolucionado Creamurcia que esperemos siga proporcionándole estas oportunidades a los jóvenes artistas murcianos.

“Esta canción se llama interior noche, y es una canción pues que habla de ese momento en el que pues se acaba una relación… o sea, lo dejáis… bueno, te dejan, pero a ti te da igual porque lo único que ha hecho es como adelantarse porque tú ya lo tenías pensado ¿sabes? pero él ha sido más rápido y pues mira, eso que te ha ahorrao’. Y pues estás genial y has borrado su número porque ¿ya pa’ que lo vas a tener? no es que le vayas a llamar borracha a las tres de la mañana para decirle que le echas de menos ni ninguna gilipollez de esas porque en realidad a ti, pf, te da igual y tampoco le sigues en Twitter ni ves las fotos que sube con su nueva novia y a ti es que te la suda. Y luego ¿qué? ¿que besaba bien? pues tampoco era pa’ tanto, que los cuatro con los que te has liao’ luego y te han metido la lengua hasta la yugular dándote arcadas pues te gustaban muchísimo más que sus besos perfectos que encajaban alucinantes y que se te levantaba la pierna y veías fuegos artificiales pero eso era mentira entonces tampoco era pa’ tanto y ¿sabes lo que te digo? pues que me importa una puta mierda y que le den”.

Y así, con este monólogo que nos sacó una sonrisilla a todos los allí presentes, Zahara comienza un concierto más que agradable en el que bailamos al ritmo de su nuevo disco “Santa”, nos enternecimos con sus cándidos “gracias” después de escuchar temas tan salvajes como “Camino a LA” y pusimos un punto y final mucho más que dulce a la noche.

Y es que sinceramente, no tengo nada malo que decir de esta artista. En contra de todo pronóstico, nos enseñó su impetuosa voz por encima del sonido de la banda, nos entretuvo con sus historias sobre señoras que se niegan a cederte el sitio en el tren y feriantes que te observan bailar “Like a Virgin” en una discoteca con sala indie para barbudos melancólicos y aburridos.

Finalmente, nos deleitó con uno de sus temas antiguos “Tú me llevas”, no sin antes bajar al público y animarnos a bailar con ella. Después de esto, la caída libre fue la mía al acordarme que tras este pedazo de concierto, me esperaba un despertador a las 6:30 de la mañana y una clase de lengua en la que analizar sintácticamente “Yola mola mil”

Redacción y fotografía: África Bastida