Hosting WordPress

Entrevista a El Faro: La epicidad de la melancolía

Por Ana Rguez. Borrego 0

El Faro

Hace siete años, nada más empezar, El Faro despuntaba en el panorama musical de nuestro país: estuvieron en el Primavera Sound de ese año, quedaron segundos en el referéndum de Disco Grande, grabaron un par de splits con grupos Los Lagos de Hinault y Algodón Egipcio… Tan pronto como aparecieron prácticamente desaparecieron. ¿Qué fue de aquel proyecto lleno de juventud, de pop auténtico y nada viciado?

Quizás fue todo cosa de la juventud, pero las ganas de expresarse a través de las melodías no había desaparecido, tal y como nos han demostrado este año. La prueba, Ay si un día (Acuarela, 2019), un EP de seis canciones de reconfortante melancolía, que se aleja del drama mientras se acerca al amor propio.

Unas canciones que merecen la pena ser escuchadas en directo. De hecho, si estáis en Madrid el próximo domingo, 30 de junio, tendréis la oportunidad. Estarán en el Café La Palma, para presentar este nuevo trabajo, acompañados de Tumaca (entradas). Una cita perfecta para afrontar el calor y el inicio de la siguiente semana.

Y sin más rodeos, os dejamos con la entrevista a El Faro, para que los conozcáis un poco más.

A simple vista, El Faro sorprende por su precocidad. El proyecto se remonta a diciembre de 2010 y ahora mismo sólo tienes 24 años. ¿Cómo surge?

Carlos Díaz: Yo conocí a Ana, que era la batería del grupo, en la cola de un concierto, que sería aproximadamente a finales de 2010, y… bueno, yo tocaba la guitarra pero poco, muy mal además. Me preguntó que si yo hacía canciones, le dije que no, que tocaba la guitarra, pero nada más, y me dijo “ponte a hacer canciones, ponte a componer cosas“. Y yo le contestaba sorprendido que cómo, que no podía. Pero insistía, “ponte a componer, grábate algo, y envíamelo, de verdad“. Y así fue que compuse las dos primeras canciones, “Imaginaciones Nuestras” y “Torre de Prisa”: se las pasé grabadas con el iPhone. “Esto mola un montón, vamos a montar los temas, vamos a hacer un grupo“. Y eso fue a principios de 2011, y en mayo sacamos la maqueta.

Fue así, lo más espontáneo.

Junto a esa precocidad, también sorprende que entre 2012 y 2019 hay un vacío. ¿Qué sucede durante ese espacio de tiempo?

Carlos Díaz: Nada. Yo me mudo de Tenerife, allí se queda la formación original, me voy a estudiar a Barcelona, y la música pasa a estar en un segundo plano. Estaba ahí, como que había que retomarlo en algún momento, ponernos con esto y hacer cosas, teníamos en mente sacar algo… pero cayó por su propio peso y fue quedándose cada vez más lejos, hasta que desapareció, digamos. Se pausó indefinidamente, pero de manera oficial nunca.

En ese espacio de tiempo no hay nada, pero seguro que durante ese tiempo evoluciona tu forma de entender la música, el grupo…

Carlos Díaz: Claro. También es curioso porque en el tiempo en el que se han compuesto las seis canciones, son tiempos superlargos: no están compuestas en el último año, sino todo lo contrario. Ha sido durante los últimos seis, siete años, además con espacio entre una y otra de un año, año y medio, nueve meses… Entonces la progresión y composición del disco, la forma de entenderlo, ha sido un poco del tipo de “me pasa algo, o estoy en casa, cojo la guitarra y voy a tocar esto“. Y como no iba a salir, porque el grupo no existía, a lo mejor lo maquetaba yo en casa, y se quedaba ahí, no lo escuchaba nadie. 

Fue en abril de este año pasado que Jesús Llorente, de Acuarela, nos llama y nos dice si no tenemos canciones nuevas, si no tenemos alguna inquietud. Y la respuesta fue “canciones hay, las tengo metidas ahí, en un cajón, un par de canciones“. Ahí es cuando se empieza a reactivar todo, también de forma espontánea, y sin buscarlo prácticamente.

Entonces, claro, la evolución musical la define el momento en el que estábamos en cada una de las canciones.

¿Y ha habido algún descarte?

Carlos Díaz: Hay un descarte por ahí, que hay que retomar algún día. Es una canción que estaba hecha, que formaba parte de las seis canciones, pero hubo una última composición, ya cuando montamos la banda. Como que empieza a picar todo otra vez, que empezamos a activarnos, y salió “Mirtilla”, que es una de las canciones del disco. Y dijimos, “oye, esta canción que acabamos de componer, ya con el grupo, pues va a sustituir a una“.

