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Entrevista a Marcelo Criminal: Optimismo y decepción

Por Ana Rguez. Borrego 0

entrevista Marcelo Criminal

¿Qué hay de dramático en lo cotidiano? Probablemente Marcelo Criminal tenga la respuesta. Un auténtico experto a la hora destilar esas emociones que muchas veces queremos ocultar pero que tenemos a flor de piel de simples que son. La primera vez que lo escuchas te sorprende la aparente sencillez de su canciones, pero en cuanto prestas especial atención a sus letras descubres que todo aquello tiene muchísimas más enjundia.

Entre risas y referencias, nos damos cuenta en la entrevista que Marcelo Criminal tiene mucho más que descubrir de lo que nos imaginamos. No hay más que escuchar Momento de Auténtica Realidad (Sonido Muchacho, 2020) para observar de cómo ha crecido como músico. Aún con el salto generacional del que hablamos en la entrevista, Marcelo Criminal se nos presenta como ese continuo hallazgo que tiene la capacidad de sacarnos de nuestra zona de confort,

Buscando información sobre ti, me llamó la atención que das de ti mismo en Spotify y en Bandcamp: «mala música para gente sensible y moderna». ¿Por qué?

Bueno, diría que se me ocurrió la gracia incluso antes de ponerme a hacer canciones. Se me ocurrió el chiste por una frase de los Cramps, que era como “bad music for bad people“. Entonces, a mí me hacía gracia para una especie de pop sentimental, lo-fi, tal… tengo unas limitaciones técnicas que son mías, y es hacer eso, para gente sensible y moderna. Pero mala música en un sentido reivindicativo, de una música más allá de los estándares de calidad.

Obviamente, mala música según para quien.

Puede que haya gente que así lo valore, pero si nos paramos a escuchar mucha de la música que está surgiendo bajo la etiqueta de bedroom pop, probablemente muchos se preguntarán ¿pero qué música es ésta?

Claro, pero eso es lo que yo veo interesante. Luchar contra una definición única de buena música. Me parece muy atrayente.

Más allá de la calidad, también hay que plantearse que es una forma de que la gente a la que le interesa la música y que le gustaría crear, se pueda acercar a ella de otra manera.

Bueno, es lo que se dice siempre, la democratización de una serie de medios. No es el jardín del Edén, como a veces se hace pensar, pero está claro que permite a mucha más gente hacer música. Y yo creo que estar en contra de eso no tiene mucho sentido. Yo personalmente estoy en contra de cualquier idealización de la música. Creo que cualquiera, genuinamente, puede hacerlo. Bueno, que por lo menos quiera, claro.

Mentiría si dijera que es un género que me gusta. Lo escucho, pero siempre tengo la sensación de que algo me falta, y me da la sensación de que es una cuestión generacional.

Puede ser que tenga algo de generacional. De todas formas, es verdad que ahora parece algo más generalizado; también se acude a la etiqueta bedroom pop en ocasiones de forma gratuita, con mucha facilidad. Pero también es un tipo de música que se lleva haciendo muchos años. Lo estaba hablando antes con otro entrevistador: mis referentes, me pueden intereresar más o menos, pero no son la peña que está haciendo esto en Estados Unidos en estos últimos tres años, sino la gente que lo estaba haciendo desde los 90, o incluso de antes. 

Quiero decir que es más o menos algo así, pero es verdad que ahora parece de alguna manera que hay más gente que entra en esa estela, o se les mete más en esa etiqueta. Pero… bueno, creo que hay de todo: hay cosas mejores y hay cosas peores, como en cualquier tipo de género.

Lo cierto es que, no sé por qué, me da la sensación de que tú quizás destacas, por la importancia que le das a las letras o bien por tu forma de cantar. Hay grupos que le dan más importancia a la música y por tanto la voz se convierte en una pista más, pero tú quieres resaltar tu mensaje.

Sí, supongo que sí. No es que le dé más importancia a la letra que a la música, pero sí que quiero que las dos vayan en la misma dirección.

Lo que sí llama mucho la atención es cómo ha cambiado el sonido de los anteriores EPs a tu nuevo trabajo. De hecho, por un momento pensé que había otro productor, pero no, es Alex López. ¿Cómo habéis llegado a él?

