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Ebrovisión 2012; igual de bien que siempre

Por Redacción EER 2

Estuvimos en el último Ebrovisión de Miranda de Ebro, que nos dejó la misma sensación de siempre; la de ser un festival cómodo y perfecto para su disfrute.

Llegamos el jueves bien entrada la noche con las fuerzas justas para echar la tienda al suelo, y dirigirnos al club Orosco en el que pinchaban los componentes de Buffetlibre, Djs que han ganado últimamente mucha popularidad en el mundillo, y que nos entretuvieron poniendo temazo tras temazo.

Bien entrada la noche, nos fuimos a descansar, hasta bien tarde, ya que gracias a acampar dentro un pabellón, no hace excesivo calor, pudiendo descansar tanto como te permita la facilidad que tengas para aguantar los ruidos de dentro del pabellón, o bien acampando fuera a la sombra, opción válida también aunque en caso de lluvia pueda ser un inconveniente.

El ambiente en el pabellón y en los conciertos, impecable, y esa es la verdadera gran baza del festival. Durante dos días te sumerges en un ambiente casi familiar, con gente de gustos afines y que quieren pasar un buen rato. Eso sumado a otras facilidades que te da la organización (el sistema de buses continuo, agua caliente, la sala Orosco para continuar la fiesta hasta altas horas de la madrugada…) hacen de este festival una experiencia tremendamente recomendable y muy disfrutable.

Ya el viernes acudimos directamente a ver el final de Pegasvs, dúo formado en Barcelona y cuyo electropop de sintetizadores no pega demasiado como primera actuación del día, y que destacó especialmente por sus temas la melodía del afilador y el final de la noche.

A continuación uno de los grandes reclamos y elemento diferencial del festival respecto a cualquier otro este año: la reunión después de tres años de El Inquilino Comunista. Grupo referencia del indie español de los 90 con muchos aires a Pavement, resultó ser también demasiado temprano para una gran mayoría de gente, aunque los que estuvimos disfrutamos al máximo de una actuación mejor conjuntada de lo que cabía esperar, con temas como Lucy o Brains Collapse X y con unos músicos muy entregados encima del escenario.

Les siguió el proyecto de Ale Acosta y Nita, Fuel Fandango. Pasajes electrónicos con aires flamencos que resultó ser muy animado, poniendo a la gente a saltar y bailar con temas como Shiny Soul o Just o incluso a sentarse para el posterior subidón electrónico en Always Searching. Era el turno entonces de Corizonas, supergrupo de americana formado por Arizona Baby y Los Coronas, grupo este último al cual adoro y espero ver por separado lo antes posible. Lo hicieron muy bien, aunque tengo que reconocer que la unión no termina de gustarme, por muchas versiones de Pink Floyd que se marquen.

Aproveché cuando terminaron para descansar un rato y cenar, volviendo justo cuando Sidonie cerraba con su versión de MGMT, perfecta para subir un poco el ánimo antes de que The Sound of Arrows pusieran la guinda a la tarde. La verdad es que el electropop de los suecos no sonó bien, con muchas partes pregrabadas, pero los temas son los temas y de eso van sobrados, resultando tremendamente divertidos y entretenidos, con canciones como Rome, Wonders o su hit M.A.G.I.C. que hicieron casi totalmente en playback tal y como hacen los propios MGMT con Kids.

Para terminar, a la Sala Orosco hasta altas horas de la madrugada donde fuimos de una sala a otra escuchando los hits que pinchaban Optigan1, Patrullero y los Dj’s del Ocho y Medio. Y bueno, al llegar al pabellón para dormir, la interpretación solitaria de algún trasnochador de temas como Un Buen Día o Qué puedo hacer de los Planetas. Nota graciosa, y atención, briconsejo: es conveniente llevar tapones para dormir en el pabellón si se tiene el sueño ligero.

El sábado nos levantamos a las pocas horas de acostarnos para llegar a la comida popular que se hacía en el centro del pueblo; 2€ por un plato de arroz (regulero) o macarrones mientras disfrutábamos de los conciertos de Thee Brandy Hips (enormes los donostiarras con temazos como Cynicism, Kosmikar o In My Room) y donde luego tocarían también Niño Burbuja y Grises, los cuales me dolió mucho perderme, pero había que guardar fuerzas para por la noche poder estar a tope.

Los conciertos de la tarde los abrieron Los Punsetes, que ofrecieron un concierto sorprendentemente bueno (la verdad es que no esperaba gran cosa, pero de sabios es rectificar) en el que Ariadna sin moverse ni un pelo durante la actuación fue desgranando temas viejos y muchos nuevos de su gran disco “Una Montaña es Una Montaña”, en el que no faltaron Tus AmigosFondo de Armario.

Llegó el momento de La Habitación Roja, que fieles a su estilo dio un muy buen concierto de pop-rock en el que Jorge Martín cantó bien y su banda estuvo muy entonada, y en el que las canciones de su último disco funcionaron tan bien como las de Universal, los dos discos de los que más tiraron.

Grupo de Expertos SolyNieve fueron los que a continuación dieron un concierto de los de emocionarse, quedarse con la piel de gallina y la lágrima a punto de asomar por la comisura de los ojos.  La Nueva Reconquista de Graná o Dime de su nuevo disco fueron muy emotivas, aunque quizá no tanto como La Reina de Inglaterra, demostrando que ambos discos tienen cabida en su propuesta.

Y fue el turno de Love of Lesbian, momento en el que más gente hubo y reclamo más mediático del festival. Empezó abusando de su sosete último disco, salvándose tal vez, Belice, consiguiendo aburrirme mortalmente (y creo que a cualquiera que no sea fan incondicional) y la cosa repuntó hacia el final con sus temas más bailables y bailados, como Club de Fans de John Boy, Me Amo y Algunas Plantas. Sinceramente, este registro último es el que mejor le sienta al grupo, que al final puso a todo el público a botar.

A continuación… El Columpio Asesino terminó de reventar el festival. El grupo del momento, discazo indiscutible bajo el brazo su “Diamantes” y su hit “Toro”, y un directo arrollador fueron sus señas de identidad, aunque también tuvo tiempo para su cover de Pixies, Vamos, para sus otros trabajos, Cenizas, o para colaborar con Deu de We Are Standard. Esta gente es muy buena y se encuentra en estado de gracia. Y hablando de WAS, precisamente ellos fueron los que cerraron, pero servidor necesitaba descansar un rato y cenar que era ya bien tarde, así que salvo decir que el final (otra vez) con On the Floor fue animadísimo y probablemente ideal para poner punto y final a los conciertos, poco más puedo decir.

Y de ahí a terminar de cerrar el festival de nuevo en la sala Orosco, aprovechando las últimas horas de un festival que se había hecho muy muy corto.

Como resumen o corolario, ha resultado una edición en la que a dios gracias el público ha respondido, (se hablan de 5000 personas en los conciertos del sábado nada más) y que esperamos que sirva para mantener un festival que repito una vez más, a niveles de disfrute y comodidad tiene poco que ver con la mayoría del panorama español actual, y al cual espero regresar una vez más a pesar de la pasada de kilómetros que tengo que hacer para ello. ¡Que viva el Ebrovisión!

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