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Berlín Festival 2011: Este año sí

Por Travisss 0

El Enano Rabioso volvió a Berlín. La experiencia de hace dos años nos gustó demasiado como para no volver.
Este año sí hubo festival, un Berlín Festival en condiciones, al contrario que la pasada edición en la cual se vieron obligados a desalojar a eso de las 12 de la noche debido al exceso de aforo (recordemos que la tragedia de la Love Parade era muy reciente). Pero volviendo a este año, con una subida de precio en las entradas (un 80 % más caras) y dividiendo el festival en dos, por un lado los conciertos en el fantástico aeropuerto de Tempelhof y por el otro, la cultura de club en el Arena de Berlín, hicieron que se disfrutase tranquilamente de todo lo que queríamos ver (o lo que el cuerpo nos dejó).

Ambiente festival por Geert Schäfer

El viernes tocaba empezar con Yelle, sí como leen, a las 4 de la tarde y con un escenario a reventar de gente con ganas de bailar con la francesita. Demasiado para mí que aún no me había quitado las legañas de los ojos. Así que mientras asimilábamos la distribución del recinto (un escenario principal y dos secundarios, cientos de puestos de comida, baños y barras en los cuales no hubo que hacer cola durante todo el fin de semana) pusimos rumbo al escenario principal donde The Rapture iban a presentar su nuevo disco. Intercalando temas nuevos (los cuales espero no volver a escuchar en mi vida) o de sus anteriores discos (sin palabras se queda uno al ver que la gente no conoce “House of jealous lovers”) nos hicieron pasar una hora bastante entretenida, nada que ver con las fiestas que se montaban antes en sus conciertos y es que la marcha de Mattie Safer se ha notado y mucho. Y para terminar, su ultimo single “How Deep is Your Love” que suena igual que en disco, pero es la que todo el público estaba esperando. Mientras la cerveza empezaba a inundar el ambiente, The Drums salían a escena, y conforme salieron, servidor puso rumbo al segundo escenario ya que los de Brooklyn son incapaces de sacarme una leve sonrisa, un ligero movimiento de pierna. Francamente para escuchar sonidos planos y ver a cuatro jovenzuelos hacer el tonto me quedo en casita. Poco después (y con un retraso generalizado en todos los escenarios) llegaba el turno de Health. Si los has visto una vez, ya lo has visto todo, pero una vez al año se necesita una soltada de melena de estas características. Fuerza, pasión, garra, energía, todo lo que uno espera de ellos. Suenan perfectos (quizás demasiado) y tras 40 minutos se van, empapados en sudor como los pocos que nos acercamos a verlos. Grandes.
Era el turno de Battles, otros que han perdido a un miembro entre sus filas, lo que hace que ellos mismo hayan perdido el rumbo. Las nuevas versiones de “Atlas” o “Tonto” no hay por donde cogerlas y los temas nuevos se desinflan a los dos segundos de empezar. Otros a los que se les ha pasado el arroz, nada que ver con Clap Your Hands Say Yeah. Muchos recordarán la pobre actucación que ofrecieron en el FIB hace unos años, pero es que los chicos se lo han tomado en serio y con un recién estrenado “Hysterical”, donde los americanos mantienen el tipo, y con un repaso casi al completo de su homónimo primer album e intercalando un par de temas del segundo, hicieron que a todos los allí presentes se no pasese el concierto en un plas. Bailando, cantando y como no, sin parar de aplaudir.

Primal Scream por Geert Schäfer

El momento negativo llego de la mano de mi jefe, ese señor que te llama por telefono y te dice que al día siguiente te toca ir a trabajar, así que rumbo a la barra, tomarse varios Jägermeister y poner rumbo al que sería nuestro último concierto de la jornada, y qué concierto. Primal Scream Present Screamadelica, por fin, y es que aún no se habían dignado a hacerlo en Berlín y había ganas, muchas ganas de vivir esto. Qué podemos decir, una hora y media donde Bobbie lo dio todo, donde Mani no iba tan pasado, donde cambiaron el orden del disco (para mejor) como están haciendo en toda la gira, donde en los bises cayeron “Country Girl”, “Jailbird” y “Rocks”. Unos Primal Scream en estado de gracia.

