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Entrevista a Hickeys: Con un brillo especial

Por Ana Rguez. Borrego 0

entrevista a Hickeys

Hechas a sí mismas, Hickeys nunca dejarán de ser una buena dosis de frescura. Aunque no haya un larga duración de por medio, probablemente hayan dejado de ser una promesa. Ya lo piensas al escuchar su último single, “Alegría Di Visión”, ese giro sobre la oscuridad, pero charlando con ellas te das cuenta de todo lo que hay detrás: esa voluntad de estilo, de investigar sobre sus posibilidades, pero sin perder esa capacidad de disfrutar, de sorprenderse a sí mismas. Una suerte de inocencia que parece que perdemos nada más llegar a la vida adulta.

2019 se presentaba como un año tranquilo, pero esa idea se ha quedado en el nimbo. La semana pasada estuvieron en Pontevedra, en el Vive Nigrán, y este fin de semana seguirán por Galicia, en el Loro Facu y el Atlantic Fest. A estas fechas se suman el Vértigo Estival, el Festival Noroeste, el Gigante, su concierto en Sevilla, dentro del JägermusicTour, más otras tres fechas que aún no han desvelado.

Su energía es contagiosa así que nadie debería perdérselas. Y si aún no lo tenéis claro, os dejamos ya con la entrevista a Hickeys: os van a convencer ellas solas 😉

Repasando vuestras redes sociales, parecía que 2019 os lo tomabais como «un año de relax». Sin embargo, según han ido pasando los meses, ya no lo va a ser tanto entre festivales, single…

Ana: Eso pensábamos pero luego salen cosas y no vas a decir que no.

Marta: Nuestro propósito inicial era liberarnos un poco de bolos, para poder tener más tiempo para componer, porque como no nos dedicamos plenamente a esto, tenemos que conciliar nuestras vidas laborales o estudios con el grupo. Este tiempo libre que nos quedaba, en vez de invertirlo en viajar, queríamos emplearlo en componer nuestro nuevo disco. Pero al final van surgiendo conciertos, lo de viajar e ir a sitios al final nos acaba gustando… Nos salió un poco muy bien, un poco poco muy mal, no sé.

Ana: Bueno, y que también para lanzar el disco tenemos que tener un backup económico, para poder pagarlo. Entonces, al final, cuanto más toquemos, más dinero ganamos: es la pescadilla que se muerde la cola.

Y la verdad es que nos encanta tocar. Eso es lógico, ¿no?, porque si no para qué tener el grupo.

Lo preguntaba sobre todo porque repasando los festivales que tenéis, parece que son más que el año pasado, o por lo menos, más seguidos.

Ana: No, no, tenemos más.

Marta: Puede ser, y que también llevamos muchos más conciertos que el año pasado, porque entre la gira por Estados Unidos, la de Inglaterra y la de Portugal: al final hemos hecho más conciertos que en 2018, pero de canteo. Aunque parásemos ya, ya habríamos hecho más.

Maite: ¿Igual este año podemos acabar con 40 fácil? ¿Hicimos 40 en el Cuervo Store? No, fueron 20.

Ana: ¿No hicimos 20 en Reading? Ah, sí, es verdad, 20 en Reading porque hicimos la publicación.

¿Y qué tal fue la experiencia en Austin, en Reino Unido y en Portugal?

Martina: En Portugal estábamos como contentísimas, porque aunque está al lado, ya es salir a otro país. Y Estados Unidos… yo todavía no lo he procesado bien, y creo que Ana tampoco, que lo hemos hablado.

Ana: Era como «¿hemos estado en Nueva York? ¿En serio?» Y pensando que fue todo como tan rápido y tan vivir muchas cosas, todos los días. A la vez era como que yo me hubiera quedado en bucle allí toda la vida, y por otro lado era como «chicas, parece que llevamos un mes aquí, haciendo todos los días lo mismo». Igual puede ser la vida de un músico.

