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Estreno en directo del 3º de Cuello

Por Redacción EER 0

Septiembre. Querido y temido septiembre. Mes de volver al cole, al curro y de volver a prometerte dejar esos vicios estivales pagando la matrícula del gimnasio de tu barrio (a ver si esta vez se amortiza. Un mes de reencuentro con la rutina, pero también de reencuentros personales. Celebraciones espontáneas de compañeros y amigos derivadas desparrame gratuito en las que las anécdotas veraniegas y los quintos de cerveza vuelan y se tergiversan entre sí. A estas alturas ya llevaba unos cuantos acumulados, pero me faltaba experimentar un último encuentro para sentir que todo sigue su curso. Los buenos conciertos.

acapvlco
Acapvlco/Xus Arcas

Y es que no hay nada mejor que volver de vacaciones y que Valencia te reciba con una buena cita musical para paliar los síntomas pos-vacacionales. En el caso que nos ocupa, los anfitriones no podían ser mejores. Cuello y Acapvlco, las joyas de la corona. Los primeros eran los que montaban el sarao, presentando su tercer LP titulado Trae tu cara (Bcore/Mascarpone/Flexidiscos, 2015). Tal era el hype acumulado que todo lo acontecido esa semana fue un mero trámite para llegar vivo al viernes. Y parece que no era el único, dada la expectación momentos antes de que empezase Acapvlco.

El escenario de la 16 Toneladas lucía galas que no estamos acostumbrados a ver. En primera línea de tarima, una brillante y elegantísima batería Ludwig de los 70 dejaba a la vista una formación que jugaría un papel clave en el sonido y la contundencia de la actuación. La chavalada de Acapvlco fueron los primeros en hacerlo visible. Mientras estos se acomodaban y la gente se acercaba al escenario, Diego Escriche, cantante y guitarrista, anticipaba, acariciando las cuerdas de su Fender Jaguar, uno de los comienzos de concierto más potentes que he podido ver  últimamente. Un cocktail rítmico con aires setenteros y melodías alarmantes que parecía decir: “Sí, somos Acapvlco. Ojito con nosotros.” Y es que parece que por fin la atención del público valenciano (y nacional, si cabe) está empezando a reconocer el cumplimiento de una promesa que se forjó cuando se publicaron aquellos primeros temas en Soundcloud, cuando la banda aún era un trío y Hair, Drugs era el “hit” por excelencia. Dos años han pasado ya desde esos días, y tras incluir al guitarrista Andrés Sanabria (Mexican Moustache, Pop Suicidas), componer, ensayar y reinterpretar sus propias canciones y, sobre todo, hacer música (que de esto va la cosa), el joven conjunto valenciano parece que se ha encontrado a sí mismo y ha desarrollado un estilo en el que las ondas playeras y el grunge se diluyen para dejar paso a la psicodelia y a un sin fin de influencias, que van desde Pond a David Bowie, todo bajo un marco de honestidad y humildad que no ha cambiado en ningún momento de su trayectoria.

Esta honestidad de la que hablo pudo verse en The day The Internet went o Home Arrest, dos canciones que, cada una a su manera, cuentan historias reales, una basada en la frustración de tener un internet de mierda y la otra, de lo que se te pasa por la cabeza si te llega un día una carta de la policía a casa. El killer riff de la noche fue para Terminator, seguida de 1990, que marcaba el ecuador de su repertorio con uno de los momentos más “nirvaneros” de la velada, pero sin dejar de tener esa sensación de estar viajando en el Halcón Milenario a través de un mar de estrellas. Pero este viaje tuvo su punto de inflexión cuando tocaron una instrumental que, si has estado en un par de conciertos de Acapvlco, tiene que haberte llamado la atención. Cuando yo la escuché por primera vez, sentí como si durante un viaje de Peyote se plantaran dos chamanes abriendo una puerta y viniese Dios a susurrarte el sentido de las cosas al oído. Vamos, que se me cayeron las pelotas. Y para rematar, la enlazaron con Dead, uno de sus temas más crudos, grasientos y pesados. Let Loose y Space Mantra anunciaban el final de la actuación, pero no sin antes introducir Nothin’ to Do. Una canción que, a pesar de ya estar apartada de su setlist habitual, decidieron rescatar y reinterpretar en honor a Cuello y a la oportunidad que les fue dada en su día tocando en el pub Magazine con ellos, siendo su primer concierto. ¿Quién sabe el camino que hubiese llevado Acapvlco si Ubaldo no se hubiese fijado en ellos en su día? Lo único que es cierto a día de hoy es que a Emilio, Miguel, Andrés y Diego les queda aún mucho por recorrer y evolucionar. Y eso hace que, visto lo visto hasta ahora, se le ponga a uno los pelos de punta.

