Cuando estábamos planeando el Mad Cool 2017 sobre nuestras agendas nada nos podía hacer presagiar lo que iba a ocurrir esos días, por una parte el terrible fallecimiento de Pedro Aunión mientras rendía su particular homenaje a Prince interpretando una danza aérea al son de “Purple Rain”, hecho que ha marcado la segunda edición del festival y sobre el que aún se están investigando las causas. De cualquier modo, queremos, una vez más dar nuestro más sincero pésame a los familiares y allegados de Pedro.
La otra sorpresa del festival fue el clima, algo raro para estas fechas, hacia el mediodía del jueves la lluvia empezó a azotar Madrid lo cual hizo que los asistentes al festival adecuaran sus outfits a la lluvia: botas, chubasqueros, gorros, todo lo posible para no acabar empapados de más.
Jueves
Sobre las 19:20 de la tarde y equipados para la lluvia nos acercamos al escenario Matusalem para ver a Warpaint. Quizás pagaron la cuota de ser las encargadas de abrir escenario con algún que otro problema de volumen, pero lo que es indiscutible es que están consiguiendo cada vez una más que merecida fama. Bajo la mirada de Kurt Vile, que se acercó en varias ocasiones a observar a su amiga Stella Mozgawa a la batería, consiguieron poner a bailar al público con los primeros acordes de “So Good”. A medida que las nubes iban desapareciendo Emily Kokal iba desprendiéndose de capas de ropa sobre el escenario y la verdad es que al son de “Whiteout” o la maravillosa “New Song” cualquiera se quita la ropa, aunque estén cayendo chuzos de punta.


Y hablando de quitar la ropa, nos fuimos a ver a Foals. Puede que ya no estén acostumbrados a tocar cuando aún hay luz del día pero a medida que los de Oxford gastaban su tiempo en el escenario Koko la cosa se iba animando, desde Yannis baquetas en mano para regalar a los fans “Electric Bloom” del Antidotes, hasta organizar una verdadera batalla campal en primeras filas, pero es que el acabar con “Inhaler” y “What Went Down” son ganas de provocar.
Que me perdone Dave Grohl por corregirle, pero no son cinco, sino seis larguísimos años los que han pasado desde la última visita a Madrid de Foo Fighters, concretamente aquello tuvo lugar el 6 de julio de 2011 en el Palacio de Deportes (ahora WiZink Center). Ha llovido mucho desde entonces (en los días del festival sobre todo) pero el tiempo no parece pasar por el bueno de Grohl, la energía y la disposición de él y toda su banda son irrefutables. Abrieron fuego con “Everlong” y en las casi dos horas y media repasaron su amplia discografía, con algunos regalos para los true fans como “Big Me” de su primer y homónimo álbum Foo Fighters (1995) o la introspectiva “Skin and Bones”. Después de un simpático teatrillo para presentar y halagar a toda la banda, tomaba las riendas Taylor Hawkings y bajaban las revoluciones con “Cold Day In The Sun”, para a continuación aplicar un golpe de efecto con “All My Life”, “Times Like These”, “These Days” y “My Hero” para poner a todo el público patas arriba, con una descarga de tormenta eléctrica que se podía observar a lo lejos y que ambientaba muy bien la situación. También tuvimos la suerte de escuchar la recién estrenada “Run” de su noveno disco que saldrá en septiembre. Ya tenemos ganas de que vuelvan, la verdad.


Kurt Vile agradeció a Foo Fighters que abrieran para él, y es que seguramente su slot en la noche del jueves fue el más difícil. Pese a su timidez normal Kurt Vile & The Violators consiguieron tomar el mando de la situación y congregar allí a las suficientes personas como para que el espacio no pareciera totalmente desangelado. Tan solo una hora que se deshizo entre piezas de Walking On A Pretty Daze y b’lieve i’m goin down y con la gratísima sorpresa de los algo más de siete minutos de “Freak Train” (Childish Prodigy – 2009) algunos enanos dimos la primera jornada por concluida, que somos trabajadores.
Mientras otros en el Radio Station algunos quisimos disfrutar del proyecto tan escurridizo por nuestro país como UNKLE, el mágico grupo de James Lavelle. La melancolía de sus Psyence Fiction y Never, Never, Land nos hizo rememorar la época dorada del trip-hop, y el inicio con “Eye For An Eye” fue todo un subidón. “Hold my hand” le dio la réplica y nos sumergió en un mundo demasiado oscuro al que no pudimos viajar debido al cansancio tras la tralla de los Foo. Y viendo como una simpática tormenta eléctrica parecía acercarse decidimos plegar las velas y descansar.
Viernes
Comenzábamos la segunda jornada con el dúo californiano Deap Vally, Lindsey Troy (guitarra y voces) y Julie Edwards (batería y voces) ambas ataviadas con unos ceñidos monos de lentejuelas que no dejaban a nadie indiferente sorprendieron con su propuesta macarra de rock. Su comienzo, como un tiro certero al pie con “End of the World” captaron la atención de los allí presentes que no pudieron más que rendirse y bailar con los sinuosos ritmos que ofrecieron.


