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Adiós a Prince

Por Juanjo Rueda 3

Sometimes it snows in April / Sometimes I feel so bad, so bad / Sometimes I wish life was never ending, / And all good things, they say, never last

“Sometimes It snows in April” del disco “Parade”

 

But life is just a party and parties weren’t meant to last

“1999” del disco “1999”

A veces querríamos que las cosas no terminaran y menos antes de lo esperado, pero la vida, como la fiesta, no es eterna como bien nos está demostrando 2016. 2016, ¿qué te hemos hecho? 2016 se ha propuesto elevarse a los altares de lo macabro dejándonos huérfanos de algunos iconos pop mundiales que todos adoptamos, a nuestra manera, como propios: David Bowie, Johan Cruyff (sí, era también un gigantesco icono pop) y ahora Prince.

De Prince Rogers Nelson, más conocido como Prince, poco se puede decir que no se haya dicho, bastante acertadamente, estos días sobre su figura musical. Coetáneo generacional de esa trinidad pop que revolucionó la música en los ochenta que fue Michael Jackson, Madonna y él mismo. Prince ha sido el más talentoso de los tres, un pequeño imán mulato que consiguió atraer y amalgamar sobre si mismo toda la tradición musical anterior a él, ya fuera negra o blanca, para proyectarla al futuro. En él confluían, entre otras cosas, la piroctenia guitarrera de Hendrix, el corazón pop de los mejores Beatles, el espíritu funk desbrabado de James Brown, el soul sedoso de Sam Cooke, la androginia y provocación de Little Richard, o la locura marciana de George Clinton. Como hizo Stevie Wonder en los setenta -otro prodigio como músico y compositor- o el mismo David Bowie (ambos unidos también por esa poderosa imagen de androginia), su paso en los ochenta fue el de un gigante que con cada disco marcaba pautas e ideas para el futuro, ya fuera dejando en paños menores el uso de los sintetizadores por gran parte de la facción más pop del momento, influyendo en el R&B de los noventa, o siendo citado como referencia por parte de los pioneros del techno de Detroit (la santísima trinidad -Juan Atkins, Derrick May y Kevin Saunderson- lo han tenido como una de sus influencias). Ya en los noventa comenzaría a emborronarse su figura debido en parte a su famoso conflicto con Warner que provocó la negación del nombre con el que se elevó a la gloria, pero también a que la mediocridad iría apareciendo paulatinamente en su obra. También se unió el signo de los tiempos, los noventa se levantaron más serios, apesadumbrados y críticos con la fama debido al auge de eso que se dio a llamar grunge o más “malotes” con la ascensión del hip-hop como estilo dominante en las listas de éxito (con la estética gangsta a la cabeza). En ese contexto y el posterior tras la trifulca con Warner, la figura de Prince empezó a verse de una forma un tanto kitsch y frívola (algo en lo que también puede haber tenido que ver la estética de sus vídeos, mucho menos cuidada e innovadora que la de Michael Jackson). A partir de ahí, un fuera de foco provocado por él mismo con su forma de entender el negocio musical que le llevó a retirar su música de las nuevas plataformas que florecían en Internet (YouTube, Spotify) y que llevó a crear una brecha con nuevas generaciones de oyentes aunque muchos de sus discos clásicos han estado desde hace años a un muy asequible precio de serie media, al menos en formato CD. Un fuera de foco debido también a que muchos de sus nuevos discos seguían guardando más de una perla pero no dejaban de ser una sombra, una reformulación, de un pasado glorioso que no parecía que fuera a retornar o volvían la vista a la tradición de la música negra desde una más impersonal ortodoxia (aunque siempre fue un magnífico interprete, algo lógico debido a su enorme talento como músico), mientras en sus mejores momentos se dedicó a otear el futuro desde su propio punto de vista.

I’ve seen the future and it will be / I’ve seen the future and it works / If there’s life after, we will see / So I can´t go… Like a jerk

“The Future” de la BSO de “Batman”

El futuro. El futuro es una ilusión, que dice aquella canción, pero dentro de esa ilusión una cosa tenemos segura, es que ninguno escaparemos a la visita de la parca. Quizá por eso nos marcan tanto estas muertes, además de por sorprendentes, ya que, como comentaba con la de Harold Ramis, son alarmas que marcan el paso del tiempo de una forma que muchas veces los relojes no pueden recoger. Así pues, bailad y emocionaos con algunos temazos de su repertorio clásico como “I wanna be your lover”, “Dirty Mind”, “When you were mine”, “Head”, “1999”, “Controversy”, “Little red Corvette”, “Let’s Go Crazy”, “When Doves Cry”, “I Would Die 4 U”, “Purple Rain”, “Raspberry Beret”, “Pop Life”, “Kiss”, “Girls & Boys”, “Sign O’ The Times”, “Starfish and Coffe”, “Housequake”, “I Could never take the place of your man”, “Alphabet St.”, “Glam Slam”, “When 2 R in love”, “Partyman”, “Trust”, “Get Off”, “Cream”, “Sexy MF”, o “The most beautiful girl in the world” entre muchos otros. Bailemos hasta que la fiesta se acabe, ya que la fiesta no va a ser eterna pero lo importante es que en ella te lo hayas pasado cojonudamente y con Prince eso estaba, está, asegurado.

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