Marta: Claro, Estados Unidos fue un choque tanto cultural, como de estar en un festival, relacionándote con un montón de grupos, con un montón de gente de la industria… Fue una experiencia muchísimo más intensa. Una semana, que era lo que estaba comentando Ana, que la vivimos como si fuera un mes, porque teníamos tantos estímulos en un día, que eran prácticamente los que teníamos en Madrid en una semana.

Maite: O más. Teníamos dos conciertos al día, o más, que hubo tres algún día.

Martina: Y no sólo eso. No sólo por el hecho de tocar, porque al final estábamos todos los días viendo un montón de conciertos, que eso nos pasa, con suerte, una vez a la semana aquí.

Ana: De grupos que nos flipan, además. 

Martina: Vamos a ver a Fontaines, que luego tocan de Oh Sees, pero luego tocan no sé quién, que es como «¿lol?, ¿nos está pasando todo esto en un día?». Entonces nos acostábamos, que dormíamos todas en una habitación, pero estábamos rollo euforia de «¿pero hemos visto todo esto?».

Marta: Luego nos fuimos retirando algunas al salón porque aquello era inviable, esa habitación para cinco personas…

Ya para rematar, para compenzar el verano, lanzáis un nuevo tema, “Alegría Di Vision”. ¿Era algo que teníais calculado? ¿Es un adelanto del nuevo disco?

Marta: Bueno, nosotras ya estamos componiendo nuevas canciones. Pero ahora que estamos trabajando con Holy Cuervo como nuestra agencia de management, creando unos tiempos, para sacar canciones y demás…

Martina: Sí, porque hasta ahora era como muy… sin tener mucha idea, pero ellos sí, claro. Entonces nos han marcado unos ritmos bien planificados, y la verdad es que un día nos dijeron «chicas, creemos que sería buena idea que sacarais un single». Vale, entonces tenemos que organizar con quién grabamos, dónde grabamos, el videoclip, cuándo saldrá, qué canción grabamos de todas… Un estrés, pero ha salido todo muy bien.

Marta: Sí, con libertad absoluta de decidir cuál era la canción que más adecuada nos parecía como primer single de lo que va a ser nuestro largo. Pero nos hicieron un poco de guía.

¿Y cómo surgió que Hans Krüger fuera el productor?

Ana: Porque nos encantan los grupos que ha grabado. Vulk nos flipa, FAVX también nos gustó mucho cómo quedó todo…

Maite: Dani Treviño (FAVX) nos habló bastante bien de la experiencia además. Nos interesaba saber eso, cómo había sido el trato personal, no sólo el sonido.

Ana: Es muy versátil también a la hora de producir grupos de electrónica, cosas de otro tipo…

Marta: Claro, es un tío que lo mismo ha hecho cosas con Vulk, pero también con un grupo como Neo Andrómeda, o Músculo, que también hemos tocado con ellos. Una persona tan versátil, tan abierta, que está produciendo un grupo de electrónica y luego uno de guitarras. Nos parecía que lo hacía con mucho gusto.

Ana: Así que queríamos probar.

¿Y cómo fue la grabación con él?

Ana: Muy bien, la verdad es que es un encanto. Yo creo que todas nos sentimos supercómodas. Al principio queríamos hacerlo todo más rápido, porque teníamos poco tiempo; pero luego él se tomó el tiempo de grabar cada instrumento por individual, con el tiempo que tenía que dedicarle. Y en el trato ha sido superamable.

Martina: Con mucha psicología con nosotras. Había veces que hacíamos chistes y no se reía y pensábamos «madre mía, no le estamos haciendo ninguna gracia», o al contrario, hacía un chiste que no acababamos de pillar y era como «bueno…». Pero hubo un momento en el que, para mí, fue el definitivo, de Hans gana mil puntos, que entró una niña con una bandejita con comida, y ni la miró. Dejó la bandeja y dijo «gracias». Entonces se está yendo la niña y dice «un momento», se gira la niña y le dice «estás muy guapa hoy, ¿qué te has hecho?». Y todas fue «oooh, es un padrazo». Nos dio mucha ternura. Y a partir fue como “Hans, el mejor”: profesional y buena persona.

Maite: Luego tocamos en Pamplona y nos vino a ver con su hija.

