Spoon – Hot Thoughts
Por 24 marzo, 2017 10:071


8.0
¿De qué hablamos cuando hablamos de frescura en música? No hablamos de carnes y pescados que mediante el olor o el sabor puedas detectar esta característica. Quizá nos referimos a esa música que cuando suena hace que tus neuronas y sinapsis chisporroteen como Peta Zetas al ritmo que marca de forma inconsciente las diferentes partes de tu cuerpo. Pero de todas formas no deja de ser una característica ambigua, difícil de definir pero que en el fondo cada uno, a su manera, termina detectando. ¿De qué hablamos cuando hablamos de una música sexy? No hablamos de formas sugerentes en seres humanos. Quizá nos referimos a ritmos que captan, de forma primitiva, esa sensación, ritmos y/o estilos que identificamos con esa característica como el funk o el disco. Pero vuelve a ser una característica ambigua pero que, igual que en la primera, termino asociando en mayor o menor medida a la música de Spoon.
Spoon siempre han tenido ese poso algo funky en muchas de sus canciones, fruto de esa forma que tienen de entender el rock como algo no encorsetado, no como un estilo canónico sino bastardo y cambiante. Un estilo poroso a corrientes hermanas. Aquí vuelven a conjugar -con el apoyo de David Fridmann en la producción- tradición, ritmo, melodía y experimentación en un cóctel siempre personal donde no se sabe en qué proporción exacta están mezcladas cada una de esas características (como ocurre en las mejores recetas de nuestras madres y abuelas). Los toques funk se plasman en perlitas como “Hot thoughts”, “Can I sit next to you”, “Do I have to talk you into it” o “I ain’t the one”, ésta última con un ritmo percutivo muy parecido al de “It” de Prince (lo sexy, ¿recordáis?). El disco experimenta en todo momento con los ritmos más sintetizados y dota de aires pseudo disco a “First Cares” y “Shotgun”, mientras “Whisperl’lllistentohearit” tiene, en su segunda mitad, un toque que recuerda a los mejores Devo, haciéndolo uno de mis temas favoritos de este LP. La producción busca potenciar los ganchos funk y disco pero, en alguna ocasión, no atina del todo como pasa en “Tear it down”, el típico tema a lo Lennon-McCartney que el grupo ha conseguido hacer suyo a lo largo de su discografía, al cual el maquillaje algo más recargado le sienta peor que una naturalidad más orgánica. Pero por lo general, el disco cuenta con temas más que instantáneos, sobre todo los de la primera mitad del disco hasta “Pink up”, a pesar de que por momentos buscan ese punto del quiebro más difícil, esa búsqueda de los límites que definen al posible hit. Pero también hay momentos que cortan abruptamente con esa inmediatez, como la nombrada “Pink up”, que primeramente se percibe como bajón tras un inicio de canciones chispeante pero luego revela un ligero puntito “grower” con esa atmósfera que va de la bola de espejos comatosa a la experimentación de laboratorio (controlada) en su parte final (con esas voces dobladas al revés). También ocurre con la más sorprendente “Us”, ese final inesperado entre una bruma nocturna jazzística subrayada por saxofones. Ambos temas, a pesar resultar interesantes, tienen un punto de invitados inesperados y algo fuera de lugar en una fiesta.
“Hot thoughts” se posiciona cercano al nivel de su anterior disco con una nueva vuelta de tuerca sonora. Un disco de notable alto de una banda instalada casi permanentemente en esa nota (cuando no la rebasan como, por ejemplo, en el gigantesco “Ga ga ga ga ga”, 2007) y cuyo mojo debería ser la envidia de Franz Ferdinand. Un disco lleno de ese tipo de características nombradas tan ambiguas y poco detectables de forma más o menos objetiva. Un disco en su mayor parte fresco y sexy. Un gran disco, otro más.