José Guerrero (Cuello)/Xus Arcas
José Guerrero (Cuello)/Xus Arcas

Una vez finiquitada la actuación, y sin excesiva demora, subieron los pesos pesados de la velada. Los autores de tres discos tan rompedores e inclasificables como dinámicos y adictivos. Cuello. Y es que, no en vano el grupo liderado por José Guerrero (Betunizer, Jupiter Lion) se ha ganado el respeto tanto de la crítica como del público nacional, traspasando las barreras de la agotable etiqueta underground y poniéndose en primera línea de batalla. Su actuación en la noche del viernes 18 fue un regalo mutuo entre espectadores y músicos, en la que el público disfrutó de muy buena gana de un grupo que ha visto crecer y del que se siente orgulloso, y el grupo sintió el calor de una masa que, cuando juegas fuera de casa, echas de menos (como el dia anterior en Barcelona) y de la que también ellos se sienten orgullosos. Los frenéticos acordes de Trae tu cara y decórala bien fueron el pistoletazo de salida, y de repente todo el hype acumulado acabó explotando al unísono con el primer golpe de bombo de Óscar Mezquita (Derrota, Zanussi), quien no paró en ningún momento de violar su batería a base de golpes, redobles y sudor. Una bestia parda digna de contemplar en directo en cualquiera de sus facetas musicales. Puré mental tricolor y Vístelo con tu éxito completaron la primera tanda de temas nuevos, coincidiendo con el orden del LP, y dejando paso a Estudiándote, una vuelta atrás a Mi brazo que te sobre (Bcore, 2013) que arrancó los primeros cánticos sobre ese “Te vistes, ¿para qué?” que invita a la soltura y la des-inhibición. Porque escuchar a Cuello conlleva tensión y liberación de fuerza interior, pero también dejarse llevar y sucumbir al balanceo pesado pero incomprensiblemente suave que temas como éste o el posterior Tren de poder inducen en el cuerpo. Puede que sea la fusión de las músicas melódicamente progresivas y la contundencia de una bola de hormigón, o simplemente puede que fuese la ebriedad que siempre hay latente en las grandes ocasiones. Me gusta pensar que las dos cosas.

San Balón y su entrada al más puro estilo Led Zeppelin, la demente y original línea de bajo de Nick Trampolino en Capando la Señal y o las melodías apocalípticamente épicas de Campeón siguieron marcando el ritmo y caldeando un ambiente que ya estaba en ebullición. Los pogos aumentaban en intensidad y el stagediving cada vez era más frecuente, haciendo sobrevolar a más de uno sobre nuestras cabezas. Y cuando parecía que Deseo de expansión iba a suponer el final, después de que el conjunto desapareciese del escenario, volvieron a salir triunfantes para “bisear” un poco y poner la guinda al pastel. Primero, Mosquetero débil cisne, que para mí, contiene una de las letras con el significado más encriptado que he oído nunca en castellano. De hecho, no me importaría tomarme un café algún día con José Guerrero para que me explique qué quería decir con esta canción. Pero mientras, no dejaré que la ignorancia me frene de disfrutar de la energía que desprende este tema. Y por último, Tu fuego de Luces, canción que cierra su aclamado Modo Eterno (BCore, 2014), a modo de conclusión de una velada que había dado mucho de sí, pero que aún tenía más que dar a la calaña de “liados sin causa” a la que pertenece un servidor. Dj Rosvil y Sexteen ejercieron de selectors para los que tales actuaciones habían dejado con un tembleque únicamente canalizable a través del baile y la consumición de más bebidas espirituosas. Y eso hicimos hasta cerrar la sala.

5 Uba y Óscar Mezquita (Cuello)
Uba y Óscar Mezquita (Cuello)/Xus Arcas

Una vez repasado todo lo visto, sentido y escuchado aquella noche, sólo me queda decir que el futuro de la escena valenciana está en muy buenas manos, con la escuela que se está creando. Acapvlco y Cuello representan dos generaciones muy diferentes, pero cuya unión en eventos de este calibre deja latente que seguirá habiendo calidad mientras se hagan las cosas como se tienen que hacer. Con amor al arte y a la música. Y tocando. Tocando mucho. Y si no, que se lo digan a Mascarpone.

Texto y fotografías por Xus Arcas.

Reportaje fotográfico completo en Flickr: https://www.flickr.com/photos/xus_arcas/albums/72157658520059279

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