Crónica de sábado y domingo de FIB 2017

Por Ross Gallagher 0

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El sábado de este FIB 2017 conseguimos despegarnos del camping, ardua tarea, situados como estábamos en lo profundo de Mordor, casi por donde pasan las vías del tren, para asistir a la jornada más masiva del festival en su historia. Tocaban los Red Hot Chili Peppers, sin duda alguna los grandes artífices del repunte en asistencia del festival.

Cuando entrábamos aún no se vislumbraba lo masiva que iba ser, y es que en Dinosaur Jr. aún no habían llegado las huestes que terminarían invadiendo por completo ese escenario. Lo pudimos ver tranquilos, pero la verdad que el sonido de los de J. Mascis no llegó a conectar en ningún momento con nosotros, al contrario de lo que pasó el jueves con Ride y The Jesus & Mary Chain. Un concierto correcto del que pronto no recordaré nada.

Hicimos amago de movernos pero viendo cómo las hordas ya llegaban, con vallas puestas para que entraran por la parte trasera del escenario para evitar aglomeraciones, nos lo pensamos dos veces. Y es que la combinación de Liam Gallagher y los Red Hot Chili Peppers, seguidos en el escenario principal, es un reclamo muy grande.

Liam Gallagher. Fuente: Facebook FIB

El concierto de la mitad de Oasis fue la verdad, tirando a malillo. Un setlist muy bueno, sobre todo si eres fan de su anterior banda, de la cual tocaba una buena cantidad de canciones, a saber: Rock’n’Roll Star, Morning Glory, D’You Know What I Mean?, Slide Away, Be Here Now y para cerrar, la canción karaoke por excelencia, Wonderwall. Pero entre un repertorio propio que es pasable y una interpretación mediocre, sigue dejando como principal banderizo a su hermano Noel como adalid de los buenos conciertos que Oasis pudiera dar en su momento. Total que al acabar el concierto se podía escuchar a gente cantando Don’t Look Back in Anger. 

Ya en Liam había bastante gente, pero prácticamente todo el escenario principal se llenó, por primera vez desde que llevo asistiendo, hasta detrás de la torre de sonido. Huyendo de la muchedumbre, nos fuimos hasta la barra de la derecha al fondo, donde asistimos al concierto manteniendo distancia pero conservando nuestro espacio personal. Lo bueno del FIB comparado con otros festivales como el Primavera Sound, es que aún estando lejos del concierto puedes seguir escuchando el mismo. A ver si desde Barcelona toman nota…

Red Hot Chili Peppers Fuente: Adrián Morote

El concierto de los californianos Red Hot Chili Peppers fue tibio en el mejor de los casos. Una buena cantidad de temazos, Californication, Under the Bridge, By the Way, Dani California… entre jam y temas del último disco que suena pasable, pero lejos de sus mejores esfuerzos. A mí personalmente me dejaron aún más frío que cuando los vi el año anterior en Dinamarca, y eso que aquí hacía un caloret que tiraba para atrás. Nota aparte para la versión de los Stooges I Wanna be Your Dog, que sonó realmente bien. Igual un poco de actitud punk es lo que le hubiera añadido al concierto.

Cuando cerraron y antes de los bises, nos movimos para ir a ver a Rüfüs du Sol, Rufüs a secas por estos lares. Esto hizo que no fuéramos testigos del famoso tetagate, donde alguna chica a hombros que fue enfocada por las cámaras decidió mostrar los pechos y a partir de ahí la que no lo hizo fue abucheada por no hacerlo. Aunque no es la primera vez que pasa algo parecido.

Bueno siguiendo con lo estrictamente musical, esperamos unas pocas personas a que empezara Rufüs siendo unas pocas personas y tras terminar el bis de los Red Hot, fue llegando un goteo de gente que terminó llenando el South Beach Dance Stage, consiguiendo al cerrar un ambiente genial de baile y buen rollo por todos lados.

De ahí nos movimos a Mura Masa y fue una grata experiencia tanto a nivel sonoro como por el ritmo que la vocalista”fichada” para el evento le imprimía a las canciones del productor. Lástima no conocer su nombre porque la chica era la bomba. Un auténtico conciertazo de ésta “música electrónica de baile del futuro”.

Mura Masa Fuente: Nerea Coll

Ya a partir de ahí poca chicha quedó… me acerqué a ver a Biffy Clyro pero sinceramente, no puedo con ellos. Los vi por primera vez en 2008 y ya me parecieron sosos, pero desde entonces han evolucionado a peor, no me sirve ni como grupo rock ni como “indie”, y ya como hard rock es que me da la risa, y me hacen sangrar las orejas según los escucho. Además es que apenas si tienen alguna canción que tenga un poco de gancho. Además repitiendo en Benicàssim y después de haber pasado por media España el año anterior. Pesados.

De ahí volví al escenario de electrónica pasando de vez en cuando por la carpa del FIB Club, pero no escuché nada especialmente reseñable. Cosa que desgraciadamente suele pasar aquí, a partir de cierta hora.

El domingo tuvo un buen comienzo con un concierto frenético de Slaves y otra sesión más que entretenida de Kaytranada que fue un preludio perfecto para la batalla campal en que se convirtió Kasabian.

Kasabian. Fuente: Nerea Coll

Los de Leicester demostraron que Benicàssim es su sitio y que se sienten como en casa. Un setlist llenos de temas movidos alternados con algún bajón puntual que particularmente nos vino bien para recuperar algo de aliento entre pogo y pogo. Y es que estos no dejaron de sucederse, tocando seguidos casi al principio Eez-Eh, Underdog y Shoot the Runner. Más adelante cayeron Club Foot y Rewired, y poco antes de los bises, Empire y L.S.F. Ya los bises terminaron de rematar la faena, al acabar con Vlad the Impaler y una Fire que fue muy coreada antes de terminar.

De ahí fuimos un momento a ver la evolución de Tiga, que estaba haciendo una sesión pistera bastante decente pero volvimos enseguida a continuar los pogos en el escenario principal con Crystal Fighters, que venían con un nuevo disco que ha sentado bien a su actuación, oxigenándola un poco.

Crystal Fighters. Fuente: Facebook FIB

Tampoco es que sean santo de mi devoción pero tengo que admitir que cuando les sale el día dan unos conciertos muy divertidos. LA Calling, I Love London y cerrar con You & I y Plage son motivos fiesteros más que suficientes para justificar su inclusión en el cartel, incluso de cierre festivo del escenario principal. Al término, pudimos disfrutar una vez más del mítico Vals del lago azul, el baile de despedida de Benicàssim que marca la última jornada, aunque no sin antes intercambiar escenarios entre Amable, Aldo Linares y Dj Tennis.

 

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