Eran ya las 11 de la noche, el festival cierra a las 12 y aún tocaba cambiarlo todo para que Suede cerrasen la jornada, pero tocó irse a dormir mientras Santigold ponían patas arriba uno de los escenarios secundarios, donde otros hacían cola para coger los autobuses gratuitos que te llevaban hasta el Berlín Arena donde Dj Hell o Diplo tenían programadas sus sesiones. Un pena, pero aún nos quedaba la jornada del sabado.

Suede por Geert Schäfer

Al contrario que la jornada anterior, donde tocó decidir y dejarse cosas como CSS, Hercules & Love Affair o Apparat Band, el sábado estaba marcado por los no-solapes, los no-cabeza de cartel y un recinto a reventar (bastante más público que el día anterior). Vale que el calor invitaba a salir (el viernes estuvo lloviendo casi todo el día), pero para ese cartel tampoco era necesario. Así que sin más llegó The Black Angels para inaugurar la jornada rockera. Y es que con su psicodelia nos llevaron a los años 70, sonando sucios pero bien, quizás demasiado sucios y con un horario no muy bueno ya que a altas horas se hubiese disfrutado mejor. Mejor no ponerse quisquilloso que eran ellos o The Naked and Famous. Nada más terminar, tocó emigrar para lo que se convertiría en el concierto más multitudinario del festival, Beirut. Y es que uno ya está mayor para saber que está de moda y que no. Un concierto que hace unos años hubiese congregado a cuatro fans y cinco curiosos, resultó ser el más esperado por la muchedumbre, donde la gente bailó, cantó y disfrutó de ese folk que ellos hacen. Esas trompetas que te llevan hasta una película de Tarantino. Sin duda los temas de su “The Flying Club Cup” fueron los mas coreados. Y antes de que empezase el bakalo, tocaba pasarse por Buraka Som Sistema, quienes se llevaron el peor sonido del festival, una pega que poco importaba a todos los allí reunidos, ya que la fiesta, el desenfreno y las 100 chicas que hicieron subir al escenario hicieron que esos 15 minutos no se olviden jamás. Una pena de sonido.

Boys Noize por Geert Schäfer

Era el turno del Fuego y del Humo, o como lo conocen por aquí, Boys Noize. El de Hamburgo tenía ese as escondido bajo la manga, ya que si no fuese por el espectáculo que llevaba no hubiese tardado ni dos minutos en irme de allí. Así que al ver que cada tres minutos se volvía a reptir la secuencia de primero fuego y luego humo, mientras no dejaban de sonar subidones eternos y la gente saltaba y gritaba al ritmo del subidón, uno se despidió del escenario principal para ir a acompañar a los cuatro gatos que esperaban el concierto de dEUS. No soy muy fan de los belgas, es más, no puedo escuchar un disco de ellos entero, pero sabes que en concierto nunca te van a defraudar y esta noche, no iba a ser menos. No me pregunten si tocaron ésta o la otra, ya que no me conozco el nombre de los temas, pero todo el que estaba allí disfrutó de una buena dosis de indie-rock como marcan los cánones.

Beginners por Geert Schäfer

Antes de poner el cierre al festival con Mogwai, tocó pasarse para ver el cabeza de cartel de la jornada. El regreso a los escenarios de unos tal Beginner. Hip Hop en aleman de unos tíos que fueron muy famosos aquí, porque en otro sitio no creo que sean capaces de vender un solo álbum. Seis años de parón que les han servido para que se conviertan en una leyenda en esta tierra. Y como tocaba, rumbo al escenario secundario para despedirnos con Mogwai. No será el mejor concierto que les he visto, pero una sesión de post-rock antes de irse a dormir siempre bien. Pequeños fallos hicieron que entre tema y tema tuviesen que parar para conseguir el sonido que ellos buscan y eso hizo que el concierto perdiese algo de ritmo. Ritmo el que ponía la gente para cojer los autobuses hasta el Arena donde esa noche era el turno de Brodinski y Public Enemy (aun no he llegado a entender porque no estaban programados en el recinto del festival).

Sin duda, el año próximo toca volver, con mantener el nivel de este año y la no masificación ya hace que se convierta en un festival con mucho futuro. Un mini Primavera Sound pero en Berlín.

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