Es el mismo productor y es el mismo proceso de trabajo. Simplemente, llevamos unos años trabajando juntos y vamos aprendiendo juntos. Quizás es un poco pretencioso decir esto, pero hay un puntillo experimental en lo que hacemos, en el sentido de que vamos creando sin saber del todo cómo va a ser, y vamos aprendiendo por el camino. Y eso es algo gratificante para nosotros: el ir mejorando, ir matizando, buscando nuevos objetivos, quitando complejos, porque por mucho que a mí me guste el lo-fi y el bedroom pop, muchas veces –hay que reconocerlo– es una serie de complejos, en plan “si no tengo medios, lo embarullo todo”. Y nosotros aquí, quizás, dijimos “no tenemos medios pero vamos a hacer que los pocos medios que tenemos luzcan“. O intentarlo.

Vamos aprendiendo juntos.

¿Y también en ese momento de aprendizaje y de experimentación os ha llevado a decir “venga, vamos a por el LP”? No sé por qué siempre pensaba en ti como el hombre de los EPs

Bueno, no tanto. A mí me apetecía hacer un disco otra vez… Bueno, yo los considero todos discos, para mí no hay distinción en mi mente. Para mí, éste es el tercer disco que saco, a pesar de que uno de ellos es un EP.

Quizás es por ese prejuicio que te hace pensar que seis canciones son pocas para un LP.

Sí, pero para mí no es tan importante. Más o menos estoy haciendo uno al año. Y podría seguir por ese camino, me siento cómodo. Simplemente hemos hecho más canciones, a mí me apetecía… hacer más, ya está, y nos ha salido. Pero no hay una decisión de “vamos a hacer un disco que tenga X canciones y que dure X minutos“.

Ahora sí que lo estamos pensando. Yo le hago la coña a Alex de que el próximo que vamos a hacer va a ser de 30 ó 35 canciones, y que dure 20 minutos.

Hombre, tus canciones duran una media de 2 minutos y son 13 temas, así que casi no llega a media hora.

24 minutos. Yo pensaba que serían 29 o una cosa así, y ayer lo miré en Spotify y eran 24.

Bueno, pensando en lo que se ha publicado últimamente, el de Futuro Terror tiene menos canciones pero tampoco llega a media hora.

Hay muchas formas de verlo. Yo también vengo de un mundo un poco… mis influencias tempranas son la música punk, que en general son canciones muy cortas, y discos que lo mismo duran 20 minutos. Pero también hay cosas así en el indie. El otro día estaba escuchando el primero de Aventuras de Kirlian, que creo que dura 19 minutos. No lo veo mal.

A ver, es lo que dice el dicho, lo breve si bueno, dos veces bueno. El año pasado, cuando fui al concierto de Motorpsycho, un amigo que estuvo la noche anterior en el que dieron en el Dabadaba, me comentó que en una hora hicieron 4 canciones. Y había momentos en que llegabas a pensar que la canción de 15 minutos se te estaba haciendo bola.

Yo recuerdo una frase que leí en la autobiografía del guitarrista de los Ramones, que decía que él vio una vez a los Beatles en el Madison Square Garden, y que el concierto duró una hora. Y dice que entonces él se propuso que, como mucho, ellos sólo podían hacer media hora: si son la mitad de buenos que los Beatles, pues media hora. 

Entonces yo, un concierto de cinco minutos y para casa.

Pasando al contenido del disco, lo abres con “Quién Vacía España”, que es una canción política, pero desde el punto de vista de que somos animales políticos.

Sí. Yo, en general, siempre he considerado mi música muy política, a veces de forma muy explícita, y otras menos, pero siempre ha sido algo que he tenido en mi cabeza, en toda mi trayectoria. Y ésta sí que es creo que lo es: muy sutil…

Eso te iba a decir, que es sutil, porque lo dejas caer.

Sí, es como una invitación a la reflexión, por así decirlo, ¿no?

Sí, se agradece que sea así, que no te lo den todo mascado.

Sí. A mí, de hecho, me gustaba mucho el punk, pero me da mucha rabia que una canción sea un discurso. Me interesan más otras cosas.

Luego, en el otro extremo está “Bicimur”, que señalas algo positivo, que además te lleva hacia una especie de ensoñación.

Hay como una sospecha de que todo puede ser irónico, o no. Es más o menos pretendida esa ambigüedad.

Por otro lado, en “JL frente a su ordenador” y un poco en “Borracho y Loco”, me parece que haces un acertado reflejo de lo que es ahora internet. Me llama la atención porque tus inicios en la música están muy ligados a la red, cuando comenzaste a subir canciones a YouTube. ¿Tienes ahora mismo ese hastío que tienen algunos usuarios, que dicen que ya no es como antes, que todo son haters?