¿Y cómo ha evolucionado la formación del grupo durante estos años? Porque es complicado encontrar datos sobre ello. Como tenéis un nombre algo común, cuando buscas El Faro, te encuentras muchísimas canciones de grupos evangélicos, que te dices, no, esto no es lo que buscaba.

Carlos Díaz: De hecho, el nombre del grupo no tiene más explicación que el primer ensayo que hicimos Ana y yo fue debajo de un faro, de ahí, de Tenerife, en Punta Hidalgo. Fue con un xilófono, una pandereta y la guitarra, y dijimos “habrá que poner un nombre a esto que está ocurriendo“. Miramos hacia arriba y dijimos «El Faro». Y se quedó así.

Pero Ana ya no forma parte del grupo y después de tantos años, supongo que los componentes han variado mucho.

Carlos Díaz: El grupo se para, y se para a todos los efectos. Y la necesidad creó la nueva formación porque, claro, tengo unas canciones que he maquetado a mi bola en casa, pero no tengo banda. Surge la oportunidad de grabar un disco, y se da la casualidad de que todos mis amigos son músicos. Entonces, primero le digo a Carlos, que es el batería, “oye, ¿a ti te importaría venir conmigo, a grabar las baterías del disco?“, “ah, sí, venga“, pues nos vamos los dos. A la semana, “oye, Eduardo, ¿a ti no te importaría venirte y te grabas también las guitarras?“. A las dos semana, “oye, David, que es el bajista, ¿no te importaría venirte…?” Y al final, acabamos todos en Granada, con Jaime Beltrán, en La Resinera, grabando el disco. Y ya cuando lo vi dije “tenemos un grupo aquí“.

En la producción está Jaime Beltrán, y de primeras te preguntas si sólo ha sido remezcla o si lo habéis vuelto a grabar el material de cero.

Carlos Díaz: Había unas maquetillas, que más o menos tenían forma, pero muy caótica y desastrosa, completamente desactualizada. Porque claro, si es una canción, que me da un arranque, cojo la guitarra y compongo la canción, la maqueto… un dos de diciembre, eso se quedaba ahí. Y ya a la hora de grabar el disco y de ensayar nosotros para hacerlo, vimos que teníamos que coger una base.

Pero Jaime tuvo muchísimo peso, en la estructura del disco. La producción fue muy dinámica y muy colaborativa: nosotros llevábamos una base ensayada, sobre la que montar a partir de ahí y fue una semana superguay.

¿Una semana? O fue muy intenso u os entendisteis muy bien.

Carlos Díaz: Yo creo que un poco de las dos, porque fue superdivertido y era un viaje que nosotros no teníamos en mente. Fue una oportunidad que surgió, porque yo conocí a Jaime de casualidad absoluta, en el Primavera del año pasado. Nos presentaron y justo estaba empezando ya con lo del estudio, así que surgió y fuimos para allá. Entonces fue una semana superintensa, muy divertida, y nos entendimos muy bien desde el principio.

Sorprende sobre todo porque viendo, por ejemplo, el caso de Carlos Hernández y Viva Suecia, que ha llevado meses. Aún no sois equiparables, claro, pero choca ver los tiempos.

Carlos Díaz: Nosotros nos metimos una serie superintensiva, porque además es un estudio-casa. Estuvimos una semana, que podía ser 24/7.

Eduardo: Gran Hermano total

La verdad es que hay grabaciones de discos que darían para hacer un Gran Hermano

Carlos Díaz: Pues sería superdivertido, porque nosotros nos lo pasamos muy bien. Porque nosotros somos muy…

Carlos Valenciano: Tenemos muchos videos, muy graciosos. Como además era un chalet, no había nadie alrededor: podíamos estar grabando hasta la hora que nos diera la gana, y después piscina.

Carlos Díaz: Fue una semana que, la verdad, te sale prácticamente a una canción por día. Salió muy bien

¿Y qué diferencias ves entre los anteriores productores de los splits con Algodón Egipcio y Los Lagos de Hinault, Jair Ramírez (Pumuky) y Pei (Betunizer)?

Carlos Díaz: Esas canciones… también cambia la forma en la que entiendes la composición musical, de ese momento a ahora. Yo tenía superclaro el tipo de producción que tenía para el disco, mientras que en las pasadas no tenía ni una idea.

Es un cambio porque también son seis canciones. Es ya una carta de presentación, que además tiene que tener un principio y un final, sabemos cuál queremos que sea la primera canción, cuál la última… Ya desde componer hasta producirlo ha sido un proceso mucho más premeditado.

Siempre se ha destacado la ironía y el despecho de vuestras canciones, pero no deja de sorprender por vuestra juventud.

