Crónica Contempopránea 2025: Si no está to perdío, juro que volveré

Por María José Bernáldez 0

Como todos los años de un tiempo a esta parte, la pregunta detrás de cada Contempopránea es la misma: ¿será el último que vivamos? Pero el caso es que el festival sigue sobreviviendo y la pregunta, después de este Contempopránea 2025, hay que cambiarla a ¿dónde y cuándo lo viviremos el siguiente?

 

Tras despedirse de la mítica ladera del Castillo de la Luna en Alburquerque, el festival comenzó una peregrinación por tierras extremeñas buscando un nuevo hogar para el pop. Parecía que Olivenza iba a ser la sede para bastante tiempo, pero este año sorprendían con su apuesta por Don Benito, con cambio de fechas incluído.

¿Ha sido buena idea pasar el Contempopránea 2025 a Don Benito? Definitivamente, sí.

 

Para los que no tengáis mucha idea de Extremadura, os doy un par de pinceladas: es una comunidad geográficamente muy extensa y muy mal comunicada. Hace mucho calor. Somos gente muy acogedora.

¿Y Don Benito? Pues tiene la suerte de estar, quizá, algo mejor comunicada. Hay bastante alojamiento (contando con todas las zonas de alrededor). Y la gente siempre está en la calle. Buena fórmula para el éxito.

 

Lo del calor…bueno. Tal y como está el planeta ahora mismo, mover el festival dos meses para evitar insolaciones ha evitado una tragedia, claramente. Hizo calor, casi perdemos a La Habitación Roja en un concierto sin sombra a mediodía. Cosas típicas del Contempopránea, a pesar de pasar de julio a octubre

 

Los conciertos gratuitos en la plaza funcionaron de escándalo. Sobre todo la noche del viernes, en la que hubo lleno total. Tocaban Patronato, flamantes ganadores del concurso de nuevos talentos del festival, defendiendo el título de manera bastante sobrada. 

 

 

Pero también tocaba una banda local, Bolsa de Moscas. La casualidad quiso que les viéramos el día antes en Madrid dentro del ciclo de MAZO Madrid, en la Sala Siroco y luego, aquí. Y os diré una cosa: quizá sí que se puede ser profeta en tu tierra. Las mismas canciones, dos conciertos distintos. Hay futuro en las bandas emergentes extremeñas porque las ganas y el talento están ahí, sólo hace falta un empujón. Si en Madrid, en sala, convencieron a los desconocidos que pasaban por allí, en su tierra desplegaron todas sus armas y estribillos y se llevaron los gritos de “escenario principal” como deseo para futuras ediciones. Guitarras, sintes, batería, estribillos pegajosos. La fórmula parece simple, pero el resultado fue espectacular.

 

 

 

Luego vino Marlena a poner patas arriba a todo el público queer. Con cero referencia de cómo sonaba su música, ver a todo el mundo coreando y comprobar que había guardianas de la primera fila desde bien temprano para verla a ella nos hizo darnos cuenta de que, sí, hay que ampliar las miras cuando haces un cartel de un festival. Salir de los límites de las etiquetas para atraer a un público más heterogéneo: a favor.

 

La plaza fue amortizada con creces también en la jornada grande del festival, la del sábado. Primero con la cesión del espacio para la lectura de un manifiesto denunciando el genocidio de Palestina.

Depués, mientras buscábamos una sombra desesperadamente, La Habitación Roja, en formato acústico, con Jorge y Pau, regaló a los que llevamos muchos Contempopráneas a nuestras espaldas un setlist lleno de grandes éxitos que nos llevó por el camino de la memoria, salpicando alguna que otra canción nueva que tienen los mimbres suficientes para ser clásicos instantáneos si les das una oportunidad. Los cacereños Hombre Tigre cerraron la parte gratuita del Contempopránea con su electropop.

 

Un paseíto nos llevaba desde los conciertos de la plaza a la sede del festival. Igual, si no lo sabéis, Don Benito tiene un poder de convocatoria que ríete tú de los eventos de IFEMA. Su ferial es: enorme. Lo que da mucho juego para poder hacer de los conciertos la mejor experiencia posible.

