Sevilla, finales de julio, 40 grados Celsius, un puñado gordo de grados Fahrenheit. Recibo una llamada ¿Qué los Derby Motoreta’s van a tocar en el Teatro Romano de Baelo Claudia, en Cádiz? ¡Vaya fantasía de concierto! Y al lado de la playa. ¿Que no voy? ¡Madre mía, te digo yo a ti que sí! Y aprovecho y tiro de agenda para ver si los podemos entrevistar. Allí en el vestíbulo del grandioso edificio diseñado por el estudio de Álvarez Consuegra para acoger a los visitantes de Baelo Claudia, nos recibe Gringo, uno de los seis másters de la kinkidelia para responder a nuestras preguntas.
Entrevista a Derby Motoreta’s Burrito Kachimba
¿Cómo os conocisteis para montar el grupo? ¿De quién fue la idea?
La idea del germen del grupo la teníamos Bacca, Dandy Piranha y yo, un proyecto que teníamos antes y se fue a la deriva. De nuevo los acontecimientos volvieron a unirnos y volvimos a plantearnos el proyecto. Fue en un Interestelar en Sevilla, se lo comentamos a Papi Pachuli, el batería y en menos de media hora había armado un grupo de Whatsapp con los seis componentes que somos ahora. Y ya nos conocíamos, unos entre otros y salió solo. Aunque el germen inicial no tiene nada que ver con lo que tenemos ahora.
En la portada aparece un Seat 124 con matrícula de Sevilla, vuestras iniciales y un 1089. ¿Qué pasó en octubre del 89? ¿O son solo ilusiones mías que veo donde no hay?
Eso es culpa mía. La idea era el humo de un tubo de escape, primero fue una moto y luego un coche. Y había una matrícula y había que ponerle un número. Me mola la numerología y la parafernalia matemática. Queríamos poner algo de significado para la banda, pero no nos acordábamos de la fecha de nuestro primer ensayo y me encontré con el 1089 que es un número mágico, lo utilizan los matemáticos para enseñar los números a los niños, porque si coges 3 cifras diferentes, le das la vuelta, la restas y luego al resultado le das la vuelta y lo sumas, siempre sale 1089. Tiene ciertas propiedades casi mágicas que no tienen otros números. No había caído en lo que dices de octubre del 89, pero voy a buscarlo, porque seguro que pasó algo interesante en ese mes.
¿Qué os ofreció El Segell del Primavera que no os dieran otros sellos nacionales?
La historia es que fueron los primeros que llamaron a la puerta. A las dos horas de subir dos canciones al Bandcamp y colgar el videoclip, estábamos tomando una cerveza y de repente llegó una llamada: “Somos de El Segell y estamos interesados en vosotros”. Nosotros, honestamente, no teníamos ni idea de quiénes eran. Estamos muy contentos, trabajan muy bien, un equipo humano muy bueno, no hay venta de humo ni mala gente ahí dentro. Gracias a ellos también estamos teniendo el feedback que tenemos.
Habéis explotado con vuestro debut y estáis tocando en todos sitios y sino rascas parece que habéis salido de la nada, pero tenéis más tablas que un astillero vikingo. Salís de grupos como Riverboy, Milkyway Express, Quentin Gas y Los Zíngaros o Furia Trinidad. ¿Qué queda de vuestra vida musical anterior en DMBK y que habéis tenido que dejar atrás para meteros de lleno en la kinkidelia?
No hemos abandonado nada. Todos seguimos en nuestros proyectos. Yo estoy en tres bandas, otro está en 29, el otro en 7 (Risas). A nivel de dejar las cosas por esto, no. Lo que estamos es más apretados de tiempo. Tenemos que hacer bastantes combinaciones para cuadrar las fechas. De hecho somos cada vez más músicos en realidad.


Os he visto en el homenaje a La Leyenda del Tiempo tocando por Camarón y he escuchado vuestras letras sobre los sueños. ¿Os atreveríais con alguno de los versos surrealistas del Poeta en Nueva York de Lorca para una canción inédita vuestra o es mucha traca?
Hay textos que son de canciones antiguas. Hay un tema nuevo que la mitad de la letra es de una copla antigua de flamenco. Milana es una referencia a Delibes que sale en “El Salto del Gitano”. Todos amamos a Lorca. Lo que pasa es que yo necesito que entren nuevas maneras de hacer, que no tenga que pasar todo por Lorca. Llevamos unos años que todo tiene que pasar por Lorca, cualquier cosa que se haga en Andalucía tiene que pasar por él. Sin desmerecer a Lorca, pero tiene que haber vida más allá de él, aunque sea un puto genio maravilloso. Antes de volver a coger algo de Lorca, prefiero buscar en otro lado. Ya se ha hecho mucho Lorca y Cohen.
Uno de vuestros componentes sí ha tocado en este Teatro Romano al lado del mar donde os estamos entrevistando. Y a lo mejor estoy blasfemando un poco, pero es lo más cerca que se va a estar del directo de Pompeya de Pink Floyd a lo andaluz. ¿Qué esperáis de este concierto?
Se pusieron en contacto con nosotros del ciclo Teatros Romanos de Andalucía, nos cuadró en horarios y estupendo. La historia es que nos ha pillado un poco precipitado y no hemos preparado para traernos un equipo de cámaras para rodar el concierto. Hay una logística que no teníamos tiempo de hacer. Es que no tenemos tiempo para nada, ni para tomarme una cerveza con una muchacha. El concierto genial, veníamos escuchando el “Pompeii” en la furgoneta… ¡Somos unos putos flipaos! Me hubiera encantado recrear ese zoom que se acerca a la batería del Echoes.
