Zahara en la sala Museo
Por 22 noviembre, 2010 13:440
Llegué a la puerta tarde y más tarde comenzó. Con el frío de noviembre y narices coloradas, adentramos nuestro cerebro a la sala de conciertos, todos íbamos con las ideas claras, íbamos a por canciones que desgarran. Lo que encontramos fue un concierto pensado para los amigos, pasarlo bien y reírnos. Fue casi casual.


Cuando Zahara se subió al escenario, preparó su guitarra y las disculpas, todos nos derretimos cuando expuso sus excusas. Perdonada, comenzó con “Adiós”, hasta trasladarnos a sus líneas sensoriales, hizo que saliera la primera mueca de dolor al desafiarnos sobre escritos de canciones de amor. Sumergidos en su habitación con olor a cigarrillos de liar y alcohol pasado de fecha, avanzó el concierto hasta ese “Photofinish”, el corazón de todos tambaleó y por nuestras bocas abiertas, debido a la distracción de esos agudos tan serpenteantes y precisos, salió el trozo de alma que la chica pop, puso en cada letra de cada canción. Y en medio de esa armonía de radiografías de nuestros interiores, acudió a los chicos que les corre cafeína en vez de sangre por sus arterias.
Con Miss Caffeína, interpretó “Lisboa”, y en un viaje infinito, tocamos la luna y arrojamos todas las penurias y fatigas que notamos hasta el momento, empezó a correr calor en nuestras pieles. Zahara, se despidió por el momento, dejó al desnudo a Alberto Jiménez y Sergio Sastre, con letras que hablan de gravedades imposibles, amores que calientan el globo terráqueo e incomprensión. Nos dejaron el sabor de boca de aquel que quiere hasta destrozar su espina dorsal e intenta cambiar el mundo con canciones electrizantes. Cuando anunciaron “Mi rutina preferida”, nos saltó la sonrisa a los labios, preparamos nuestra memoria y acompañamos al líder del grupo, que en una nube a kilómetros del suelo por esa inesperada intervención, se dejó hilar el momento a su sien. Y dijo, “nunca lo olvidaré”. Con un “laralalalá” en “Ley de gravitación universal”, empezamos a creer que lo imposible podría ser posible, flotando en esas gravedades sumergidas en nuestras vidas. Subieron a Zahara al escenario (mientras que ellos lo abandonaban) y dejaron paso a un gran amigo de la artista, Joaquín Calderón, hicieron un espectáculo en el que velamos al pequeño al que estaba dedicada “Mirándote”, continuaron con la presentación de una nueva canción de Zahara, “El leñador y la mujer América”, concisa pero intensa. Y celebrando el “Funeral”, vimos que los chicos cafeína volvían a ascender a las tablas.


En un zig zag entre “Píldoras” y farándulas de “Cabaret” vimos el final acercándose, las personas que había por allí, caldeaban el ambiente cada vez más, matando al monstruo interior y pensando en una vida mejor. Entre marcas de piel y el sentimiento tonto que enmaraña nuestras ideas, dejándolas en historias que quedarán por contar, fuimos capitanes de un barco sin timón y alabamos al “Chico fabuloso” de Zahara, mientras ella se bajaba a cantar ese estribillo inexistente del que se quejaba antes de empezar el lado cursi de su disco.
En conclusión, faltaron ganas de cantar. Aunque, con poco hicieron un concierto que a medias, nos gustó, al menos eso respiré en el ambiente, todos preguntábamos al infinito qué había pasado “Con las ganas”, parece que la chica que cuentas historias enredadas, no quiere acordarse del pasado frío y oscuro. Y aunque los chicos de Miss Caffeína nos obligaron a arrancar sentimientos con letras sacadas del corazón, ella suavizó cada momento con diálogos extensos cargados de humor irónico. Faltó el clímax de un concierto acústico, faltaron, como dije antes, las ganas de hacernos paralizar. Y temblando de frío, abandonamos el concierto, como quien dice por la puerta de atrás.
SET LIST ZAHARA + MISS CAFFEÍNA
Adiós.
En la habitación.
Chica pop.
Photofinish.
Lisboa.
N=3.
Perfecto.
3000.
Mi rutina preferida.
Ley de gravitación universal.
Mirándote (con Joaquín Calderón).
El leñador y la mujer América.
Funeral.
Píldoras.
Cabaret.
Capitán.
Chico fabuloso.