Crónica del BBK Live 2019

Por Armando Rendón 0

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Bilbao BBK Live cerró su decimocuarta edición con 112.800 asistentes llegados de más de 100 países.

Empecemos por el final, el BBK Live 2019 ha llegado a su fin con una nueva edición, ya van catorce, de éxito y gran organización. Y ojo que no es fácil el reto de planificar debidamente cada actividad, sabiendo que el espacio se celebra en una ubicación privilegiada pero de no fácil acceso.

Me gustan los festivales que hacen partícipe a toda la ciudad de la fiesta de la música. Así lo hace el BBK Live, al igual que lo hace el Primavera Sound o el No Sin Música en Cádiz, o el caso único del Monkey Week, donde la ciudad de Sevilla entera es el escenario (no se puede integrar más la música en el hábitat municipal). Programar conciertos gratuitos en las zonas céntricas de la ciudad, con actuaciones de primer nivel (que serían cabezas de cartel en muchos de los festivales nacionales) es algo más que destacable. Posiblemente ha sido una de las mejores sorpresas que me he llevado del BBK Live. Ver a Gimnástica, Anni B Sweet, a Mujeres, a Pony Bravo….en entornos únicos que te ofrece una ciudad tan maravillosa como Bilbao, es sin duda algo único. La ciudad suena a música, la música se hace ciudad.

Como hemos dicho antes, la logística no es nada fácil, pero a pesar de las dificultades que son muchas, la organización consigue que la experiencia del asistente sea lo suficientemente accesible y cómoda (estamos ante un festival con muchísimas personas y en medio de un monte). Kobetamendi es sin lugar a dudas, un paraíso para disfrutar de un entorno idílico. Si encima lo adornas debidamente y te marcas una programación cuidada como suelen hacer los promotores del Festival, pues la experiencia apunta a éxito asegurado. Para esta edición, tendencia a un claro acercamiento hacia la gente más joven. Acercamiento a la música que, como también ha ido apuntando el Primavera Sound, será el futuro de quienes llenen los festivales, pero sin olvidar esas otras bandas que siguen siendo referencia para este tipo de grandes y buenos festivales, y que siguen atrayendo una cantidad ingente de asistentes que fueron los que posiblemente hayan venido desde los inicios del Festival. Había mucho y bueno que marcar como interesante en el “set list” que nos tenía preparado la organización. Había absolutos ídolos escondidos tras proyectos paralelos a sus bandas de referencia. Había apuestas jóvenes con un futuro extraordinario. Y había apuestas seguras que hacían una perfecta mezcla musical para los tres o cuatro o cinco días en los que transcurre el evento.

Jueves 11

El jueves desde bien temprano ya se acercaba uno de los primeros temblores que sacudiría la montaña de Kobeta. Los Derby Motoreta’s Burrito Cachimba en el escenario principal del Festival, Nagusia, ponían a todos los tempraneros asistentes a saltar y brincar con su rock psicodélico andaluz. Tras estos sevillanos, tensa calma hasta la llegada de Vetusta Morla que, en este año festivalero para ellos, sacaban a pasear un set list de lo más variopinto y divertido, con ese ya clásico “mash up” de temas de grupos del festival en el que tocan. No fue uno de los mejores conciertos a los que he asistido de la banda madrileña, sintiendo además que no había esa conexión que otras veces sí se da con el público. No sé si se trataba de la hora o de que realmente el público no era ese que tantas veces se rinde a los pies de los indiscutibles reyes del indie patrio.

Thom Yorke Tomorrow Modern Boxes por Tom Hagen

A partir de ahí nos fuimos a ver a Sleaford Mods, con ese post-punk agresivo e incisivo que ponen sobre el escenario, con descaro y reivindicación. En la carpa, Gora, atestada de incondicionales, se marcaron uno de los conciertos del festival poniendo de largo su último LP “Eton Alive”. Haciendo fácil lo difícil, con bases electrónicas y guiños al rap más callejero, pusieron a todo el respetable a darlo todo. Y detrás de los de Notthingam nos disponíamos a escuchar los que a la postre fueron dos de los mejores conciertos del festival: Slaves desde el Reino Unido con Isaac Holman y Laurie Vincent descargaron con toda la crudeza del mundo su rock más punk en el escenario Txiki, donde repasaron parte de su discografía (tres LP’s y un EP), siendo una auténtica pasada escuchar en directo “The Hunter” y presenciar el enorme “pogo” que se montaba frente al escenario. En mi caso esta fue la elección antes que ver a Liam Gallagher, que se solapaba con los británicos. Por esto, me dio tiempo de situarme perfectamente para el que, para este que les escribe, era el concierto del festival….y no me equivoqué. Ver a Thom Yorke es simplemente único, por toda y cada una de las cosas que presencias/escuchas durante la hipnótica sesión que se marcó en Kobeta en el escenario Bestean, donde el lobo “marca del festival” se reserva para ver las mejores actuaciones. Teniendo como base aquel álbum que sacó en 2014 y que ofreció gratuitamente a través de la red, “Tomorrow’s Modern Boxes” y que para este que les escribe es una auténtica obra de arte en esa profundización tan personal a la electrónica por parte de este polifacético músico inglés, posiblemente uno de los más grandes de la historia de la música. Sensibilidad, acompañamiento audiovisual y un sonido simplemente extraordinarios, todo ello unido a la voz de Yorke, nos hicieron disfrutar sin lugar a dudas del concierto del festival. No le hizo falta tirar de ninguna canción de Radiohead para teletransportar a los asistentes con sus composiciones en solitario, incluida sus últimas obras “Suspiria” o “Anima”.