Es lo más cerca que voy a estar de un grupo que va a tocar en casi todos los festivales nacionales en su primer disco: ¿Qué os quedáis de cada uno, hay diferencias entre localizaciones, qué os gusta más y menos de ese formato frente a un concierto de vosotros solos?
La verdad es que estamos haciendo un grupo de seguidores muy guay. En Sevilla hicimos sold out, pero claro era nuestra ciudad, no deja de ser nuestra casa, viniendo los colegas llenas la mitad de la sala. Fuimos a Málaga y sold out también. Además nuestro primer concierto en Málaga. Pero el punto de inflexión fue Valencia, que es una plaza taco de dura. A partir de ahí nos encontramos siempre al mismo tipo de público, da igual el festival, si es Bilbao, Barcelona, en el Vida en un bosquecito… Una panda de putos locos que vienen a gritar las canciones y a partirse la cara. En el BBK nos saludaron mientras veíamos a otra banda y nos dijeron que habían estado delante flipándolo con nuestras canciones y no nos conocían de nada.
La primera vez que vi el vídeo de “El Salto del Gitano”, lo primero que me vino a la cabeza es la intro de la película “The Warriors”. Luego escuché ese comienzo electrónico de “El Aliento del Dragón” y se me volvió a venir a la cabeza la banda sonora de esa película. Y pegáis mucho con esa estética de bandas de Nueva York. ¿Si tuvierais una banda callejera en Sevilla, qué armas, cómo vestiría y qué escucharía?
Iríamos más o menos como vamos. A lo mejor nos pintaríamos un poco más la cara iríamos con navajillas y por Amate. Navajilla, puño americano y cadenita. Eso sería nuestro tridente de acción. Yo siempre llevaría botellines vacíos para hacer sonido como de castañuelas con los dedos. Yo no había visto muchas películas kinki en realidad, pero se me ocurrió la idea en el videoclip. Y “Navajeros” tiene una mezcla entre “The Warriors” y “La Naranja Mecánica”.
Hablando de referencias, todo el mundo os compara con Triana o con King Gizzard and The Lizard Wizard. A mí me sonáis como The Mars Volta más cercanos al folklore. Pero, ¿hay algún sonido con el que estáis más emparentados y que se nos has escapado a los periodistas, que somos mu listos…?
Es que nosotros somos seis, ahí hay un cóctel importante. Hay una raíz común de los 60, 70, pero cada uno tiene una inclinación para un lado u otro. Una referencia que a nosotros nos gusta mucho que es Julio Iglesias (risas). Una referencia no tiene por qué notarse. Puedes nutrirte de cine, pintura, aunque luego lo que hagas sea literatura. No tiene por qué recordarte este sonido a esto otro. Puede que tal canción te haya abierto algo en la cabeza, que hayas cogido un hilo del que tirar. No te recuerda a eso, pero ha nacido a eso. Luego viene el trabajo vuestro de los periodistas que encontréis una cosa u otra.
Vamos con una fantasía loca: Se rumorea que está en mente una tercera parte de Kill Bill. De pronto os llaman, que Quentin quiere una canción vuestra para esta peli, para él, inédita, por si la puede meter en los Oscar. ¿Cómo os lo maravillaríais vosotros para dejar contento al Tarantino?
Ya tiene que ser sobre el propio guión. Tampoco podría decirte cómo sonaría porque tendría que ver bastante con el tipo de película, no es lo mismo que lo que hemos hecho con Camarón. Que no sabíamos cómo iba a sonar, pero sí sabíamos lo que no queríamos y cómo íbamos a encauzarlo. Yo para una peli de Tarantino sin saber nada, no podría decirte.
Yo soy un flipado de los remixes. Y yo en vosotros veo un filón. ¿A quién le daríais las pistas con confianza para que hiciera un melocotonazo para quemar la suela en cualquier garito?
Un rompepistas que se pueda bailar a tope, a Bad Bunny (risas). Si es para billetes solamente, sí. Si es para algo artístico, El Guincho, que es un tío que está más puesto en esos menesteres. Más cercano Bronquio, aunque es muy cercano. Pero ya te digo, si es por pasta pues cualquiera con los que va Beyoncé.
¿Cuál es la canción más alegre y más triste que habéis escuchado?
¡Hostia! No sé si es la más triste. La música tiene la habilidad de que viene emparejada de un contexto, a lo mejor la canción no es triste en sí, sino cómo tú la recibiste. Una de la canción con la que más he llorado en mi puta vida, pero también me pilló después de haber roto con una novia, fue el “Walk Away” de Ben Harper. Y ese tema fue el segundo track del disco y fue terminar la canción y estaba llorando en un rincón hundido en la miseria.
La más alegre la tengo más cercana, me pegó el pelotazo hace dos semanas y le estoy dando el coñazo con ella a la gente del grupo. Hacía años que no escuchaba a Bob Marley y con el estrés de los conciertos, entonces como un salvavidas llegó esa frase de “Don’t worry about a thing, cause every little thing gonna be all right.” Esa canción, “Three Little Birds” es el buen rollo en sí, es ponértela y adiós, es que la letra es eso, no te preocupes tío. Es que quiero vivir en esa canción. Un planeta que sea esa canción, todo es una vibración de fantasía, tiene tres acordes la canción.
Foto de portada por Álvaro Saavedra.