Crónica Primavera a la Ciutat Barcelona 2025: De todo lo finito y lo infinito

Por María José Bernáldez 0

girando por salas 2025

Las actividades paralelas del Primavera Sound en Barcelona siempre son un reclamo interesante para solucionarte un día laborable tontorrón si vives en la ciudad o una buena excusa para venirte antes si vienes desde fuera. Cada año es una gymkana de nuevas normas, peleas ficticias para conseguir las entradas y batallas de salas y horarios. El Primavera a la Ciutat 2025 es el premio a la paciencia y la organización.

¿Merece la pena? La respuesta está más que clara: sí.

El Primavera Sound empieza y termina. Pero puedes elegir dónde y cuándo comienza y el final, bueno, querrás siempre estirarlo a todo lo que dé, para eso existe el Primavera a la Ciutat.

 

El lunes dudamos entre quedarnos en casa o lanzarnos a lo desconocido, siendo lo desconocido las Tristwch Y Fenywod, una banda de goth rock forestal que canta en gaélico. La sala Laut con lo opresivo de su espacio consiguió terminar de dar forma al conjuro con el que nos mantuvieron en vilo. The Quietus les dio el título de mejor disco de 2024 y entendimos perfectamente por qué. Si aun no las conoces y elguna vez te lo has gozado con The Cure, dale.

 

En la Sala Apolo nada puede sonar mal y, tras tomar la difícil decisión de si quedarnos en la sala principal o en la 2, optamos por la primera. Pero bien es cierto que la acústica es impredecible y en el camino al baño podías escuchar parte de lo que sonaba en la sala contigua. Con tanto solape estos días, la verdad que escuchar a través de una puerta mi canción favorita de las Lambrini Girls suena hasta a premio. Pero los conciertos elegidos compensaron con creces la pena de la elección.

 

Youth Lagoon DESLUMBRÓ. ¿Sus armas? Un radiocassette, un bate de béisbol y una sensibilidad fuera de lo común. Su último disco es uno de nuestros favoritos de este año y lo desgranó con tranquilidad y un sonido apabullante. La compenetración de Trevor Powers con el resto de la banda en un show medido al milímetro con los loops de vídeos caseros que sonaban desde un radiocassette que tú también has tenido, su baile entre la guitarra y el piano y un final con el bate de béisbol contra el suelo como elemento de rabia y percusión conseguía meterte en su narrativa y te dejaba con la sensación de que estabas ante un verdadero cabeza de cartel. 

 

Y entonces salió ella, Nilüfer Yanya parecía ser el reclamo principal de la mayoría del público, que guardó un silencio sepulcral que echamos de menos en el concierto de Youth Lagoon. Su último disco y la canción que le da título, Method Actor, abrieron un setlist en el que, efectivamente, ella luce a actriz de método. En busca siempre de la perfección instrumental le resta un poco de espontaneidad a su directo, pero claro, ese sonido impecable sería bastante difícil de mantener si no lo hiciera así. Versionó a PJ Harvey ( y su estética guitarrera de los noventa la homenajeó un poco también desde el outfit) y se regaló con un setlist que repasaba todos sus hits que ya suman  más de los que caben en un concierto en este formato. 

 

El miércoles llegó y, de nuevo, había que elegir entre todas las posibilidades disponibles. Nada vence a la oportunidad de poder ver a Beach House en sala, así que a la Razzmatazz de cabeza. Absolutamente abarrotada pero sonando bien estuvieras donde estuvieras, los de Baltimore intentaron arrancar dos veces con Levitation pero algún problema técnico les hizo recomenzar desde otro punto. Victoria Legrand vestida de cuero y escondida siempre tras su pelazo y su teclado nos puso a todos en órbita. Eligieron un setlist no demasiado trillado y sus luces, visuales y experiencia hicieron todo lo demás para que, una vez más, cayéramos embrujadas con su dreampop. Un espectáculo infinito dentro de los límites del tiempo. Cuando se abrieron las puertas de la sala y entró toda la luz de la tarde sobre Barcelona (bendito horario de verano) nos pilló a todas por sorpresa y fue duro tener que salir de ese universo paralelo en el que nos tuvieron cerca de dos horas.

 

Podríamos haber ido desde allí el Parc del Fòrum a la jornada inaugural, pero decidimos probar suerte en la sala Enfants con la fiesta de Young Recordings. Un acierto. 

Nos recibió John Talabot, al que la verdad sólo vemos en este festival y mientras intentábamos adivinar quiénes eran los special guests prometidos vimos un miniconcierto de John Glacier, que nos dejó sin palabras, porque esperábamos que pinchara pero no, se subió al escenario y cantó, un regalo que no esperábamos para una noche que prometía no terminar pero a la que pusimos fin tras Koreless (y su amago de plantarnos Freed from Desire) e Isabella Lovestory. Porque el Primavera Sound 2025 está aun por empezar, en realidad.

 

*Fotos: Clara Orozco.

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