Viernes 12

Temprano nos fuimos a disfrutar en la ciudad de uno de los conciertos que el festival regalaba en zonas cercanas al casto antiguo. En concreto, en el Arenal, tocaban Pony Bravo, que en algo más de cuarenta y cinco minutos desplegaron casi todos sus clásicos que el público asistente coreaba uno tras otro. Recordaron que su primer concierto fue en Bilbao, tierra a la que los sevillanos le tienen por ello especial cariño. De ahí, Gimnastica y Anni B. Sweet, acompañada esta por Victor y Julia de Rufus T. Firefly. La malagueña puso de largo su último disco “Universo Por Estrenar” que sin duda le ha permitido subir un escalón importante en cuanto a repercusión, aceptación de la crítica y sin duda reconocimiento por parte del gran público.

Tras este aperitivo en el interior del Casco Antiguo de la ciudad, subimos de nuevo a Kobetamendi donde nos encontramos con un ratito de Second, que pasaban por primera vez por el festival y donde los apoyaron sus más incondicionales, sin que la asistencia ni el concierto fuesen especialmente destacable. Tras esto los estadounidenses BrockHampton, que con una puesta en escena de lo más callejera y planificada, pusieron de manifiesto porque son una de las “boy band” más de moda en la escena del “hip hop” internacional con un coro vocal absolutamente milimetrado y fascinante. Uno de los descubrimientos del festival, especialmente indicado para la gente joven y atraída por las nuevas tendencias musicales.

Idles por Óscar L. Tejeda

Posteriormente nos fuimos a ver al que a la postre fue uno de los conciertos del festival como ya anunciábamos en la previa. Idles nos regalaban uno de los momentos musicales de 2019 con Talbot a la cabeza. Esta banda no es para nada una promesa, apuesta o una futurible opción, más bien nos encontramos ante una de las mejores noticias para el rock de los últimos años y que en Glastonbury de este año se han confirmado como tal. Con dos álbumes sacados casi de forma consecutiva (2017 y 2018) los de Bristol han dado un golpe de efecto con dos trabajos robustos de punk rock, que han conseguido poner todos los ojos en ellos de los grandes eventos musicales. Desplegaron toda su potencia, macarrismo y calidad musical para poner patas abajo el escenario Bestean donde no cabía ni un alfiler.

Corriendo nos dio tiempo a descubrir, muy al final, la actuación de Jonatham Bree, con esos pasamontañas en todos los miembros del grupo y esa puesta en escena tan peculiar. Sonido muy Depeche Mode y sin duda una banda a seguir. Y luego la artista de moda. La revolucionaria que lleva años apuntando que estaba ahí y que tras mucho esfuerzo, dedicación y valía, se ha confirmado como la apuesta nacional más internacional de los últimos años: Rosalía. Con su puesta en escena tan “Hollywoodiana”, sus coros, sus bailes, sus recetas flamencas entre mezcladas con sonidos enlatados, además de esa voz prodigiosa con la que factura cada uno de sus temas, la han puesto en el altar musical patrio. ¿Que está algo enlatada y preparada toda la presentación? ¿Que le falta cierta frescura? Pues sí, mire usted. Pero buscarle pegas a un espectáculo tan sobresaliente es quedarse con la nada en vez de con el todo, cuando además el todo es para volverse loco. Rosalía ha sabido hacer de su arte un espectáculo de masas sin olvidar sus orígenes, su cultura y su sapiencia musical, además de acompañarse de profesionales de altísima altura. Tras esta inyección de orgullo patrio, corriendo a ver a una de esas bandas que han formado parte a vida de aquellos que nacimos a finales de los setenta o principio de los ochenta: Suede. Los británicos, con casi treinta años de historia y con Brett Anderson al frente al más puro estilo “divo” y entregado, nos regalaron un directo que a pocos se les olvidará. Aunque con nuevos temas extraídos de su último disco de 2018, los clásicos de Suede hicieron que la gente flotará sin remisión ante la descarga de rock que nos venía del escenario.

