Con una media de 35.000 personas por día, el BBK Live 2016 cerró sus puertas con un bagaje artístico impecable, con el que posiblemente haya sido su mejor cartel hasta la fecha. Si bien parte de los parroquianos echan en falta a cabezas de cartel mega-multitudinarios de pasadas ediciones como Coldplay, Muse, Depeche Mode o The Cure, poco cabe objetar ante reclamos tan en forma como Arcade Fire o Pixies y una serie media más que cuidada.
Eso sí, tras varios años con sold-out, en esta ocasión no se colgó el cartel de “no hay billetes” pese a lo atractivo del cartel (posiblemente la presencia de Radiohead en el NOS Alive de Lisboa tuviese mucho que ver).
Este año la principal novedad del recinto era el nuevo escenario Basoa, todo un acierto. Situado más allá de la carpa y emplazado entre árboles, se centró en la programación electrónica con el sistema de altavoces rodeando a los asistentes y una iluminación muy cuidada, creando un espacio muy original. Por el contrario, en el apartado de “cosas a mejorar” siguen estando los baños (escasos y poco cuidados) y una invasión de espacios publicitarios que crearon situaciones tan incompresibles como que mientras había actuaciones en el segundo escenario dos casetas seguían escupiendo música enlatada, entorpeciendo que los más alejados de las primeras filas pudiesen escuchar bien los directos. De igual modo, el segundo escenario se quedó muy, muy pequeño en actuaciones como las de New Order y Grimes, dando sensación de agobio permanente. Algo que, por suerte, no sucede en absoluto con el majestuoso escenario principal, con un sonido de 10 y con visibilidad óptima prácticamente desde cualquier punto.


Arcade Fire, los reyes del festival
Centrándonos ya en el apartado musical, los cabezas de cartel no fallaron y cumplieron con creces. Hay que empezar (cómo no) con Arcade Fire, que ofrecieron en el BBK Live 2016 una de las tres únicas actuaciones programadas en Europa este año (junto a Barcelona y Lisboa). Todo un lujo volver a ver a una banda en permanente estado de gracia y que repasaron lo mejor de sus cuatro álbumes de estudio puliendo más si cabe su show de la gira Reflektor. Prácticamente lo mismo que pudimos ver en el Primavera Sound 2014, pero mejor.
El concierto de los canadienses se planteó por bloques temáticos, basado cada uno en uno de sus discos. Abrieron fuego con ‘Ready to Start’, ‘The Suburbs’ y ‘Sprawl II’ (todos de The Suburbs), para continuar con cuatro temas de su último disco: ‘Reflektor’, ‘Afterlife’, ‘We Exist’ y ‘Normal Person’ (esta última con Régine y parte de la banda dando saltos con pompones en la parte trasera del escenario, como si fuesen cheerleaders). A continuación, llegó el momento de repasar Neon Bible, con ‘Keep the Car Running’ –inmensa-, ‘Intervention’, ‘My Body is a Cage’ (ahogada por los inevitables parlanchines, como cabía esperar) y una celebradísima ‘No Cars Go’.
Así, ya estaba todo listo para centrarse en su imperecedero debut Funeral y darse el baño de masas definitivo. ‘Haiti’, ‘Neighborhood #1 (Tunnels)’, Neighborhood #3 (Power Out)’ y ‘Rebelion (Lies)’ lo pusieron todo patas arriba, rematando la jugada con dos bises: ‘Here Comes the Night Time’ y ‘Wake Up’. Nada más se le puede pedir a una banda que por derecho propio está en la cima, que sigue conjugando inquietudes artísticas con himnos masivos con una facilidad pasmosa.