A continuación, en el escenario Matusalem, Spoon, demostrando la calidad de su dilatada carrera presentando su noveno disco, el maravilloso Hot Thoughts (2017). De negro y con gafas de sol Britt Daniel demostró que se mueve como pez en el agua en gran cantidad de registros, desde el casi falsete de “I Turn My Camera On” hasta la voz casi rota de “Rent I Pay” con la que se despidieron, no sin antes hacer moverse a todo el público con la que da título a su último disco “Hot Thoughts”.
“Y ahora, vamos a hacer una cover de Alt-J”, dice y se retira del micrófono con un ataque de risa. De todas las palabras con la que se podría definir un concierto de Ryan Adams (después de casi 15 años sin pisar España), pletórico puede ser la más acertada. Y la más sorprendente. Poco importó que tuviera la mitad de tiempo asignado que un concierto medio de esta gira: sin respiro, tal y como escribe discos y vive su vida en general, tejió y unió canciones de su magnífico último disco, “Prisoner” la biblia de todos los que, como él, han pasado este año por una ruptura difícil, con las canciones que forman ya parte de nuestra memoria colectiva. Parece increíble la sensibilidad con la que es capaz, después de tantos años, de tocar canciones como “New York, New York”, “Stars go blue” o “Come Pick me up” para pasar a la entrega total en una jam apoteósica con “Cold Roses”. En 15 canciones pasó por todos sus estados de ánimo e incluso nos regaló un bis, en acústico, cuando nunca lo hace. Ojalá no tenga que volver a pasar tanto tiempo para poder disfrutar de un concierto así. Vuelve ya, Ryan.


La primera vez del Alt-J en Madrid con una increíble acogida de público, un escenario Koko a reventar, pese a que su último trabajo, RELAXER, no haya tenido el efecto que consiguieron con su debut, An Awesome Wave. Separados por barreras creadas con tubos de luces, Gus Unger-Hamilton, con su pinta de nerd y sus teclados, Joe Newman con su cálida voz y su guitarra y Thom Sonny Green a la batería, se mostraron cercanos en todo momento, y damos fé de que así es como hay que verles, bien de cerca para que todo el cuerpo vibre con la potencia de sus graves. En constante comunión con el público que danzaba y hacía el símbolo delta con las manos, se centraron más en sus dos primeros trabajos y no tardaron en meterse al público en el bolsillo con “Something Good”. Por suerte, no osaron a dejarse en el tintero “Tessellate”, la preciosa “Matilda” o “Breezeblocks”, con la que se despidieron.
Con casi media hora de retraso, a causa del fatídico accidente que acabó con la vida de Pedro Aunión, comenzó el show de Green Day. Utilizaron “Bohemian Rhapsody” de Queen para comenzar a meter al público en situación y a continuación con “Blitzkrieg Bop” de ese grupo que sale en las camisetas del Bershka saltó al escenario el conejito, que es la mascota de la banda, bailando y animando al público. Con el tema principal de El Bueno, El Feo y El Malo, Billie Joe y los suyos salen a escena, como si el tiempo no pasara por ellos, ni una arruga luce el carismático frontman. No tardaron mucho en liarla, ya que en primer tema de su set “Know Your Enemy”, Billie Joe subió a una fan del público, con la que cantó, a la que besó y a continuación invitó a que saltara de la pasarela central en la que se encontraban. Tras ver como Billie Joe se enfundaba una máscara de Donald Trump, mientras interpretaba “Bang Bang” decidimos explorar otras posibilidades del festival.