Ana: Un detallazo, no tenía por qué hacerlo. Nos escribimos con él… No sé, muy bien.

¿Y pensáis grabar el disco con él?

[Todas coinciden] Es una posibilidad, sí.

Martina: La única putada es que no esté en Madrid, porque ir para allá supone coger unos días de vacaciones, más caro. Pero, igual merece la pena

Ana: Por eso hay que tocar, tocar, tocar

Cuando publicasteis la canción hablababais de un cierre de ciclo. ¿En qué sentido?

Marta: Pues… a ver, realmente, era el primer grupo que teníamos todas. Bueno, Martina había estado en otras… 

Martina: … cosas.

Marta: Pero era prácticamente el primer grupo que teníamos todas. Maite y yo empezamos con nuestro instrumento a raíz del grupo, estamos todo como investigando. Entonces, también es verdad que al principio, compones una cosa y es como «buah, esto es la hostia» y tal, cual. Ya es como soy madre de algo. Lo cojo y no lo quiero soltar. No sé creo, que ahora estamos intentando trasladar uno poco más nuestros gustos, lo que escuchamos, lo que queremos hacer, investigar más a nivel de sonidos de pedales…

No sé, cuidar un poco más el detalle, trasladar la idea mental de la música que queremos hacer. Queremos darle un giro a todo esto, que lo primero fue, obviamente, lo que nos salió y ahí hay pues… yo que sé, una pureza absoluta, también de desconocimiento de estar haciendo algo, que no sabemos muy bien, pero con todas nuestras mejores intenciones. De mensaje, a nivel letrístico, de lo que sea, muy puro pero…

Martina: Inocente también en parte. También creo que puede ser cerrar una etapa de alguna forma: cuando hicimos eso no nos conocíamos todavía, estábamos en proceso de conocernos y ahora… Hablaré por mí: Hickeys ahora son las personas más importantes de mi vida.

Maite: De la mía no, jajaja.

Martina: Y eso se nota también, yo creo, a la hora de crear música, de estar tantas horas a la semana con una persona. Ojalá te caiga bien porque si no…

De hecho, en las primeras entrevistas comentabais que alguna de vosotras llegaba con una idea y sobre eso ya creabais. ¿Sigue siendo así o la composición ya es más grupal?

Maite: Últimamente nos ha dado mucho por una pequeña idea, un apunte, un ritmo, un lo que sea, que no está nada desarrollado, intentar hacer una jam y ver qué sale de ahí. Y realmente eso es más fluir en grupo. Pero sí que aún hacemos lo de que si alguien trae una idea, pues adelante. Eso no se va a descartar.

Ana: Pero es muy raro que alguien venga con toda la canción hecha. Viene con una idea y luego todas como que la vamos formando un poco más. La letra, lo que queremos decir…

Martina: A veces es una cuestión de tocar. Ayer, por ejemplo, sin querer, hicimos una jam de 10 minutos y lo grabé. Estoy segura de que ese audio, si lo escuchamos todas varias veces, el próximo día que toquemos diremos «oye, esa parte que hiciste tal…».

Marta: Yo ya he identificado una parte que me gusta 😉

Ana: Un poco así. Y luego nos gusta pasarnos música que nos mola, pelis… Comunicarnos a más niveles. Es lo que es la amistad pero también hay otros intereses…

Entonces, ¿qué podemos esperar del próximo disco?

Martina: Yo creo que nos vamos a alejar del garage. Si pudiera haber sonado el primer disco a garage, esto se va a alejar porque ya no estamos en ese punto.

Ana: Porque a ti, ¿a qué te suena?

Uff, complicado. De hecho, en mi cabeza había una especie de esquema entre canciones más divertidas y rápidas como “Hickey Hickey Bang Bang” a otras más oscuras, como “Lights” o la última, pasando por un momento surfero (“Is Lawrence Dead?”), otra que se asemeja más a The Brian Jonestown Massacre (“Solitary Lady”), que sé que os gustan…  Sin embargo, de todo eso, sí que me llama la atención que aunque la primera que he mencionado parece la más conocida, porque además tiene el nombre del grupo, parece que tiráis más hacia lo oscuro, y en “Alegría Di Vision”, como que le dais una vuelta más.