Pixies: la máquina sigue a pleno rendimiento
Otros que tampoco fallan nunca son Pixies, y si a su inagotable lista de hits le sumamos la oportunidad de escuchar cuatro nuevos (y más que prometedores) temas de su inminente sexto álbum de estudio, pues la cosa sale redonda. Con Paz Lenchantin convertida ya en miembro oficial de la banda, esta vez pudimos ver a los de Frank Black mucho más compenetrados y motivados que en su última gira, prácticamente al mismo nivel que cuando estaba Kim Deal con ellos (palabras mayores).
Cuando empiezas un concierto con ‘Bone Machine’, el ‘Head On’ de The Jesus And Mary Chain y ‘Wave of Mutilation’ y no te dejas ni uno de los temas más celebrados de tu repertorio (‘Gigantic’ al margen, que no la tocan desde la salida de Deal de la banda), uno solo puede dejarse aplastar por esta apisonadora sónica. 32 temas con los esperados puntos álgidos de ‘Where Is My Mind?’, ‘Here Comes Your Man’, ‘Debaser’, ‘Monkey Gone to Heaven’ y tantas otras, y con los esperados bajones de los tres cortes de ‘Indie Cindy’ (normal, por mera comparación).
Tame Impala, reivindicando el presente
El podio del BBK Live lo completan los únicos cabezas de cartel que han debutado en la presente década. Kevin Parker y sus Tame Impala están ya en la liga de los grandes, y por méritos propios. No les falta ni actitud, ni canciones ni capacidad para deslumbrar, y hasta se pueden permitir ya soltar a primeras de cambio ‘Let It Happen’ sin que el show se resienta lo más mínimo (lógico cuando todavía les quedaba ‘Elephant’ hacia la mitad y ‘Feels Like We Only Go Backwards’ en la recta final). Lo mejor de todo es que no parece que estemos ante el techo creativo de los australianos, sino que aún queda mucho más por llegar.


New Order y Grimes, las decepciones
Justo todo lo contrario que se puede decir de New Order y Grimes, muy por debajo de lo que se podía esperar de ambos. Los de Bernand Sumner comenzaron dando muy buenas sensaciones (sobre todo con la gigantesca ‘Ceremony’ como segundo tema del setist), pero una vez pasada la extraña versión que hicieron de ‘Bizarre Love Triangle’ el concierto fue cuesta abajo, convirtiéndose en una caricatura de su legado. Al menos supieron cerrar con lo que todos esperabámos para rectificar el amargo sabor de boca: la triada ‘Blue Monday’, ‘Temptation’ y ‘Love Will Tear Us Apart’.
Por su parte, con Grimes aún teníamos en la mente su desastroso directo del Primavera Sound 2012, y aunque la cosa ha mejorado desde entonces, sigue muy lejos de lo que es capaz de ofrecer en estudio. Ahora ha reemplazado a los bailarines espontáneos por bailarines profesionales, pero por lo demás todo sigue dando la sensación de enlatado y encorsetado, aunque a base de volumen y luces al menos sus fans pueden disfrutarlo sin complejos. Si a eso le sumamos el corte que sufrió a mitad de actuación y que hizo que durante más de un cuarto de hora el escenario se quedase sin electricidad, poco queda por recordar.