El grupo norteamericano, pero afincado en Inglaterra, Cage The Elephant fue una de esas otras alternativas.Con cuatro álbumes de estudio, el cuarto de ellos producido por Dan Auerbach, y encabezados por un espídico Matthew Shultz consiguieron animar al público que llenaba el escenario Matusalem.
De vuelta al escenario Koko, y tras una hora de espera, se anunció la cancelación de Slowdive, y la posterior actuación de Röyksopp en el escenario principal. A posteriori, supimos a través de Twitter que los británicos habían decidido cancelar su actuación por el trágico suceso acontecido horas antes.
Los noruegos Röyksopp fueron los encargados de cerrar la noche del viernes. Sobre las 4am, unos 40 minutos más tarde de la hora programada, saltaba a escena Jonna Lee (iamamiwhoami), batiendo unas alas, enfrentada por un ventilador (que eso siempre da un aire místico) y salvaguardada por unos visuales potentes, consiguió que no se echara en exceso de menos la voz de Robyn ni con “Monument”, con la que empezó el concierto, ni con la grandísima “Do it Again”, que fue el punto y final a la jornada del viernes.
Sábado
La última jornada del festival, nos ofrecía por fin, algo más de temperatura y menos lluvias. Con estas dos premisas nos dirigimos al escenario Mad Cool a eso de las ocho menos cuarto para ver a Wilco. Con un Jeff Tweedy exultante, nos ofrecieron un generoso repaso por sus más de 20 años de carrera, pero que hora y media más corta. Fue una auténtica delicia observar la química y la complicidad con la que desarrollan los temas sobre el escenario. Ojo, sobre todo cuando Nels Cline agarra su Fender Jazzmaster, porque significa que se avecina tormenta, arrollador estuvo con “Impossible Germany”, por cosas así es imposible no venerar a este hombre. Alternaron canciones de sus dos últimos discos, con algunos de sus clásicos, “Jesus, etc.”, “Via Chicago”, “I’m Always In Love” o “I’m the man who loves you” que fue bailada y coreada por todo el público que rebosaba felicidad. De verdad, gracias por hacernos sentir así.


Los que preferían algo más animado e inmediato a Wilco optamos por tirar a ver a Fuel Fandango, quienes deberían haber actuado el año pasado en el festival y al fin pudieron quitarse la espina. No vamos a sorprender a nadie ahora mismo si decimos que el directo de este dúo es pura dinamita. Pocos minutos le basta a Nita y Ale para tener al público rendido a sus pies bailando, y si encima nada más comenzar tienen el bonito detalle de decirle el concierto a Pedro Aunión… Con la puesta de sol acercándose Nita ofreció un show marca de la casa, bailando, taconeando y con una voz prodigiosa. Un canto a la vida y la alegría que tendrá una guinda en otoño con un concierto en el WiZink Center de Madrid del que pronto, según dijeron, tendremos noticias.
Tras la clase magistral de Wilco, tocaba reencontrarse con una de las mejores bandas que los 90 británicos permitieron disfrutar. Manic Street Preachers llegaban a Mad Cool con la baja sensible, por motivos personales, de Nicky Wire -sustituido por Richard Beak- pero con ganas de demostrar que los años no han pesado en sus temas. Abrir un concierto con “Motorcycle Emptiness” y “Everything Must Go” es dar un incontestable puñetazo sobre la mesa a lo que solo puede preceder un concierto por todo lo alto. Y así fue. El desglose de su aclamado “This is My Truth, Tell Me Yours” (Epic Records, 1998) con las magistrales “If You Tolerate This, Then Your Children Will Be Next” o “You Stole The Sun From My Heart” consiguió la comunión con el público, al que el regalo de “A Design For Life” como punto y final hizo que más de uno nos fuéramos con una sonrisa en la cara.