Ana: Era la idea, sí. Creo que opinamos lo mismo.

Martina: Sí, pero gracias por ponerlo en palabras. Porque una cosa es como creamos que lo estamos haciendo nosotras y otra como quede.

Retomando el título de la última canción, es curioso el guiño que le hacéis a Joy Division. Pero no es algo aislado, porque me da la sensación de que en la mayoría de las canciones tenéis ese tipo de referencias culturales, que no sé si mucha gente los pillará.

Martina: Sí, las hacemos, pero tampoco te creas que es para que parezca que «oh, qué genios somos». Para que te hagas una idea, “Is Lawrence dead?” se quería llamar “Aguacate”. Y tuvimos ahí un montón de bromas, de coñas.

Ana: “Lawrence de Arabia is dead in the sand” era una frase que nos parecía guay, que nos flipaba y se quedó en “Is Lawrence dead?”, hala. Era un poco como ¿Dónde está Wally?

Y luego la de “Las Vontris”, que habla del incidente de Lars Von Trier…

Marta: Esa canción no se llamaba así al principio. ¿Contamos de dónde viene?

Martina: Sí, claro.

Marta: Se llamaba “Palabras y Raíces”, porque habla de eso. Fuimos a la radio a hacer un acústico, y el presentador pronunció el nombre de Lars Von Trier como Las Vontrís. En ese momento, nos hizo gracia, y realmente dijimos mira, esto es un guiño a Lars Von Trier y parece a las no sé quienes, a un grupo… 

Martina: … como las valquirias, por ejemplo.

Marta: También son coñas internas que a veces se nos van un poco de las manos, porque sólo nos hacen gracia a nosotras. De hecho, creo que es la primera vez que las explicamos.

Martina: “YSISI” también es como…

Marta: En “YSISI” yo vine con una letra de una canción, donde quería contar unas cosas, y la letra se podía interpretar como una especie de ofensa a las religiones, al Estado Islámico y demás, porque era además cuando estaba la máxima alerta terrorista en 2017. Entonces se la enseñé a Martina y me dijo «Ysisi». Pensé que de puta coña y al final se quedó, porque tampoco nadie lo identifica.

De hecho, yo he estado un rato dándole vueltas a qué podía significar ese título.

Marta: Sí, claro. De hecho, la primera que se había escrito, más que una alabanza o una comprensión hacia todas las personas creyentes, (aunque yo personalmente soy atea), parecía una crítica a la religión, como un desprecio desde un ámbito científico. Entonces, claro, dijimos vamos a cambiar, no vamos a meternos en este berenjenal esto, porque además, en el contexto que estábamos, parecía que nos referíamos al ISIS.

Ana: Aún así quisimos hacerle el guiñito

Vistas en conjunto, ¿las canciones os sirven como terapia, o como búsqueda, autoafirmación, de la autenticidad?

Martina: Yo creo que depende de la letra, ahora que lo pienso. En realidad son bastante expresivas. Una de las gracias que puede tener es que no nos estamos dirigiendo nunca a un tú, sino a nosotras, hablando de «me estoy sintiendo así». Que eso mola de alguna forma, porque no es un tú que suele interpretarse como algo romántico. En este caso es un diálogo, algo que estamos comentando entre nosotras.

Maite: Nuestras letras sí que suelen tener un tú pero no es alguien concreto. Puede referirse a una forma de ser, a una expresión, pero para hablar de cómo esa “persona” abstracta nos afecta.

Martina: La verdad es que tampoco tenemos muchos you.

Ana: Literalmente pueden aparecer en la letra, pero cuando lo creas, no piensas en alguien en concreto.

Marta: Hombre, si hablas del concepto del amor, es inevitable pensar en personas que has querido.

A mí también el hecho de escribir letras me parece superterapéutico porque, al final, relacionándote con el mundo, tienes que conjugar a todas tus partes, porque estamos compuestos de muchos yoes. Más depresivos, más alegres… Y sí que es verdad que a través de escribir una letra puedes dar rienda suelta a ese yo concreto que tiene que estar lidiando cuando te relacionas con la gente, dejar que se explaye, aunque pueda parecer exagerado. Me parece muy terapéutico en ese sentido.