Courtney Barnett y Jagwar Ma: ¡aupa Australia!
En el otro extremo de la balanza nos encontramos dos conciertazos que auguran tiempos brillantes para sus protagonistas: el de Courtney Barnett (convertida ya en una gran realidad y con tantas tablas como las más grandes figuras del rock actual) y el deslumbrante show de Jagwar Ma (candidato a concierto del festival con permiso –o sin él- de los cabezas de cartel).
Courtney Barnett saltó al escenario mientras sonaba ‘Oh Come On’ de The Julie Ruin, y desde que cogió la guitarra no dejó de escupir decibelios con actitud a raudales. Para enmarcar sobre todo ‘Pedestrian at Best’, recibida efusivamente por el público, así como los dibujos que se proyectaban en la pantalla.
Por su parte, lo de Jagwar Ma fue uno de esos conciertos en el que coinciden todos los elementos a favor: hora, escenario y entrega tanto de la banda como del público. Increíbles, creando capas y capas con las que era imposible dejar de moverse y culminando en celebraciones masivas como las de ‘Come And Save Me’ y los temas todavía inéditos de su próximo LP. De aquí a unos años estarán encabezando festivales si nada se tuerce. Tan brutal fue lo de Jagwar Ma que al salir de la carpa lo de Foals no pareció tan bueno como en realidad fue (y vaya si lo fue). Los de Yannis Philippakis, al igual que Tame Impala, pueden presumir de ser ya unos dignos cabezas de cartel pese a llevar menos de una década publicando discos, y los baños de masas que se dio su líder al bajar entre el público en varias canciones así lo atestiguan. ‘My Number’ a primeras de cambio y ‘What Went Down’ en el tramo final hablan por sí solas, en un concierto que no tuvo altibajo alguno.
Hot Chip nunca pierden
Pero la lista de conciertos memorables de este BBK Live 2016 no puede estar completa sin los siempre infalibles Hot Chip. Con un Alexis Taylor ataviado con un peculiar disfraz (casi parecía que llevaba por sombrero el trono de hierro de Juego de Tronos, a lo que hay que sumarle una poco discreta túnica), se podría decir que la banda disfrutó tanto como los asistentes. Coreografías mientras tocaban, bromas entre ellos y un comienzo de verdadero infarto para ponerlo todo patas arriba: ‘Boy From School’, ‘Night & Day’ y ‘Over and Over’ en la primera mitad y ‘Huarache Lights’ y ‘Ready for The Floor’ en el tramo final fueron auténticos trallazos, rematados con la versión del ‘Dancing In The Dark’ de Bruce Springsteen para cerrar que acabó fundida con el mismísimo ‘Purple Rain’ de Prince en los acordes finales. Ahí es nada.

Más allá de los cabezas de cartel
Del resto de conciertos, cabe destacar a Triángulo de Amor Bizarro (otros que nunca fallan, en esta ocasión clausurando el tercer escenario con su habitual descarga de electricidad y su permanente estado de gracia), a Belako (que reventaron ese mismo escenario a la misma hora que Love Of Lesbian actuaban en el grande, apuntando hacia horizontes cada vez mayores), a Hidrogenesse (especialistas en hacerse con el premio a concierto más divertido de cualquier festival, aunque les tocase solape con Chvrches y estuviesen programados antes de caer la noche el primer día) y a M83 (que siguen teniendo un directo a prueba de balas, con la coreadísima ‘Midnight City’ a la cabeza).
Por su parte, a José González le acompañó hasta el clima: fue empezar a tocar su versión del ‘Teardrop’ de Massive Attack en los últimos compases de su concierto y empezar a llover de forma tenue, dejándolo todo listo para la siempre grandiosa ‘Heartbeats’.
Justo tras él, pudimos ver los primeros temas de Ocean Colour Scene, que venían a hacer un “don’t look back” de su mejor álbum, ‘Moseley Shoals’. La sorpresa fue el comienzo, con versión del ‘Day Tripper’ de The Beatles, antes de dar paso al majestuoso trío compuesto por ‘The Riverboat Song’, ‘The Day We Caught The Train’ y ‘The Circle’. La pena fue salir de ahí apurado para llegar a Junior Boys en la carpa (las ganas nos pudieron) y encontrarnos con un retraso de una media hora provocado por el vuelo que traía a Jeremy Greenspan a Bilbao. Él mismo comentó la jugada al salir a escena y mostrar su desorientación (“no me puedo creer que hace solo media hora estuviese subido a un avión”), pero estos inconvenientes se esfumaron de un plumazo al comenzar con ‘Double Shadow’.
Por último, mención especial también para Juventud Juché (tan en plena forma como para no lamentar perdernos a Father John Misty a la misma hora), para Soleá Morente (mucho más acertada cuando se acercaba al flamenco que al pop, eso sí) y para Underworld (muy vigentes, aunque uno se tire casi todo el concierto esperando a que suene ‘Born Slippy’, justo la encargada de cerrarlo).
Y ahora, a esperar al BBK Live 2017 como una de las citas ineludibles del año. Con carteles tan interesantes y variados como los de este año, se lo han ganado a pulso.
Fotografías oficiales Facebook BBK Live 2016.