The Strokes por Tom Hagen

Y nos esperaba la banda de la noche, posiblemente la banda con más reclamo del festival: The Strokes. Casablancas y los suyos eran indiscutiblemente los cabezas de cartel del BBK Live. Tras varios años con bastantes discrepancias entre ellos y con proyectos en paralelo por parte de los miembros del grupo, han vuelto a reunirse a grabar y a girar de nuevo. Los vi allá por 2015 en el Primavera Sound, en plena fase de casi separación y, a pesar de que conocía toda su trayectoria, lo que hicieron en Barcelona no dejó de ser una “faena de aliño” para salir del paso. Esta vez fue todo lo contrario, con energía renovada, vuelta meditada y madurada, decidieron darlo todo sobre el escenario y hacer un repaso de su trayectoria, que sin duda hará que el concierto del BBK Live pase a la historia como uno de los mejores del festival. Nada más empezar impacto al pecho con la potencia de sus guitarras y de las percusiones. Repaso de sus “hits” más que celebrado con especial énfasis con “Is this It”, “Last Nite” y por supuesto “Reptillia”.

Sábado 13

Las Ligas Menores por Óscar L .Tejeda

En los escenarios del Centro de Bilbao desde temprano ya se escuchaba música. Venturi servían de aperitivo para la llegada desde Barcelona de Mujeres. Los catalanes son ya de por sí una de esas bandas a las que sea como sea, estés donde estés, hay que ver por su incontestable directo. Repaso de su último EP o LP de cuatro canciones “Romance Romántico” y final apoteósico con “Un sentimiento importante”. Y de ahí a correr para Kobetamendi porque a las 18:00 se presentaban una de las bandas argentinas con más proyección junto a Bestia Bebé: Las Ligas Menores. Te encuentras a cuatro chicas y un chico sobre el escenario, que están alrededor de los veinte años (de hecho la cantante, Anabella, celebraba sus veinte años ese mismo día), con pintas de niños buenos te hacen pensar que aquello va a ir de pop melódico y de repente sacan su guitarreo a pasear y te quedas entregado. Con una colonia de seguidores importante, muchos de ellos argentinos y pidiendo aquello de “escenario principal”, en algo más de cincuenta minutos nos hicieron disfrutar y apreciar su música que bebe de fuentes del rock latinoamericano y español. Sonó por supuesto “A 1200 k” y “Renault Fuego”, contando en cada de sus letras vivencias y relaciones con las que cualquiera se puede identificar. Anabella, Pablo (pertrechado con camiseta de Bestia Bebé), Micaela, Nina y Angie nos dejaron con ganas de más y eso es siempre buena señal.

​Como no hay tiempo para todo, pudimos llegar a ver un rato a Cupido. La banda formada por Pimp Flaco y Solo Astra han publicado su primer álbum conjunto y venían a presentarlo al escenario principal.  Cupido forma parte de esa nueva generación de músicos “callejeros”, bandas de la época de “Instagram”, donde todo se cuenta, se exhibe y comparte por esta red. Miles de seguidores ya que tararean sus composiciones, que mezclan el trap, el indie o el pop más tradicional. Letras adolescentes pero con mensaje, “iphones”, juventud y descaro, el futuro vamos.

Cala Vento por Tom Hagen

La media tarde la teníamos reservada para Cala Vento, a pesar de que coincidían en horario con Perro (estos en el escenario Firestone). Nos decantamos por el dúo catalán y nos fuimos a la carpa para estar bien situados para el bolo. Y, ¡qué conciertazo señores!. Aleix y Joan que han terminado de reventar la banca con su último disco de este mismo año “Balanceo”, nos mostraron que su directo pasa por ser uno de los mejores actualmente de los grupos noveles y no tan noveles. Especialmente destacable la compenetración entre ambos, los ritmos de la batería y la cantidad de “himnos” que han sido capaz de extraer de sus tres discos. La legión de seguidores iba de pogo en pogo secundando cada acorde, cada percusión, cada una de las estrofas de cada letra que compartían.

Vimos algo del “show” de Nathy Peluso, que se marco un bolo al más puro estilo Gloria Stefan, sin que quedase claro realmente su apuesta musical en que se centra, ya que la mezcla de estilos difuminaba un poco el hilo conductor. Más tarde el BBK Live nos regalaba la opción de ver a otro de esos grandes artistas contemporáneos que sin duda serán recordados, al igual que Thom Yorke, como uno de los principales creadores musicales de nuestra época: Damon Albarn. Esta vez junto al resto de componentes de The Good, The Bad & The Queen. Albarn conformó esta macrobanda como proyecto paralelo a Blur y Gorillaz. Contar con Paul Simonon, Simon Tong y Tony Allen, es un absoluto lujo. Puesta en escena brutal con Albarn como “front man”, bastantes veces al piano y absoluto acaparador de las miradas y escuchas de todos los allí presentes. A los que hemos disfrutado de su último disco “Merrie Land”, que recomendamos desde aquí, verlos en directo fue una experiencia única.

Tras esto, dos clásicos Weezer y Hot Chip. Weezer, con su cantante pertrechado con camisa de flores y gorro playero, hicieron que su concierto fuese una absoluta explosión de power pop, reinando en la noche bilbaína con su repertorio propio y alguna que otra versión que se han atrevido a grabar en este mismo 2019. Así sonaron clásicos de la banda y clásicos versionados como el “Take on Me” de A-ha o el “Africa” de Totto.

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