Crónica de Placebo en Madrid: Veinte años bien llevados

Por El Último de la Fila 0

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“Hace diez sacamos ese disco con el que lo petamos. Hace veinte que empezamos nuestra carrera”. Las giras de aniversario están cada día más normalizadas, tanto por artistas de talla media como de grandes nombre de los que solemos ver encabezando carteles de festivales. Placebo no iban a ser menos y para celebrar sus veinte años de carrera han decidido coger los bártulos y tirarse a la carretera, aparcando sus mastodónticos autobuses el pasado sábado a las afueras del WiZink Center, o lo que es lo mismo, el Palacio de Deportes, que después de tanto cambio de nombre uno ya se pierde.

Las ganas de poder revivir los clásicos con los que uno vivió su época universitaria hicieron que fuera con ganas al recinto madrileño, intentando quitarme el regusto agridulce de su última visita a la capital donde la banda apenas dio algún guiño a los fans de su primera época. Así que cuando parecía que iban a salir a escena y comenzaron a sonar los primeros acordes de “Every me, every you” la verdad que mi corazón se aceleró, pero falsa alarma, el tema sonaba por los altavoces mientras veíamos su videoclip en la enorme pantalla que ocupada todo el escenario. ¿Era necesario esto? No lo creo.

Placebo por Ignacio Sánchez-Suárez

Ahora sí, se van las luces y comienzan a desfilar uno a uno los integrantes de la formación, lejos ya del trío inicial. “Pure Morning” es la elegida para comenzar el viaje por sus dos décadas y casi dos horas de duración. Excelente elección para una de esas grandes joyas que esconde Without you I’m nothing. Sonido limpio, potente. Todo arranca a las mil maravillas. La pegadiza “Loud Like Love” le da la réplica, mostrando que a pesar de los años Molko cuando quiere es capaz de crear temas redondos. Un Molko que a diferencia del concierto de hace tres años se mostró durante toda la noche bastante comunicativo, intentando casi siempre tirar del castellano para calentar al público.

Este trepidante arranque dio paso a una revisión de su época más reciente, con temas con menos alma que los añejos pero que a la multitud que llenaba la pista del Palacio y parte de la grada de fondo les sirvió para seguir coreando y vibrando. “Lazarus”, “Soulmates”, o “Two many friends” dieron paso a la celebra “Twenty years”, total, era su fiesta de cumpleaños. Así poco a poco fueron adentrándonos en lo que llamaron terreno melódico. Destacar sobre todo la emotiva “Without You I’m Nothing” en la que David Bowie aparecía en las pantallas. Todo un detalle. Cosa que no lo fue tanto el rescatar la enorme “36 degrees” para quitarle las revoluciones. Una mezcla de sabores vinieron a mí al recordar su concierto desenfadado, juvenil y sudoroso del FIB 2000 y compararlo con el de este aniversario, con más canas y algo menos de brío en ambos lados.

El cupo melódico se dio paso a “la fiesta”, como dijeron, con la efectista “For What It’s Worth”, preludio al cierre por todo lo alto con “Slave to the Wage”, “Special K”, “Song to Say Goodbye” y “The Bitter End”. Efectividad a prueba de balas.

El primero de los bises arrancó de nuevo con una revisión a la baja (¡qué te pasa Molko!) con “Teenage Angst”. Es por cosas así por las que uno se subiría al escenario a darle un par de collejas. Suerte que “Nancy boy” cayó con toda la fuerza y adrenalina de antaño. Viaje en el Delorean con “Infra-red” como punto final. La guinda al pastel la puso la apañada versión del “Running Up That Hill (A Deal with God)” de Kate Bush que dejó la balanza del lado positivo. No podremos quejarnos, al fin y al cabo algunos han llevado peor sus 20 años de carrera.

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