“Nunca fue fácil. No siempre fue posible. Hoy vamos a hacer historia”. Nunca una introducción a un concierto fue tan premonitoria de lo que allí ocurriría. Y es que el pasado viernes el concierto de Berri Txarrak en Madrid si de algo se puede calificar es de histórico, llenando una sala como La Riviera y cerrando el círculo que abrieron hace casi dos años cuando arrancó la gira de Denbora Da Poligrafo Bakarra y visitaron la Joy Eslava.
Nunca fue fácil para los Berri y otras bandas cuyo mensaje se transmite a través del euskera pisar suelo madrileño, una ciudad gobernada durante años por una derecha censora que ha intentado silenciar todo rastro de lo que ellos entendieran que iba en contra de sus ideales. Por eso la importancia y lo significativo de cerrar con éxito esta gira, por eso los agradecimientos infinitos del grupo al público, “perdonad que no dejemos de sonreír aquí arriba” comentó Gorka. Pero antes de que todo esto pasara, tuvieron también su cuota de protagonismo dos bandas antagónicas en cuanto a su sonido: unos renacidos The Secret Society a los que apenas pudimos ver, y los cordobeses Viva Belgrado que volvían a la capital tan solo dos meses después de destrozar la Moby Dick. Cándido y compañía exprimieron concienzudamente los minutos de los que dispusieron sobre el escenario para volver a dejar constancia que lo suyo es imparable, y que si hay que destacar a una banda joven con proyección en nuestro país, ahí están ellos. Tanto sus ramalazos screamos como los postrockeros más paisajísticos enlazaron a la perfección en un público que a pesar de esperar a los de Lekumberri con ansia, supieron agradecer la pegada de los cordobeses.


Pero nos metemos en harina y diseccionamos las dos horas que Gorka, David y Galder se cascaron casi sin respiro. Un telón impedía la visibilidad del escenario, intuyendo un comienzo efectista de apertura del mismo con la música, pero nada más lejos de la realidad. El trío apareció en escena desprovisto de sus instrumentos para saludar y dar las gracias a las casi 2.000 almas que llenaron la sala. Un par de minutos de abrazos mutuos y listo para comenzar a repartir estopa. “Etsia” y “Ordaina” de su último álbum, Denbora Da Poligrafo Bakarra, sirvieron para comenzar a gritar las proclamas y levantar los puños. Con una lona en la que veíamos uno de los diseños de Joseba Elorza, aka MiraRuido, junto a una alambrada, con este atrezzo simple los Berri esquivaron cualquier tipo de adorno visual efectista que suele acompañar a las grandes bandas en grandes citas. Lo suyo era y es rock sin aditivos.
Saltando del presente al pasado, que si “Jaio.Musika.Hil”, “Izena, izana, ezina”, “Espero zaitzaket” o “FAQ”, consiguieron despertar a los pocos que aún no sabían que la fiesta ya había comenzado. Pocos momentos para tomar aire, demos las gracias a los temas más poperos de Denbora Da Poligrafo Bakarra, hubo de ahí al final. Un recorrido por más de veinte años de música, momentos más cercanos al metal, pasando por otros más cerca del punk rock, siempre con la honestidad por bandera y sus reivindicaciones, como la de reclamar la importancia de su lengua, motivo por el cual recordaron la figura del cantautor Mikel Laboa con una versión de su “Liluraren kontra”.
Mientras algunos bailaban con “Lemak, Aingurak”, que ya la firmarían muchos de los grupos indies nacionales, otros se desataban recordando la fuerza de “Zertarako amestu” y de “Maravillas”. El tiempo, que como bien afirma la banda es el único polígrafo, corría sin prisa pero sin pausa. Mientras algunos ya mostraban signos de cansancio, la banda se mostraba como la de unos jóvenes que acaban de empezar: llenos de entrega. Pero claro había que ir terminando y “Bigarren Eskuko Amets” sirvió como breve despedida para unos bises que arracanron con la fuerza de “Oreka”, tema en el que intercalaron con gracia partes del “Around the world” de Daft Punk y del “Kids” de MGMT. La mítica “Denak ez du balio”, en la que David hizo las veces de Tim McIlrath, y la brutalidad de “Oihu” terminaron por gastar las pocas fuerzas que quedaban para dejar en bandeja de plata el adiós con la melódica “Poligrafo Bakarra”.
¿Alguien podrá decir dentro de 10 años que esta noche no fue histórica?