A ver, yo soy apocalíptico en esto. Soy crítico, pienso que muchas veces, sobre todo los músicos como yo, que hablamos de cosas más cotidianas, no somos más o menos pretenciosos, pero muchas veces confundimos hablar de algo con celebrarlo. Y yo… me interesa mucho el tema de intenet, yo no sería la persona que soy si no fuera por internet, por las redes en muchísimos sentidos. Sigo siendo usuario asiduo, pero creo que también hay que ser un poco crítico, no ser ingenuo en cuanto a las posibilidades que ofrece. Ni es el demonio que ha llevado a la miseria a toda la humanidad, ni es la gloria que nos trae un futuro mágico de colaboración, ni conexión… Es otra cosa: es una realidad que afecta a nuestras vidas, el uso de internet. Y yo no quiero ser ajeno a ello, no quiero ser acrítico con eso.

Me interesaba saber tu punto de vista, porque muchos early adopters te dicen, es que ya no es como era, y siempre respondo lo mismo: antes éramos cuatro gatos y ahora hay un muestreo más amplio de cómo es la sociedad. Un reflejo de las conversaciones que se podían tener en la barra de un bar, que ahora tienen una mayor difusión.

Yo llevo desde los 13 años en Twitter. Es verdad que utilizándolo de formas distintas: al principio con mis amigos de instituto y ahora de otra forma, lógicamente, como pseudopersonaje público. Nunca he notado, no creo que hubiera una época dorada pasada. Igual sí la había, pero en mi experiencia propia es lo que es: hay mucho gilipollas, hay gente interesante, a veces se aprende, y en otras es una puta mierda.

Pero bueno, es muy natural el idealizar el pasado. Es fácil caer en esas cosas, pero yo intento poner un poco los pies en la tierra y decir “bueno, no es para tanto“.

Después de escuchar tus canciones y mientras estamos charlando, me sorprende esa especie de desencanto que se puede notar. Quizás porque siempre se suele tachar a los jóvenes de despreocupados, de poco comprometidos, y no es tu caso.

Yo pretendo ser optimista, eh. Pero para mí, el tema del disco es intentar fijarse en las cosas, el prestarles atención es necesario para dar el siguiente paso que es mejorarlas: ese es el gran concepto, que a veces se cumple más o se cumple menos. Yo intento ser optimista a pesar de que la vida a veces es complicada.

Más que desencanto, entonces, es esa capacidad de saber diferenciar entre lo que está bien y lo que está mal.

Intento ser crítico. Le doy muchas vueltas a la cabeza, quizás no de una forma del todo sana. De hecho, mi intención con el disco creo que es más luminosa que otras cosas que he hecho.

Esa sensación tengo yo. Y eso que los tema de amor, que son los que más se recuerdan, más que hablar de desamor, hablan de algo que no se alcanza, de una falta de atención por parte del otro.

Sí, más o menos sí. Como la soledad, de alguna manera. No es tanto una ruptura sentimental, sino un desencanto, una desilusión. Me interesan más esos sentimientos.

No sé por qué pero tengo la sensación de que con esas canciones la gente se puede sentir más identificada, porque las rupturas siempre tienen un componente más personal.

No soy muy experto, pero cada ruptura tiene lo suyo. Mientras que no te hagan ni puto caso, que te apetezca que alguien te hable y no te hable, eso creo que es un sentimiento más generalizado. No es una decisión consciente de esto le gusta más a la gente, pero me interesa más.

Para mí, la decepción, e incluso en las canciones políticas, son canciones de decepción política. Y es un sentimiento que, en general, si tuviéramos que decir cuál es el gran tema del que he hablado, es ése.

Eso mismo te iba a decir: según vamos hablando, es ésa la sensación que saco.

Quizás el gran tema, no es que sea pretendido, es la decepción.

La verdad es que soy recurrente con el tema del amor: se lo he preguntado a diferentes músicos, porque hay muy pocas canciones que realmente hablen de amor.

Eso es totalmente cierto. Yo hice un experimento durante un par de años: saqué por San Valentín, dos años (este último no sino en los anteriores), dos o tres canciones, intentando, esforzándome en hacer canciones de amor feliz. Una de ellas es “El Amor“, que más o menos le gusta mucho a mi público; otras no han tenido tanto éxito, pero sí, me esforcé por eso, porque me di cuenta de eso, que no puedo ser tan llorica todo el rato.

