Crónica del Dreambeach 2019
El Dreambeach 2019 comenzaba para El Enano Rabioso el viernes por la tarde. Lamentándolo mucho, no pudimos asistir a la jornada inaugural del miércoles y, especialmente, a un primer día de festival, el jueves, que traía el que quizás era el principal atractivo del fin de semana. Nos consta que la sesión de Armin van Buuren fue tremenda y que el jueves el festival cumplió con las expectativas.
Desde el aparcamiento hasta el lugar de acampada, caminando en paralelo a la playa de Villaricos, se podía escuchar el ambiente proveniente del concierto de Fernando Costa en el escenario del camping. El calor vespertino no achantaba a los cientos de dreamers que se concentraban en la actuación del rapero ibicenco. Sin tiempo para detenernos y con todo por montar, nos apresuramos para llegar a tiempo al primer plato del día, Paul Kalkbrenner. No sabemos si fue por las primeras impresiones del escenario grande, por el atardecer en Villaricos o por la soberbia actuación del productor alemán, pero su sesión fue una de las más especiales del festival.
Tras un parón necesario por el largo viaje y para coger fuerzas, llegó el turno del principal reclamo del día, Don Diablo. Largas colas al entrar que presagiaban lo que nos encontraríamos en el recinto, un escenario principal a reventar para disfrutar de los clásicos del holandés. Las expectativas eran altas, por lo que no nos sorprendió en exceso su sesión, marcada como decimos por sus temas más míticos y sin demasiados cambios con respecto a otros años.
Steve Aoki ofreció una primera parte de su sesión centrado en la música dejando el show para el final
Quien si nos causó una grata sorpresa fue Steve Aoki, en el cual no confiábamos demasiado por su fama de centrarse más en el show y las tartas que en lo que mezcla. Su sesión se dividió en dos partes claramente diferenciadas: una primera tocando muchos estilos pero que realmente nos hizo disfrutar como con el Aoki de años atrás y una segunda, ya fuera de la mesa, regalando tartazos a las primeras filas como de costumbre.


Nada más terminar la sesión de Aoki, empezaban nuestras dudas sobre a qué conciertos asistir. El techno y el hardstyle se solapaban con los nombres más importantes del cartel. Primero nos decidimos por Brennan Heart a quien no podíamos fallar después de la sesión que nos regaló el año pasado en este mismo recinto.
Una vez terminada la sesión de pura adrenalina del gran Brennan, nos dirigimos al templo del techno a poder presenciar el impresionante cierre de sesión de Adam Beyer con su clásico tema Your mind, que consiguió ponernos los pelos de punta. Sin tiempo para descansar, estábamos preparados para las dos reinas del techno que venían a romper con todos los esquemas y, si podían también, hasta con la carpa.
Nina Kraviz y Charlotte de Witte, una sesión inolvidable
Ellas eran la rusa Nina Kraviz y la belga Charlotte de Witte. Con el gran set de la primera creíamos que difícilmente podía ser superada, pero Charlotte, sabiendo que tenía la gran suerte de poder cerrar el festival no se quedó atrás. Gracias a ellas, volvíamos a la tienda preguntándonos si lo vivido en la carpa había sido cierto o no, y con ganas de descansar sabiendo que aún nos quedaría el ultimo día.