Carlos Díaz: Son dos conceptos que, a lo mejor, en las canciones pasadas podían tener más cabida, pero yo creo que en este disco, no lo hay.

De hecho, te diría que es un disco positivo. Puede haber anécdotas, episodios negativos, pero no te regodeas en ellos. Hay una especie de autoafirmación frente a las críticas de los demás.

Carlos Díaz: Hay muchísimo de eso. Es un disco eminentemente introspectivo: no habla de nadie más que no sea yo y mis episodios. De hecho, estaba pensando que es un disco superegoísta, porque cuenta una historia superconcreta de una cosa que me ha pasado a mí, en diferentes momentos, y cómo me voy sintiendo. Pero también es como un proceso de convulsión, porque las canciones no estaban pensadas para que no las escuchara nadie. Y ahora de repente se han liberado.

Pero en ese momento te servían de terapia.

Carlos Díaz: Exacto. Nunca lo había pensando así, pero ahora ya, viendo esto cerrado, viendo el disco, escuchándolo todo, de la primera a la última, te dices “¿pero qué estoy contando yo aquí?“.

Volviendo un poco a esa posición frente a las críticas de los demás, parece que hay una especie de elogio de la soledad: no te preocupa estar solo, lo mismo no es una mala opción.

Carlos Díaz: Justamente, el disco tiene una canción muy oscura, que no tiene ningún brillito, que creo que es “La Libreta”. Habla sobre la ansiedad, de un momento concreto (de hecho es la primera que está cronológicamente hablando), y relata un momento superespecífico de mi vida, que es la más derrotista. 

Pero creo que todas las demás, siempre tienen ese rollo de que rezuman algo de melancolía, pero acaban un poco triunfales.

Sí, porque más allá de que las canciones parecen tener una estructura narrativa clásica, de planteamiento, nudo y desenlace, en las que hablan de algún tipo de mazazo, se cierran con esa especie de afirmación de “tampoco estamos tan mal“.

Carlos Díaz: “Mejor fuera que dentro” es una canción que iba de eso. Creo que el disco empieza con “La Libreta”, que es la más oscura, luego está “Fuego”, que también plantea una historia melancólica pero cierra con que ya me quiero escapar…

Precisamente “Fuego” a más de uno le recordará al Ave Fénix, que se autoinmola pero resurge de sus cenizas.

Carlos Díaz: Exacto. Tiene ese punto.

Luego ya viene “Mejor Fuera que Dentro”, que es tanto en letra, ritmo… la más alegre, y habla de ese momento en que te cansas y dices “mira, ya está, ya basta de tanto…

Y claro, el disco se llama Ay, si un día (Acuarela, 2019), que es la canción que cierra, que ya habla precisamente de prometerse a uno mismo una victoria.

Pero volviendo a “La Libreta”, la parte final en la que se canturrea la canción infantil, que la cambias y dices quién quiere al lobo feroz, resulta muy interesante.

Eduardo: Un girito 😉

Si te fijas, además, “Mejor Fuera que Dentro” es la única canción que tiene un estribillo. Las demás canciones son como una historia, que no tiene el típico estribillo pop que se repite.

Carlos Díaz: Está superdesestructurado todo.

Eduardo: Se buscaba eso. Las baterías, por ejemplo, son diferentes en cada canción. No es el ritmo típico. Siempre se buscaba un poco…

Carlos Díaz: …porque estaban hechas un poco desde la entraña. Pero en “La Libreta”, en esa última parte que tiene ese giro, al final… Para mí no es giro positivo, creo yo.

Queda más oscuro. Además, si te diera por canturrearlo, caes en que no se dice eso.

Eduardo: Tiene un punto de epicidad esa canción. Me gusta mucho.

Carlos Díaz: Además, hay un componente de querer meter ese momento de épica musical, que está auténticamente en todo.

Lo cierto es que con tanta distancia, es complicado hablar de la evolución entre unas canciones y otras, pero me resultaba curioso que, no sé por qué, había algunos toques que me recordaban al primer disco de Maga. Quizás las atmósferas…

Carlos Díaz: Es un halago absoluto

Los parecidos en el fondo, a veces son tan peligrosos como las etiquetas, porque claro, ¿os podemos poner ya una? ¿O lo mismo evolucionáis en directo hacia otro camino?

Carlos Díaz: Por cómo ha ocurrido todo todavía somos un grupo que está buscando sonido. Y en realidad hay una parte superpositiva en no haberlo encontrado, ni en poder quedarnos con uno en concreto. Es cierto que en el disco hay un sonido identificable, se puede decir que este disco va de esto, no hay de repente un salto. Pero sí que en ningún momento quisimos seguir una línea, sino que, más o menos, lo que vaya saliendo.

