«Picnic In Hanging Rock» de Joan Lindsey
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Ahora que estamos en el 50º aniversario de la sobrecogedora adaptación fílmica que un joven Peter Weir llevó a cabo de “Picnic In Hanging Rock”, Impedimenta reedita esta obra maestra de lo que se podría denominar perfectamente como un gótico metafísico de desapariciones. O algo así. La verdad, intentar delimitar la esencia estilística de esta novela resulta algo imposible. Y más, cuando su autora, Joan Lindsey, parece haber invocado dotes de hipnosis para su lectura. No en vano, si por algo se mantiene igual de fresca, e incluso más inquietante, que en su día es por su magistral dominio de los tempos y las intensidades del misterio, dando lugar al cuento de fantasmas más terriblemente realista que nos ha brindado el mundo de la literatura en la segunda mitad del siglo XX. Un prodigio por el cual la polifacética artista australiana se ganó un puesto al lado de gigantes de la novela de terror gótica como Shirley Jackson y la inigualable Angela Carter.
A diferencia de estas dos, “Picnin In Hanging Rock” rezuma una extraña sensibilidad oceánica en su manera de describir la naturaleza y los ritos armados en torno a una temática que colinda perversamente con los arquetipos temáticos del “folk horror”.
Se mire por donde se mire, estamos ante una novela cuya proyección espectral nos envuelve en una atmósfera, incluso, más perturbadora que en la brillante versión cinematográfica comentada anteriormente. Todo un hito de la literatura aussie que, aún por encima, siempre ha contado con el misterio de no saber si se trata de una historia basada en un hecho real o si es completamente inventada.
Poco más que decir acerca de una lectura que daría para un libro acerca de la misma. Y que, desde su aparición en 1967, no ha sido superada en cuanto a todo lo apuntado previamente. Además, de contar el factor que sólo consiguen las novelas que dejan huella: en este caso, transmitir una sensación de inquietud indescriptible en su singularidad, de la que resulta difícil desprenderse y de la que tampoco te quieres olvidar en la vida.