Dado que habéis mencionado el tema del amor, no es algo frecuente en vosotras. De hecho, en general las canciones suelen tratar de desamor, que no es el caso de “Hickey Hickey Bang Bang”, que es la única que habla de ello. Bueno, es un encuentro.

Martina: Un encuentro sexual, sí, jajaja.

Y además, de lo más divertido.

Maite: Es que ni siquiera es amoroso, jajaja.

Marta: Ahí Martina te lo podrá contar mejor que nadie.

Martina: No sé, fue Ana, jajaja…

Al principio os definíais como glitter punk, pero en línea con el cambio, ¿vais a prescindir ya de la etiqueta?

Ana: No lo sabemos.

Maite: En ese momento nos hizo mucho bien, y siempre lo vamos a tener un poco ahí, pero sí que es verdad que lo que empezó siendo y lo que es ahora, ha cambiado.

Ana: Tampoco lo definiríamos como… yo no sé que música hacemos.

Martina: Cogimos esa etiqueta porque al principio era post-protopunk, por poner algo; pero al salir, empezamos a ponernos purpurina, y dijimos, pues glitter punk. Pero no era porque sonáramos como el glam, sino porque nos ponemos purpurina, no sabemos tocar y tenemos la chulería de subirnos al escenario y hacer lo que sea, ¿pues que es más punk que eso? Era por eso, no porque sonáramos a nadie. Pero nos vino bien porque de pronto definió un poco la estética que podíamos tener. Entonces Hickeys era purpurina, como que se materializó de alguna forma.

Ana: Quizás ahora nos estamos distanciando de eso y puede que lo dejemos un poco atrás.

Marta: También fue un poco gracioso lo que acaba de contar Martina, que surgió un poco por el tema estético pero es que nadie sabía, entre nosotras cuatro, que el glitter punk realmente es un género musical, en plan glam. Y claro, luego la gente venía y decía, «pues no me sonáis a esto». Pues menos mal.

De todas formas las etiquetas son tan peligrosas, que te puedes definir como te dé la gana. Desde que Taburete dijo que hacían electrochotis con toques new age, creo que ya vale todo

Marta: De hecho, lo de post-protopunk a mí me gustaba mucho porque era como una especie de mofa interna, porque el protopunk era un movimiento que, creo que surge en los 60, que englobaba artistas diversos, que no tenían un sello concreto y personalidad propia.

Martina: Es una etiqueta posterior, no en su momento: ellos no se consideraban como protopunk sino después, una vez que ya sabes qué es el punk, dices, ah, estos son protopunk.

Maite: Por eso poner el post, porque era más tarde que esa época.

Marta: Y porque tampoco teníamos ni puta idea de lo que hacíamos.

Maite: Mofa tras mofa

Para cerrar, en otras entrevistas habéis hablado de que no os gustaba el posicionamiento como grupo de chicas, algo lógico porque eso no es un género en sí. Yendo más allá, ¿en algún momento os han criticado por ser un grupo de chicas?

Ana: La verdad es que no nos han criticado, por lo menos abiertamente, por eso. De hecho, todo lo contrario, muchas veces nos ha ayudado, sobre todo al principio, cuando empezamos, con eventos y cosas así. El hecho de ser chicas nos ayudó a darnos un empujón al principio. Y la verdad es que no nos han criticado abiertamente por eso; sí algún comentario, actitud, o lo que sea, pero que a todas nos ha pasado alguna vez dentro de este mundo de la música, o en cualquier otro ámbito. Pero crítica como tal, yo creo que no.

Martina: El comentario aquel de “habéis estado en la radio moviendo el chichi“, ¿ese entraría en crítica?

Ana: ¿Eso cuándo fue?

Martina: En Alcorcón, en las fiestas.

Ana: Esa frase es terrible. Por lo general… igual es porque nos movemos en un ambiente relativamente privilegiado.

Maite: Relativamente… bastante.