Pero tampoco es por llorica, es que no creo que sea fácil hacerlas.

Esto es como lo que decía Dostoyevski: todas las familias son distintas, pero las felices son todas iguales. Pues la felicidad igual, es una cosa mucho más complicada de explicar.

El problema es que también corres el peligro de resultar cursi.

Claro, es que también es un miedo. Yo soy pudoroso, a mí me dan vergüenza. Entonces, intento evitarlo. De hecho, ésta que te digo, “El Amor”, a la gente más o menos le gusta, la canto en todos los conciertos, pero yo siempre lo paso mal. Paso un ratillo un poco regular, porque me cuesta mirar, parece un act, pero es que genuinamente me cuesta mirar al público: me adentro porque si no, no puedo hacerlo.

Volviendo un poco a la calidad de las letras que haces, ¿nadie te ha pedido que les escribas alguna canción?

Sí, alguna vez ha ocurrido, pero nunca ha llegado a efecto. Pero sí, he escrito cuatro o cinco canciones, que igual están rulando por algún despacho, pero nunca ha salido nada. Yo supongo que seguiré intentándolo, porque me parece un trabajo guay. Pero soy lo que soy, y llego hasta donde llego.

Ahora que estamos terminando, te preguntaría si tienes conciertos cerrados, pero ahora mismo eso es una quimera.

Donde me dejen. Tengo uno en Barcelona, que estoy contando las horas a ver cuándo lo cancelan. No me atrevo a sacarme el billete de tren todavía.

Claro, es una situación… ¿que cómo lo vives?

Pues al principio muy mal. Yo este verano iba a hacer un par de festivales, que iba a ser una pequeña escalada para mí. Iba a hacer una serie de conciertos que me hacían ilusión, que pensaba que podían tirar un poco para adelante mi carrera, de alguna manera, y se han cancelado. Y ya es como… hay momentos peores, en otros es como si se me hubiera pasado, porque las oportunidades a veces sólo pasan una vez. Pero realmente la vida es así, tampoco tiene mucho sentido. Hay gente que le ha venido muchísimo peor la pandemia, me parece un poco obsceno llorar como músico. Yo no vivo de la música, ni tengo aspiración de ello en un futuro cercano.

Es una putada, me ha dado pena, hay veces que me deprimo un poco más, otros que me la suda. Y ahora es donde me dejen tocar, tocaré, y donde no me dejen, pues…

¿Y escribiste muchas canciones durante el confinamiento?

Al principio, casi nada, pero más hacia el final, sí, algunas del disco. No sabría decirte cuáles son, más o menos. “Bicimur” es la última que hice, que ya se podía montar en bicicleta… era otra experiencia.

Pero vamos, no mucho, no estaba yo todo el día con la guitarrita, si es que… En un primer momento, el primer día, pensé en hacer una canción cada día, aunque sea mala. Pero al final se me pasó al día siguiente, y ya fue como pero qué coño dices, tío. En fin…

He leído que ibas a hacer una colaboración con Ghouljaboy.

Bueno, hablamos, somos conocidos, nunca le he tratado en persona, y le dije, vamos a hacer una colaboración. Yo le pasé una cosa con la guitarra, y si se hace, es a largo plazo. Pero bueno, yo le admiro mucho y creo que podría ser divertido. También está guay salirse un poco de los márgenes que uno maneja.

Me resultó interesante, porque lo descubrí el otro día en el Monkey Week. Pero el caso es que en ocasiones me “chocaba” contigo, porque además del concierto hizo un tutorial sobre cómo hacer bedroom pop, pero luego hizo otro con el cantante de Space Surimi, sobre referencias de música urbana. 

Es que él, si lo escuchas en su primer disco, es superinteresante: es una especie de álbum de trap, pero muy loco. Luego sí que se ha movido a un rollo más reverb, más Mac DeMarco… Es una persona con un bagaje muy interesante.

Si surgiera la oportunidad de hacer alguna colaboración, ¿con quién te gustaría?

No soy yo muy fan de colaborar por colaborar, en general, así que no sabría muy bien qué decirte. Hay muchísimos artistas que admiro mucho, con los que me gustaría sentarme y hacer música juntos, pero eso tiene que pasar. Para mí, por lo menos, no tiene mucho sentido forzarlo.

Yo por pedir diría que La Estrella de David.

Por ejemplo, una persona con la que me gustaría sentarme, echar una tarde.

Saldría una cosa muy interesante.

Seguramente. Es una persona que admiro mucho.

 

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