 

Una parte exterior en la que, graciasadios, todo era sombra (igual, nadie esperaba que a principios de octubre hiciera ese calor, en julio hubiéramos caído deshidratadas) y que ojalá hubiera tenido más conciertos programados, porque disfrutamos por todo lo alto de la verbena de Carlangas (que, esta vez, no le dio las gracias a la Junta de Andalucía, perdonamos pero no olvidamos) y nos sorprendió mucho como fans sin remedio que somos de Depresión Sonora que somos, ver a toda la chiquillería siendo más fans que nosotras y haciéndonos vivir un verdadero show de la GenZ viviendo y sintiendo un concierto.

Trasladadas al interior de uno de los pabellones ya para la recta final del Contempopránea 2025, destacamos a cuatro ganadores de la noche:

 

  • La Casa Azul: Da igual los años que pasen. Da igual si te quedaste en las canciones de los dosmiles o te pirran las bandas que existen desde hace una semana. Si guille Milkyway sale al escenario, vas a bailar. Cañones de confetti, juegos de luces, canciones que viven en la parte de atrás de tu cerebro. La fórmula perfecta para no fallar nunca. Guille, te veríamos tocar todos los días de nuestra vida.
  • Sanguijuelas del Guadiana: El fenómeno extremeño del año. Indiscutible camino en ascensión de los de Casas de Don Pedro. Me las doy de extremeña defensora de la tierra, pero en este verano ellos han pisado más pueblos de Cáceres y Badajoz que yo en toda mi vida. Esperé para verles por primera vez en directo en este Contempopránea y, la verdad, mereció la pena. Salí de la marabunta del público para observar bien qué pasaba y fue algo terriblemente emocionante lo que viví. No había nadie pajareando. Todas las barras, vacías. Hasta los camareros salieron de sus puestos para verles. De menos a más, crearon una atmósfera festiva pero profunda con la que te daban ganas de tatuarte la bandera de Extremadura en la frente. Revolá se ha transformado este año en el nuevo himno de la región y este partido que jugaron en casa les salió absolutamente redondo.
  • Carolina Durante: Claro, sal tú después de Sanguijuelas a tocar y ver qué pasa. Se ve se lo tomaron como un desafío y Carolina Durante decidieron dar el mejor concierto del festival. Nos lo debían. Por hache o por be llevan unos años dejándonos compuestas y sin concierto estando programados pero, ay, vinieron a hacernos olvidar todo. Con un Diego Ibáñez tan recuperado de su lesión que sacó la muleta ya sólo como icono del verano de 2025 y decidió hacer crowdsurfing porque quién dijo miedo habiendo hospitales. Con todo el público loco por vivir físicamente cada estrofa, cada quénoshapasadosinohapasadonada. “Elige tu propia aventura” les ha subido a los altares de la escena nacional y ya siempre se nos quedan cortos los setlists porque tienen tantos hits que no caben en sólo un concierto. ¿La solución? Por supuesto, cuando fuimos capaces de bajar del cañonazo de adrenalina y dopamina con el que nos atacaron, comprarnos entrada para el siguiente concierto que nos toque cerca (en Portugal, claro, lo que nos queda cerca) 
  • Mala Sangre: Después de unos Alcalá Norte algo descafeinados, el cierre corría a cargo de uno de los miembros de la New Wave Extremeña. No es un concepto que me haya inventado yo (ojalá), sino un movimiento que ha salido de las ganas de hacer cosas desde aquí y lanzarlas al mundo. La electrónica de Mala Sangre, manufacturada en el momento, te atrapa y engancha desde el primer momento. Un espectáculo completo: la escenografía, los visuales, las luces, el sonido envolvente, la creación en directo, el bailarín salido del infierno que ya no sabes si es real o parte de tu imaginación. Todo suma en un cierre difícil de olvidar que nos dejó con ganas de más. 

 

No sabemos cuál será el siguiente paso que dará el Contempopránea. Visto el éxito de esta edición, se puede apostar por un tiempo de continuidad en Don Benito. Aunque nos gusta bastante ese concepto nómada en tiempo y espacio del festival, al fin y al cabo, lo importante es el pop y el resto, sólo detalles técnicos.