Ana: Pero tenemos buen rollo siempre y no ha habido diferencias con los grupos que nos movemos. Por lo general, vamos a quitar la excepciones.

[En ese momento, Ana Beiras, su representante apunta que no han sufrido crítcas, pero que sí hay comportamientos, especialmente paternalistas, en los que te das cuenta de que no los harían de no ser chicas]

Ana: A eso me refería con que en el ámbito musical como en cualquier otro, vas a dar con comportamientos o actitudes, que si fueras un hombre, nadie te lo diría. O no lo verías, o sería suficiente.

Viene un poco al hilo de una reflexión que hizo Lolo, de Hazte Lapón, en el que hablaba de que a las Hinds se las criticaba mucho más, por el hecho de ser chicas, porque había grupos de chicos que, haciendo lo mismo, no se les cuestionaba tanto.

Maite: Estás más en el punto de mira porque…

Ana: Parece que es que tocas peor. ¿Igual porque hay menos tradición, o porque siempre ha habido grupos de chicos? Nosotras hemos empezado más tarde, pero llevamos dos años con los instrumentos, Martina y yo lo mismo un poco más, y tenemos que conciliar un montón de cosas. Yo que sé, para mí muchas veces es como, te miran con cara de «¿cómo estás ahí, si tocas fatal?» Es a veces la mirada, no hacen falta los comentarios.

Martina: Es la mirada, que muchas veces te das cuenta de que es más rígida, más dura.

Maite: También puede ser lo que tú has dicho, que hasta hace no mucho, se empiezan a ver muchos más grupos en los escenarios, que parece que, las que hay, tiene que ser porque tocan de la hostia. Porque hay tíos en los escenarios que si no tocan tan bien, es como «bueno, no pasa nada, tiene que haber de todo». Empiezas no tocando bien, luego sigues, y empiezas a tocar mejor. Pero si eres tú, que no eres nadie, y eres mujer, como no hay tantas, parece que es porque tienes que tocar de la hostia ya. Si no, por qué.

Marta: De todas formas, con los grupos de chicas, ojalá todo esto se olvide y se pase página, porque parece que siempre hay el grupo de chicas que cumple con el cupo. Y yo creo que los seres humanos tenemos un montón de características, no solamente los genitales que tenemos: a mí me definen muchas más cosas, más que el que tengo coño. Podría decir un montón de adjetivos, de cualidades personales, entonces realmente me ofende. Bueno, tampoco, pero me parece un poco mal que se ponga eso en el punto de mira, que hayamos podido llamar la atención, no por lo que hemos hecho en la guitarra aquí, por la voz de no sé quién, o por la letra, sino por eso.

Y muchas veces ha venido desde la buena voluntad, desde la visibilización de grupos femeninos, pero también hay que entender, ser empático: cuando tienes un grupo así, prácticamente todas las entrevistas están haciendo la misma pregunta, poniendo el foco en cómo es la experiencia dentro un grupo de mujeres. Pues mira, igual que en un grupo de hombres. Podemos tocar lo mismo que un grupo de hombres, y yo admiro a hombres tocando, y a mujeres tocando, y ya está. No hay una diversificación, ni una barrera.

Maite: De que si eres hombre no puedes hacer esto hasta que no seas mujer.

Marta: Yo admiro a muchísimos hombres músicos. Y por ser hombres no los he admirado toda mi vida, ni he tenido ningún tipo de problema en querer ser ellos. Y ya está. Entonces me parece un poco mal siempre lo de las chicas.

Maite: El machaque.

Marta: El machaque de las chicas, las chicas, las chicas.

Martina: Porque en nuestra vida, fuera de Hickeys, nunca nos habían recordado tanto que éramos chicas. Además, siempre somos chicas, nunca somos mujeres. Ese sexo es nuestro género, pero nunca nadie nos ha preguntado de qué género sois. Pero es eso. Chicas, no mujeres. Y a estas alturas de mi vida, puede que con cuarenta años lea esto y piense «madre mía» pero ahora yo me siento muy mujer, no muy niña. Por eso lo de grupo de chicas también me jode, por colocarme otra vez más abajo, dentro del nivel donde me están colocando.

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