Javier Peña – Infelices
Por 17 mayo, 2020 18:200


No hay nada que un escritor odie más que a otro escritor
Yo, que por alguna razón que no acabo de entender, siempre he pensado que moriré a los 48 años (ahora sumo 41 primaveras). Reconozco, que por situaciones que a veces no puedo controlar, o porque sencillamente no dependen de mí, he sufrido esa crisis de los 40 en la que Javier Peña se centra en la novela “Infelices” (Blackie Books).
Ahora que por motivos que no puedo “controlar”, me hallo como todos los españoles en situación de semi-confinamiento, deseo más que nunca la normalidad absoluta en una España de pantomima libre. Porque con estado de alarma (o de excepción encubierto) o sin él, vivimos en un estado en el que todo el mundo, aunque a veces tenga que pagar un precio, hace lo que le da la real gana. Saco esto a colación porque los 4 personajes que protagonizan “Infelices”, a veces se quejan sin razón. Peña los cubre durante toda la lectura de un realismo escatológico, salvando las distancias argumentales, como hizo Palahniuk en “Snuff”. Y es que lo peor que puedes hacer es quedarte de brazos cruzados ante una realidad que no te agrada. Hijas bastardas, trabajos de mierda, enfermedades crónicas, muchas referencias pop (Nirvana, Radiohead y The Magnetic Fields, la más amarga de todas) y parejas y familias que no se soportan son el hilo conductor de la obra. ¿Apetecible verdad? Aunque lejos de la España profunda, digámoslo también. Si fuera llevada al cine, perfectamente debería titularse “Mensaka 2”.
Cuando acabas de leerla te puede quedar cierta sensación de vacío, pero rápidamente vira en ganas de vivir, porque te das cuenta de lo mucho que tienes y de que apretar el gatillo para irte de copas con Dios o pasarte con una sobredosis para jugar al fútbol con el eterno 14 holandés, no es la solución a nada. Todo el arco que hay entre ambas es un triunfo. Os lo digo yo, que me quedan 7 años de vida.