No es cómo queremos sonar, así. Tenemos un par de nociones claras. Personalmente, a mí me gustan mucho los coros, las subidas, los crescendos y tal…

[Surgen las risas al hablar de los coros]

Hay un coro con autotune que me dejó un poco sorprendida.

Carlos Valenciano: Hay seis capas de coros. O siete.

Carlos Díaz: La mayoría de los videos graciosos de la grabación son míos haciendo “aah, ooooh, ah” para los coros.

Carlos Valenciano: “Venga, otra más, vamos…”

Carlos Díaz: “¿Pero seguro? Otra, otra”… Al final, a mí me parece superinteresante y yo quiero ya grabar otro disco. Este está muy guay, pero quiero grabar otro porque me divierte mucho, y creo que a todos. Cuando estás montando los temas, qué puedes meter aquí, o no sé qué… Y como no tenemos… digamos que no somos fieles a nada en concreto, más allá de lo que vaya saliendo y de lo que nos vaya sonando bien a nosotros, es superdivertido.

Por lo que cuentas, parece que antes de grabar era más tú solo, y ahora que hay un grupo es mucho más divertido. Lo que no se le ocurre a uno se le ocurre a otro.

Carlos Díaz: Sí, sí, y cuanta más gente… El concepto de banda para mí es fundamental. Porque yo solo no lo haría.

Eduardo: Es que si no no sería una banda, jajaja.

Carlos Díaz: Imagínate que pudiéramos tener una banda virtual… pues no sé, no sé. Para mí es el factor humano. Nosotros cuando ensayamos, tenemos la suerte de que todos somos colegas: ensayar está guay porque tocas y te gusta, pero al final es una reunión y lo pasamos superbien.

Aunque el disco acaba de salir, ¿tenéis ya planes de girar?

Carlos Díaz: De momento no hay un plan como tal, pero de momento….

Eduardo: Llenar el Wanda, tío

Carlos Díaz: Sí, ese es nuestro plan, jajaja. O una colaboración con Rosalía.

Eduardo: Pues fíjate, la primera persona que me habló de Rosalía fuiste tú.

Carlos Díaz: Sí, me gusta mucho.

Eduardo: Hace un par de años, esta chica…

[En ese momento, Nerea de Acuarela interviene en tono irónico, sobre la posibilidad de que Rosalía se convierta en el titular de la entrevista. El clickbait siempre es muy jugoso ;)]

Eduardo: “Yo tuve un romance con Rosalía. No saben la historia de verdad“, jajajaja

Carlos Díaz: Los planes… como ahora mismo vamos de poco a poco porque ha sido todo como muy así, ahora mismo tenemos en la cabeza  ver qué va a pasar con la salida del disco. Con todas las ganas del mundo y agradeciendo todo muchísimo

Para cerrar, me surge una pregunta curiosa sobre los grupos en Canarias: ¿por qué se conocen tan poco?

Carlos Díaz: En Canarias siempre ha habido, hay y va a haber un montón de efervescencia musical. Hay gente que toca una barbaridad de instrumentos, y conoces que gente que te dice “estoy haciendo grupos“. ¿Cómo te da la vida? Hay muchísima cultura, yo creo.

Carlos Valenciano: Allí hay mucho grupo de bolo todo el rato

Eduardo: Vamos a ver, también es verdad que los músicos que se dedican a la música… Estás en Tenerife, muchas veces te contratan hoteles que están en el sur de la isla, te contrata mucha gente que está en esa zona, todo el rato, sin parar, y ya te vicias con eso.

También me planteaba si el hecho de que sean ocho islas hace que se dificulte un poco la escena.

Carlos Díaz: Sí, bueno… Conocerás a Pumuky probablemente. 

Sí, y a Solo Astra, Texxcoco…

Carlos Díaz: También está Gaf, que son superguays… Hay grupos, hay escena, pero es verdad que lo mismo se ve de forma más dispersa, parece como que no hay. Pero sí la hay, y muchísima.

Claro, te preguntas eso, si es una cuestión de que está dispersa o que no llega.

Eduardo: También está Bejo, está Locoplaya cuando se unieron los tres… Están saliendo cosas.

Carlos Díaz: En realidad siempre han salido.

Eduardo: El Guincho.

Carlos Díaz: Históricamente siempre hay repuntes que llegan a todas partes.

Carlos Valenciano: Pero el mero hecho de la insularidad, la distancia… es un factor de peso.

Carlos Díaz: Es limitante hasta cierto punto

Carlos Valenciano: O te vienes aquí o lo tienes muy difícil. Y venirse aquí una banda entera es muy complicado.

Hosting WordPress