Esa sonrisa en parte se nos borró con el concierto que la familia Followill daría a continuación. Kings of Leon son una auténtica banda de estadio, eso no lo vamos a negar. Tampoco vamos a negar que sobre las tablas han ganado carisma y que su giro musical cada vez llega a más público. Pero quizás, aquí está la clave. Esos latigazos de rock con regusto sureño de los primeros discos ya no abundan en sus discos y se echan de menos en sus directos. La concesión de “The Bucket” al inicio fue un mero espejismo para la primera mitad del concierto, con predominio de sus últimos trabajos. A esto se suma que, por desgracia, los festivales y en especial, los conciertos de los cabezas de cartel; ya se llenan de un público que va a molestar, hablar, lucir sus colchonetas y subirse en los hombros del amigo alto. E importa una mierda quien toque, pero la foto hay que hacérsela. Uno ya duda si prefiere meterse en un pogo o aguantar esto; lo que no duda es que la mejor decisión de la noche fue ir a ver a Belako repartir una buena dosis de adrenalina.
Los de Munguía están que se salen, son un confirmación desde hace años pero es que todo, absolutamente todo, lo están haciendo bien. Y ya cuando llegan a soltarte “Over the Edge” -contra la violencia de género- “Sea of Confusion”, y el tándem “Haunted House” y “Zaldi Baltza”, pues te espabilas, saltas, bailas, sudas y confirmas que son un seguro de vida en esto del panorama nacional. Eskerrik asko.


Lo de Dinosaur Jr. fue breve, pero intenso, y es que las cosas con los de Mascis son así. Un mano a mano entre J Mascis y Lou Barlow, parapetados por sus ya reconocidas torres de amplis y acompañados por Murph a la batería, ofrecieron un repertorio nada obvio, incluso algo duro para los neófitos en la materia, pero ya lo sentimos, ¿eh? Aún con estas premisas dispararon dardos en forma de “Out There” (corazones everywhere) o “Feel The Pain”. Y lo de Lou Barlow se merece una mención especial, porque ¡ay amigos! ¡cómo se disfruta cuando, melena al viento, se hace cargo de la situación! Y así fue con “Love Is…”, una de las pocas concesiones a la discografía más reciente de los americanos. Una pena que de nuevo el sonido del escenario Matusalem nos hiciera rogar por unas voces más altas, pero no se puede tener todo. Esperamos poder tener a Dinosaur Jr. pronto por la Península, en sala y tocando, a poder ser, más de una hora.
Que M.I.A. es un animal escénico es algo más que evidente, y para muestra la que lió en el escenario Radio Station. Saltó a escena con “Born Free” a partir de ahí danza y descaro, incluso trepó a la barrera de luces que la separaba del DJ, tenía truco, una escalera, pero bueno, ella es una reina y se le respeta. Puso a bailar a la gente a lo loco, “Bamboo Banga” tiene ese efecto en las masas, por no hablar de “Galang” o “P.O.W.A.”. Tras una breve pausa, Maya volvió y tuvo el bonito detalle de dedicar “Fly Pirate” a Pedro Aunión, pero eso no fue todo, guardaba el as en la manga para el broche de oro con “Paper Planes”. M.I.A. es lo más.


El gran fin de fiesta corrió a cargo de los alemanes Moderat, quienes últimamente no pierden la oportunidad de venir por España. Que si Primavera Sound o Sónar se han encargado de traerlo, aunque no fue hasta el otoño del año pasado cuando debutaron en Madrid. En su segunda cita en la capital, el trío desplegó sus mejores armas, la mezcla perfecta entre la electrónica suave y delicada de “Ghostmother” o “Eating Hooks” con la fuerza de “New Error”, “Rusty Nails”, “Milk” o “Nr.22”. Una pena que por culpa de un retraso la organización decidiera cortarles el sonido con la consiguiente réplica de un público que quería más. Por suerte tuvieron tiempo de saltar y regalarnos “Bad Kingdom”. Ojalá poderlos tener cada fin de semana por aquí.
Con todo el pertinente subidón, el cercano escenario Koko fue nuestro destino para acabar de rematar la faena con la sesión de SBTRKT, quien tiró de bastante negritud escogiendo varios temas de Kendrick Lamar dentro de un repertorio que sirvió para poner punto y final al festival.
Para el año que viene esperamos, cosa que sabemos que no harán, que bajen un pelín el techo de abonos y entradas para que el recinto quede algo menos congestionado y sea mucho más disfrutable, hecho al que ayudaría el quitar tanto stand patrocinado y una pequeña zona de restauración en su lugar que evitara las mareas que se formaban cuando el personal quería alimentarse.
Crónica por Nieves Solano, Andrés Salas, MJ Bernáldez e Ignacio Sánchez.