El sábado comenzaba a las 20:00 horas con el concierto especial de Anuel AA. El de Puerto Rico no formaba parte del cartel del Dreambeach, pero su actuación tuvo lugar en el recinto de este. Para poner en contexto a los no asistentes, al espectáculo del cantante de reggaetón se accedía con entradas independientes desde 10€ (excepto los abonos VIP del Dreambeach, que lo incluían en el precio) y duraría una hora. Cuando estuviera terminando el concierto, se dejaría pasar a aquellos que no hubieran adquirido la entrada y accedieran con abono normal. Los ya ajustados horarios se terminaron de truncar por la tardía salida del artista puertorriqueño. No sabemos si fue la impuntualidad de Anuel AA o el respeto del festival a los dreamers que aguardaban en las colas para entrar, pero el espectáculo empezó pasadas las 20:30 horas.
Esto provocó no sólo que cualquiera (con abono del Dreambeach) pudiera asistir al concierto, sino que además se tuvo que reajustar horarios y escenarios de los artistas posteriores. En este sentido, la organización pecó de optimista a la hora de programar la actuación y este es uno de los pocos peros que se puede achacar al Dreambeach 2019.
Anuel AA se metió en el bolsillo al público
En cuanto a lo estrictamente musical, Anuel AA ofreció algo totalmente distinto a lo que podíamos ver en el cartel. Otro estilo musical totalmente opuesto que hizo, sin embargo, disfrutar tanto a los dreamers como a los que se desplazaron a Villaricos únicamente al espectáculo de reggaetón. El artista latinoamericano tuvo en el bolsillo a los miles de asistentes desde el minuto uno, que respondían al unísono a sus lemas y muletillas. En cuanto al repertorio, fue variado y no se sirvió sólo de canciones cien por cien propias. De hecho, las más cantadas y bailadas fueron aquellas en las que el puertorriqueño colabora con Ozuna, que, pese a no encontrarse en Almería, estuvo casi tan presente como Anuel AA.
Con apenas quince minutos de concierto de Anuel, comenzaba en la carpa el que sin duda es uno de los destacados de la presente edición: Wade. El sevillano venía con muchas ganas de pinchar en este festival ya que iba adelantándolo en las entrevistas. Era una de las sesiones que más ganas teníamos de ver y nos preocupaba que el alto hype al final nos hiciera efecto negativo, pero para nada. Desde el primer minuto hasta el último no paramos de saltar, alucinar y corear el clásico “Wade Wade”.
Dellafuente fue relegado al tercer escenario por problemas logísticos de última hora
Con Wade pinchando en la carpa y Anuel recién terminado, era el turno de Dellafuente. El de Granada quedó relegado al tercer escenario cuando estaba prevista su actuación en el principal debido a los retrasos ocasionados por el concierto del puertorriqueño. Si hay que puntualizar algo negativo, sería en este caso la desinformación acerca de este cambio. En nuestro caso, fue un compañero de camping quien nos alertó que el concierto había comenzado en el tercer escenario y, como consecuencia, llegamos con su actuación ya empezada. No obstante, pudimos presenciar la mayoría de hits ante un público reducido pero entregado.


Tras Dellafuente y una vez concluido Wade, era el turno de Fisher en la carpa. Apenas estuvimos la media hora final, pero fue suficiente para vivir de lleno el gran espectáculo que presenciamos bajo una carpa a reventar. El segundo escenario fue brutal durante todo el fin de semana, y las sesiones de Wade y Fisher fueron claro ejemplo de ello. Una vez concluida la sesión, fuimos a coger fuerzas al camping para afrontar el resto de la noche.
Steve Angello, notable sin esforzarse
Volvimos a entrar para el turno de Steve Angello. El sueco, en mitad de la gran gira de reunión de Swedish House Mafia, tuvo hueco para dar un espectáculo digno de los más grandes. Si bien su sesión no sorprendió, este es un artista con un aura diferente capaz de cautivar al público sin necesidad de excentricidades. Es evidente que vive de lo que hizo años atrás y la calidad de sus directos no es la misma que entonces, pero sabe dar en la tecla de los más fans y tiene carisma de sobra para hacernos disfrutar como si fuera la primera vez.
Después de tanto concierto seguido y tanto sudor de no parar de saltar, decidimos tomarnos un descanso en la zona prensa con una buena cena para reponer las ultimas energías y disfrutar del cierre de esta edición.
Empezábamos, una vez tomado nuestro break, con uno de los Djs más grandes que nos ha dado este país, Dj Nano. El madrileño venia directo de pinchar en el Medusa pero eso no le impidió que en las dos horas de set que tenía preparadas, parase de ganarse al público, gritar y sobretodo bailar.
Joris Voorn y Kölsch cerraron el Dreambeach viendo el amanecer
Pero no todo había acabado ahí, una vez terminado el show de Nano iniciamos camino hacia “El Carpazo”. Los encargados de cerrar la edición 2019 del Dreambeach eran nada más y nada menos que Joris Voorn y Kölsch mano a mano en un inolvidable B2B. Escuchar los temas del primero como Ringo o Homeland viendo el amanecer sobre el mar es una de las imágenes que recordaremos para siempre.
Y con esto pusimos punto y final a otro Dreambeach que nos deja un gran sabor de boca y muchas ganas de volver el año que viene. Esperemos que en 2020 se pueda armar un cartel, al menos, a la altura del de la presente edición porque eso será sinónimo de éxito para la organización y de disfrute para los dreamers. Sin más que reseñar con respecto al festival, simplemente mostrar nuestro agradecimiento a los organizadores en general y a Ibai en particular por el trato y las facilidades que nos dispensan año tras año.


Crónica de Paco Brotons y Toni García